El ‘estallido’ en la literatura

Este texto es la primera parte de "La dialéctica en suspenso. A tres años del «estallido social»", una de las presentaciones del libro "Reporte de una insurrección", de Evade Chile 2019, cuyo lanzamiento se realizará el domingo 23 de octubre, a partir de las 17:30 horas, en la Junta de Vecinos de Villa Olímpica (Santiago de Chile, comuna de Ñuñoa).

El ‘estallido’ en la literatura

Autor: Julio Cortés Morales

“Toda revuelta va a pérdida, que sin embargo asumimos con la felicidad de quien ha conquistado el último abrazo en la historia” (Rodrigo Karmy, Asalto).

“No hay documento de cultura que no sea a la vez un documento de barbarie. Y así como en sí mismo no está libre de barbarie, tampoco lo está el proceso de la transmisión por el que ha pasado de unas manos a otras. Por eso el materialista histórico se distancia de él tanto como le sea posible. Considera como tarea suya pasarle a la historia el cepillo a contrapelo” (Walter Benjamin, Sobre el concepto de historia).

Cuando estalló la insurrección de octubre en Chile nadie estaba muy preocupado de cómo etiquetar o clasificar lo que casi de inmediato demostró ser el acontecimiento histórico de nuestras vidas, a excepción de algunos columnistas y redactores de noticias que se preguntaban si la evasión masiva se ajustaba o no a las definiciones que ellos manejaban acerca de la “desobediencia civil”. Así, el mismo viernes 18 hacia las dos de la tarde una periodista de El Mercurio se preguntaba “¿Qué es ‘desobediencia civil’? El concepto de Thoreau al que algunos aluden por evasiones masivas en el Metro(1). Dos días antes el entonces diputado y actual Presidente, Gabriel Boric, decía por Twitter que “Todo acto de desobediencia civil es rechazado por quienes no quieren que las cosas cambien. La evasión masiva no se soluciona reprimiendo sino enfrentando el problema de fondo: el alto costo de la vida, bajos salarios para la mayoría de chilenos y chilenas, y la desigualdad”(2). El 26 de octubre el tema fue analizado por Paula Luengo en Ciper(3), y un día después desde El Mostrador el pionero del socialismo renovado, Gonzalo Martner, nos enseñaba que “La desobediencia civil es necesaria”(4).

La suspensión o interrupción del tiempo histórico que se produce en cada revuelta de estas magnitudes hacía bastante innecesario, e incluso inútil, gastar energías en esos ejercicios clasificatorios, cuando lo que había que decidir cada día y a cada instante era dónde y cómo tomar las calles, desafiando entre todos la acción de tanques militares, blindados policiales, y la tormenta de gases lacrimógenos y perdigones que se lanzaban contra el cuerpo colectivo que se arrojaba “sin miedo” a  conquistar terreno en todas las ciudades, y que era castigado por eso mediante una estrategia de agresiones y mutilación masiva.

Tres años después, cuando la nueva normalidad se impuso y nuestros propios recuerdos a veces se debilitan o parecen fallarnos, todavía muchos nos preguntamos qué fue exactamente lo que pasó. Es más, en las librerías hay estanterías especializadas en libros sobre el “estallido social”, desde muy distintas posiciones y puntos de vista, casi todas ellas totalmente ajenas a lo que fue el cuerpo mismo que se desplegó y accionó produciendo la revuelta.

Sería interesante hacer un listado detallado de este tipo de producción literaria, y audiovisual (pues también hay varios libros y trabajos sobre la gráfica, los mensajes y las “performances” que se realizaron durante esas jornadas revolucionarias, que por supuesto implicaban toda una revolución estética).

En un extremo tenemos muchos libros que se han promovido y distribuido como best sellers, con las reflexiones vertidas al papel de destacados intelectuales orgánicos del partido del orden, como el abogado mercuriano Carlos Peña(5), el sociólogo del exitoso programa “La cosa nostra”, Alberto Mayol (hijo del periodista Manfredo, colaborador de la dictadura y miembro fundador de la UDI)(6), el columnista de La Tercera y periodista, Daniel Matamala(7), el convencional constituyente “socialista” Jorge Baradit(8) -fan del escritor nacionalsocialista Miguel Serrano– o el filósofo “telúrico” Héctor Herrera(9).

Poco más abajo nos encontramos la obra de figuras menores o más recientes del espectáculo local, como las producciones de la filósofa porteña Lucy Oporto(10), del arquitecto y urbanista -un crimen por partida doble- Iván Poduje (hijo de Miguel Ángel, ministro de la dictadura)(11) y las abundantes deposiciones de la inefable dupla de estudiosos de la sociedad Mansuy & Ortúzar(12). Todos estos libros han tenido tanta exposición y son tan famosos que casi no merecen una referencia más detallada.

Además, existen múltiples trabajos de un sinfín de opinólogos, periodistas policiales y periodistas/policías, pero también de varios especialistas desde disciplinas como la Filosofía(13), la Sociología(14), la Historia(15) y la Antropología(16), además del Derecho y las Ciencias Políticas, y unos pocos trabajos que se abordan desde una perspectiva interdisciplinaria, entre los que cabe destacar Hilos tensados. Para leer el Octubre chileno, editado por Kathya Araujo(17), el especial Revueltas en Chile de Revista Pléyade(18), el volumen colectivo en sobre Violencias y contraviolencias. Vivencias y reflexiones sobre la revuelta de octubre en Chile, coordinado por Raúl Zarzuri(19) o Contribuciones en torno a la revuelta popular (Chile 2019-2020), compilado por Ignacio Abarca(20). Le Monde Diplomatique publicó en julio del 2022 el libro Insurrección Popular; Convención Constitucional y triunfo de Gabriel Boric. Un análisis social, histórico, político y económico a Chile (2019-2022), editado por Nicol A. Barría-Asenjo, con textos de diversos autores, incluyendo a Slavoj Zizek(21).

También existen numerosos informes desde el punto de vista de las masivas violaciones de derechos humanos que se produjeron en ese período(22), y trabajos que se centran en desnudar ciertos aspectos del trabajo del aparato represivo durante el estallido, como el libro Los intramarchas de Josefa Barraza(23), sobre la labor de los agentes encubiertos e infiltrados de Carabineros.

En cuanto a libros que analizan el estallido chileno y la revuelta como acontecimiento, desde una posición crítica radical, destacaría los de Rodrigo Karmy, El porvenir se hereda. Fragmentos de un Chile sublevado(24) e Intifada. Una topología de la imaginación popular(25),  y el de Sergio Villalobos-Ruminott titulado Asedios al fascismo. Del gobierno neoliberal a la revuelta popular(26).

Mención especial merecen artefactos literarios abiertamente reaccionarios como el libro Nuestro octubre rojo. Orígenes de un estallido social (Varios Autores)(27) o el voluminoso dossier La insurrección chilena desde la mirada de la Fundación Jaime Guzmán, editada a seis meses del estallido. Pocos meses después la misma Fundación publicó unas Aproximaciones al anarquismo y su aplicación en el escenario chileno, donde quedaba claro que sacaban sus propias lecciones del acontecimiento Octubre cuando hacían notar que “…el escenario político chileno es mucho más complejo de lo que se observa en la escena institucional. Por eso, no se debe analizar solo lo que sucede en la política formal o partidaria (de tipo vertical). Pues, en las bases sociales se han erigido una gran cantidad de agrupaciones que hacen política desde una perspectiva horizontal. Ejemplo de ello son aquellos que se organizan bajo el modelo de asambleas, sin jerarquías ni líderes”(28).

Otros artefactos se han dedicado a documentar los afiches, stencils, murales y la impresionante proliferación de consignas y mensajes en las paredes durante la revuelta, desde los más mercantilizados libros con fotos a todo color, partiendo por Hasta que valga la pena vivir(29) de Echeverría, Rebolledo y Tótoro o el libro Alienígenas. El estallido social en los muros, coordinado por Julio Pasten y Darío Quiroga (socio de Alberto Mayol y Mirko Macari en “La Cosa Nostra”), que incluye fotos de 200 consignas escritas en un cierto perímetro del epicentro de la revuelta en Santiago, más comentarios de una fina selección de socialdemócratas(30), a impresiones mucho más artesanales y al alcance del bolsillo popular/proletario, centradas también en el registro de los textos y gráficas hallados en los muros. Entre esos dos extremos podemos destacar el libro Rabia dulce de furiosos corazones. Símbolos, íconos, rayados y otros elementos de la revuelta chilena(31) y Hablan los muros. Grafitis de la rebelión social de octubre del 2019, de Raúl Molina(32). Este último explica al inicio del libro que cuando vio las murallas el lunes 21 de octubre, tras tres días de revuelta, recordó mayo del 68 y entendió la urgencia de colectar las frases escritas, pues “representan el sentir de la gente y entregan las claves para comprender la rebelión social que ha eclosionado”.

En efecto, apenas se veían las paredes en esos días resaltaba este aspecto “gráfico” de la revuelta chilena, que rememoraba a la francesa de mayo/junio del 68, que por lo que recuerdo de los años ochenta se conocía más por los libros de “frases” que por algún relato o análisis más directo del acontecimiento desencadenado en la primavera de ese agitado año. Uno de los soportes más interesantes que sobre este aspecto de la revuelta se crearon y aún existe, es www.laciudadcomotexto.cl, un proyecto de Carola Ureta donde es posible recorrer los muros de la Alameda Bernardo O´Higgins durante los 2,4 kilómetros que separan la Plaza de la Dignidad del palacio de La Moneda -bombardeado desde aviones Hawker Hunter en 1973 y posteriormente reconstruido como una réplica exacta-, tal como fueron registrados durante el día 36 de la revuelta.

En el otro extremo de la actividad literaria, tenemos los numerosos periódicos, libros y folletos autoeditados en cantidades más bien modestas por pequeñas iniciativas editoriales del medio autogestionado y subterráneo, que contra viento y marea logran mantener un cierto nivel de presencia en las calles, posibilitando así un mínimo de circulación de ideas, materiales y proyectos antagonistas. Es decir, la “literatura subversiva” que es aludida como delito en el artículo 4 de la Ley de Seguridad del Estado, que en su letra f) sanciona a “Los que propaguen o fomenten, de palabra o por escrito o por cualquier otro medio, doctrinas que tiendan a destruir o alterar por la violencia el orden social o la forma republicana y democrática de Gobierno”, actividad que en su momento fuera calificada como “editorialismo combativo” por parte de un director de la Agencia Nacional de Inteligencia que disertaba sobre “anarquismo insurreccionalista” ante una comisión de diputados de la República(33).

En especial recuerdo que, a escasas dos semanas desde el inicio de la insurrección, se repartió masivamente durante un concurrido y algo accidentado concierto punk al aire libre en el Parque de los Reyes un ejemplar de El sol ácrata, en que se incluían relatos en primera persona de cómo se inició la revuelta en distintas ciudades: Calama, La Serena, Punta Arenas, Concepción y Santiago(34). Al leer en detalle este número especial de El sol ácrata era notoria la evidente diferencia cualitativa entre la experiencia de acceder a estos materiales generados al calor de la revuelta misma y la del resto de la literatura especializada a que sabía que en pocas semanas, meses y años iba a proliferar. 

Lo mismo sentí al toparme después con materiales impresos en que otros sectores del “Bloque Negro” -el sector difuso y minoritario pero omnipresente que había apostado desde siempre por la “insurrección generalizada” o “revuelta permanente”- habían agrupado diversos escritos, análisis e intervenciones, como es el caso de la llamada corriente comunista radical en el libro Marx y Bakunin están de vuelta(35) y del anarquismo insurreccionalista/informal en La catástrofe es que todo siga igual(36). Cabe destacar también el texto Tiempos mejores. Tesis provisionales sobre la revuelta de octubre de 2019, difundido ya a mediados de noviembre por el Círculo de Comunistas Esotéricos(37), y los diversos panfletos, comunicados y cartas difundidos en terreno por Evade Chile, los autores de este Reporte. Mal que mal, a ninguno de estos grupos el estallido los tomó totalmente por sorpresa, pues lo venían anunciando y anticipando desde hace mucho tiempo(38), aunque como ellos mismos han declarado, no por haber tenido todas esas intuiciones y deseos de revuelta estaban preparados para experimentar algo de la magnitud que tuvo ese inolvidable mes de octubre. 

Esa misma diferencia cualitativa entre los materiales sobre la revuelta y los que surgieron desde ella misma, considerando las densas capas de olvido y mistificación que a lo largo de tres años se han ido vertiendo sobre lo que en realidad pasó en esas irrepetibles semanas y meses de la primavera 2019, es lo que hace tan valioso este “Reporte” que tienes en tus manos, que funciona como una especie de Almanaque o Diario de la revuelta chilena, posible de ser abordado en orden o al azar, cada vez que sientas que quieres y puedes sumergirte de nuevo en la experiencia de esos días de revuelta en que nadie estaba solo porque todos nos podíamos fundir colectivamente en ese momento en que “la imaginación popular inunda las calles, rebalsa los cuerpos, lazos inéditos nutren de erotismo y se inventan nuevas prácticas que abren otros e improvisados caminos”(39).

Mediante esta inmersión profunda en la experiencia día a día de esos meses de insurrección, este Reporte nos invita a refrescar y ordenar nuestras propias vivencias para así desarrollar nuestros propios análisis individuales y colectivos sobre los “Resultados y perspectivas” de todo este largo proceso, tal como el título que se le dio a los balances que algunos revolucionarios del siglo XX hacían sobre los episodios más álgidos de la lucha de clases -como Trotsky después de la revolución rusa de 1905(40)-, y cuya elaboración como ejercicio de balance colectivo constituye la única manera de mantenerse a flote sin perder la brújula en la actual marea contrarrevolucionaria local y global. Dos buenos intentos de balance han sido Un largo octubre. Notas y apuntes sobre lo que abre y cierra octubre de 2019 en Chile, editado en octubre de 2020 por el Círculo de Comunistas Esotéricos(41), y Revuelta en la región chilena: un balance histórico-crítico de Pablo Jiménez C.(42)

Para presentar este valioso libro, documento de cultura y de barbarie, señalaré algunas cosas que su lectura me hizo evocar, compartiendo entremedio de la avalancha de recuerdos algunas reflexiones individuales y colectivas sobre el proceso mismo y sus efectos hasta ahora. Creo que con eso soy fiel al espíritu de “haga su propio reporte” que destilan estas páginas, en la búsqueda de mantener una memoria colectiva del acontecimiento Octubre, que nos sirva como antídoto para los intentos de recuperación/neutralización de la memoria, y para darnos fuerza en las luchas que vienen.

Por Julio Cortés Morales

NOTAS:

[1] https://www.emol.com/noticias/Nacional/2019/10/18/964802/Desobediencia-civil-evasion-Metro.html

[2] https://twitter.com/gabrielboric/status/1184635220403933184?lang=es

[3] https://www.ciperchile.cl/2019/10/26/cabros-esto-no-prendio-protestas-estudiantiles-desobediencia-civil-y-estallido-social-en-chile/

[4] https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/columnas/2019/10/27/la-desobediencia-civil-es-necesaria/

[5] Pensar el malestar. La crisis de octubre y la cuestión constitucional.

[6] Big Bang. Estallido social 2019.

[7] La ciudad de la furia.

[8] Rebelión.

[9] Octubre en Chile: Acontecimiento y comprensión política: hacia un republicanismo popular.

[10] He aquí el lugar en que debes armarte de fortaleza (Agotado).

[11] Siete Kabezas. Crónica urbana del estallido social (Agotado).

[12] Del primero podemos citar la reedición de Nos fuimos quedando en silencio, y del segundo El estallido chileno El precio de la noche. Diálogo imaginario sobre la tiranía.

[13] Evadir. La filosofía piensa la revuelta de octubre de 2019, Libros del Amanecer, 2020. Este volumen editado por Cristóbal Balbontín reúne los trabajos de 57 filósofos y académicos de universidades chilenas.

[14] La Revista de Sociología de la Universidad de Chile dedicó su Vol. 35 Núm. 1 (2020) al Dossier: Teoría política para una época de incertidumbre.

[15] Por ejemplo: Varios Autores, Chile Despertó. Lecturas desde la Historia del estallido social en Chile, Universidad de Chile, 2019.

[16] https://www.uc.cl/noticias/antropologia-lanza-sitio-con-cartografias-de-las-crisis/

[17] USACH, 2019. Este volumen reúne los trabajos de 21 expertos en diversas ciencias sociales.

[18] Pléyade. Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad de Chile, 2020.

[19] LOM, 2022.

[20] Kurü Trewa, 2020.

[21] Se puede descargar acá: https://www.lemondediplomatique.cl/lea-o-descargue-gratis-el-libro-insurreccio%CC%81n-popular-convencio%CC%81n.html

[22] Destacan los informes del Instituto Nacional de Derechos Humanos, Human Rights Watch, Amnistía Internacional, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos.

[23] LOM, 2022.

[24] Sangría, 2020. Publicado en inglés por Errant Bodies Press, 2022, en traducción de Sebastián Jatz Rawicz.

[25] Metales Pesados, 2021.

[26] DobleA, 2021.

[27] El Líbero, 2020.

[28] FJG, Ideas & Propuestas N° 302, 29 de julio de 2020. Disponible en: https://www.fjguzman.cl/wp-content/uploads/2020/07/IP_302_anarquismo.pdf

[29] Publicado por Ceibo en diciembre de 2019, justo a tiempo para ser usado como regalo de Navidad, y rápidamente pirateado y distribuido en la cuneta.

[30] Editorial Ocho libros, 2021, que lo promociona como: “Bello libro de gran formato, con más de 200 fotografías de los rayados callejeros del Estallido Social, y un profundo análisis social y del discurso detrás de la narrativa de esta época a cargo de Darío Quiroga y Julio Pasten. Incluye textos breves a cargo de 16 autores para ampliar esta suerte de polifonía de miradas respecto a la intensidad del 18 de octubre”.

[31] Tempestades, 2020.

[32] LOM 2020. Los tres libros de LOM que hemos referido forman parte de la Colección 18 Oct, que ya lleva 15 títulos.

[33] Ver los extractos de la declaración de Gonzalo Yusseff ante la comisión especial investigadora del “Caso Bombas”, en la sección “Contracriminalística y chanchología aplicada” de Revolución hasta el fin N° 0, año 1, 2014, págs. 15-20. Disponible en: https://www.yumpu.com/es/document/view/24445650/revolucion-hasta-el-fin-01-

[34] El sol ácrata, Año VIII/Segunda época/N°5/ octubre de 2019, 1000 copias de circulación gratuita. Disponible en: https://periodicoelsolacrata.files.wordpress.com/2019/10/el-sol-acc81crata-octubre-revuelta-de-2019.pdf

[35] Pensamiento y Batalla/Vamos hacia la vida, 2021.

[36] Memoria Negra, 2021.

[37] Incluido en Marx y Bakunin están de vuelta.

[38] Ver a modo de ejemplo dos textos publicados meses antes del estallido por Comunidad de Luchahttps://lapeste.org/2018/04/saltar-el-torniquete-de-la-no-vida/ y https://comunidaddelucha.noblogs.org/post/2019/06/19/sobre-la-rebelion-estudiantil-y-la-revolucion-social-que-se-avecina/

[39] Rodrigo Karmy, “Momento destituyente”, El Desconcierto, 26 de octubre de 2019. Incluido en El porvenir se hereda: fragmentos de un Chile sublevado (Sangría, 2019).

[40] Toda historia merece ser contada: El volumen 1 de León Trotsky, 1905-Resultados y perspectivas, fue publicado en Chile durante los mil días de la Unidad Popular como segunda parte de la Colección Épocas Revolucionarias de una “Biblioteca de Educación Política”, cuya primera entrega fue un texto de Lenin sobre 1905. La tercera entrega de la Colección, que iba a ser el vol. 2 de los “Resultados y perspectiva”, no alcanzó a materializarse, pues antes sobrevino el golpe militar de septiembre de 1973.

[41] https://comunistasesotericos.noblogs.org/files/2020/10/Un-largo-octubre.pdf

[42] Relave ediciones, 2022. Disponible en: https://necplusultra.noblogs.org/post/2022/04/19/revuelta-en-la-region-chilena-un-balance-historico-critico/

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Publicada originalmente el 21 de octubre de 2022 en Delirio Místico.


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