Por Ricardo Y. Fuentes
Asimismo, en cierto sector del mundo académico es habitual actualmente ver publicaciones sobre Marx y el marxismo, y los debates, charlas, conferencias y demás actividades sobre el tema, hoy en día inundan las redes sociales; lo cual es sustancial por el momento en el que nos encontramos como sociedad. Sin embargo, considero que existe un pensador que aportó teórica y políticamente al marxismo y a su difusión sobre el mundo, y que no ha sido retomado (y reivindicado) y contiene en su fundamento político una potente teoría revolucionaria para nuestros días, ese, sin duda, es Mao Tse Tung.
¿A qué se debe este abandono o no reconocimiento del pensamiento de Mao? ¿Qué acaso el maoísmo no logró constituir una teoría articulada y con un anclaje intelectual lo suficiente para ser considerado en el debate actual? ¿Hay detrás un eurocentrismo de las ideas? O bien, ¿Todas sus posturas han quedado rebasadas por el momento histórico que vivimos?
En el presente ensayo pretendemos responder, a vuelo de pájaro, estos cuestionamientos y, principalmente, buscamos recuperar algunas de las ideas del maoísmo que, según nuestra perspectiva, nos brindan cuantiosos aportes para comprender la realidad actual y, no sólo eso, sino también fungen como una valiosa praxis política.
I.- ¿QUÉ ES EL MAOÍSMO?
Sin pretender caer en reduccionismos, el maoísmo es la teoría política e ideológica que se edificó a partir de la experiencia revolucionaría en China y de su líder: Mao Tse Tung. No obstante, no se le llamó así sino hasta los años sesenta, pues Mao, modestamente, jamás pensó que sus ideas fueran más allá de lo que ya había estipulado Marx, Lenin e inclusive Stalin (sí, Mao era un estalinista como la mayoría de los comunistas durante la primera mitad del siglo XX). Por lo tanto, a grandes rasgos, el maoísmo es una vertiente del llamado marxismo-leninismo, una corriente más del comunismo de matriz marxista.
¿Y cómo fue que surgió? Después del triunfo de la revolución y de la proclamación de la República Popular China en 1949, la figura de Mao Tse Tung comenzaría a ser mundialmente reconocida. Durante los años cincuenta la experiencia asiática se extendió por todo el orbe y para los años sesenta, con el advenimiento de la llamada “Nueva Izquierda” y como consecuencia de la pugna entre la URSS y China después de 1956 y el famosos XX Congreso del PCUS, Mao y sus planteamientos políticos comenzaron a ser mayormente tomados en cuenta.
Después de 1964, aproximadamente, se comenzó a hablar de maoísmo como ideología independiente; aunque, vale decirlo, en un principio se utilizaba de manera peyorativa y sobre todo en Occidente para referirse a aquellos que compartían el posicionamiento de los chinos. Curiosamente en China tampoco se mencionaba la palabra “maoísmo”, y en su lugar se utilizaba el término “Pensamiento Mao Tse Tung” para hacer referencia al corpus teórico diseñado por Mao. Sin embargo, conforme avanzó la década del sesenta y, principalmente por el auge que las ideas de Mao tuvieron en lugares como Francia (y en general en todo el planeta), el concepto de maoísmo adquirió mayor fuerza. Para los años setenta ya era común hablar de maoísta como epíteto de todo aquel que asumiera la guía política e ideológica de China.
Dicho todo lo anterior, ¿por qué las ideas de Mao tuvieron mucha influencia? Primeramente, creo que su éxito a nivel mundial se debió a la épica de la experiencia revolucionaria que experimentó el pueblo chino. Proclamar el triunfo de una revolución social después de una terrible guerra de varias décadas, y un lugar donde la mayor parte de su población eran campesinos pobres, sin duda ayudó a ver su usanza como un hilo de esperanza a nivel internacional.
Asimismo, el contexto de los años sesenta avivó la proyección del maoísmo. La crisis que experimentaba el “socialismo real” vinculada a la emergencia de la “nueva izquierda”, así como el crecimiento exponencial de la juventud y el arropamiento de la contracultura, entre otras cosas, ayudó a la adopción del maoísmo. Y sumado, a su vez, al plano político en donde aparecieron el fortalecimiento de Cuba comunista (emanada de una revolución) y la guerra de resistencia en Vietnam; fueron todos acontecimientos que en yuxtaposición tejieron los hilos para que las ideas de Mao tuvieran fuerza en muchas regiones del mundo (México no fue la excepción…). Así, el maoísmo apareció (y se consagró) como una alternativa política y como una teoría que buscaba cambiar la realidad bajo un lente marxista-leninista.
II.- UNA DISECCIÓN (NECESARIA) DEL MAOÍSMO
Desde hace años se ha extendido la idea de que el pensamiento maoísta era un conjunto de ideas sustentadas casi exclusivamente en la lucha armada. Esta interpretación ha difundido que el principal aporte de Mao resultó en la táctica guerrillera basada en las tesis de la Guerra Popular Prolongada (GPP) y desde la organización de Bases de Apoyo de origen campesino. Es decir, se ha reducido el aporte de Mao Tse Tung a su idea de construir y organizar un ejército de campesinos. El maoísmo, para muchos, no es más que un pensamiento militarista. Aquí, nos encontramos con una de las razones por las cuales, considero, actualmente no se retoma el pensamiento maoísta como debiese. Al ser muchos los que consideran que Mao sólo escribió por y para la lucha armada, se estima que en un mundo como el actual donde las guerrillas y la insurrección popular quedaron atrás no tiene caso releer sus escritos y actuar con base en lo que Mao propuso. Empero, hay una apreciación equivocada en ese análisis.
Sin duda Mao aportó sustancialmente en el campo de la teoría militar para un proceso revolucionario, y sus escritos sobre la GPP son ineludibles para comprender la manera en cómo el Partido Comunista de China logró llegar al poder. No obstante, reducir el pensamiento maoísta a una visión netamente militar es un error y no se está siendo justo con la complejidad que comprende al maoísmo. Veamos porqué…
El pensamiento de Mao Tse Tung, desde mi punto de vista, debe entendersecomo un corpus teórico que se desarrolló a partir de diversos momentos históricos. Mao escribía y planteaba sus ideas basándose en las necesidades que la experiencia política en determinado momento se lo pedía. En este sentido, Mao fue un personaje que pensó y construyó una teoría revolucionaria en el transcurso de la revolución misma. Mao, como nadie, llevó a la práctica la máxima de analizar lo concreto de la realidad concreta.
Sin embargo, como mencioné líneas atrás, es una teoría que hay que entender a partir de ciertos momentos históricos. Por ejemplo, la manera que yo veo más factible para entender estos momentos de los que hablo, la podemos observar en la reunión de sus escritos publicados bajo el nombre de: Obras Escogidas de Mao Tse Tung en cuatro tomos (realmente hay cinco pero quiero centrarme en los primeros cuatro). Cada iomo contiene textos seleccionados de determinada época de la experiencia de Mao dentro de la revolución.
En el Tomo I vemos textos que temporalmente van de 1926 hasta 1937. En este Tomo encontramos pasajes clave y sumamente discutidos. Aquí Mao abordó el tema de las clases sociales, se preguntó por las diversas clases que había en su país, analizó el mundo rural y estudió a fondo al campesinado de China. Asimismo, fue el momento cuando aparecieron los primeros escritos militares en donde se preguntó cómo debía ser la guerra revolucionaria en China, y finalmente se interesó por temas filosóficos y reflexionó potentemente sobre la contradicción, la práctica y, en términos generales, sobre la dialéctica. Entonces, hay un primer Mao interesado por comprender plenamente su realidad nacional. Quizá este sea el Mao más debatido por el lado intelectual debido a sus aportes filosóficos.
En el Tomo II, en donde hay textos de 1937 hasta 1941, abundan los temas militares y fue en donde con mayor fuerza Mao escribió y reflexionó sobre la GPP. Ahora, este enérgico interés por la guerra no fue gratuito, fue el resultado del contexto político que se vivía en China, ya que en 1937 fue invadida por fuerzas del totalitarismo japonés. Fue el periodo de la “guerra de resistencia contra el Japón”. Dicho esto, estamos ante un segundo momento en donde Mao analizó lo que acontecía en su nación y sus reflexiones giraron en torno a cómo librar una guerra y salir victoriosos de ella (Aunque también fue en dicho periodo cuando escribió sobre la llamada “Nueva Democracia”). Este es el Mao que más se conoce, al que más “voltean a ver” y del que más se habla.
Para el Tomo III, desde mi punto de vista, el análisis de Mao adquirió un nuevo giro que determinó su forma de hacer política. Ese Tomo contiene textos que abarcan temporalmente de 1941 a 1945. Fue el momento cuando la guerra con Japón adquirió un nuevo rumbo (la Segunda Guerra Mundial estaba en curso y los japoneses se mantenían en batalla con los estadounidenses en el Pacífico) y eso sirvió para reflexionar sobre lo que el Partido Comunista Chino había hecho hasta ese momento y sobre el cauce de la guerra. En este periodo Mao inició la “campaña de rectificación” en donde criticó las formas de hacer política que habían llevado a cabo. Son varios los textos clave: Reformemos nuestro estudio, Rectifiquemos el estilo de trabajo en el partido, Contra el estilo de cliché del partido, Algunas cuestiones sobre los métodos de dirección, Servir al pueblo, Organicémonos, etc. Fueron escritos que reformaron la praxis política de los comunistas chinos y constituyeron la base de lo que después mundialmente se conoció como: “Línea de Masas”. Aquí tenemos al Mao del que menos se habla y que no muchos conocen (o entienden).
Y por último, en el Tomo IV, que contiene escritos que van de 1945 hasta 1949, los años de la “tercera guerra civil” y el triunfo de la revolución. En este último Tomo pienso que es la selección que contiene textos más diversos y de prácticamente todos los temas mencionados. Contiene trabajos tanto sobre la “campaña de rectificación”, como también escritos sobre la guerra y análisis de la burguesía, entre otros temas; además de discursos y declaraciones. Es un compendio con diversos tópicos.
Llegados a este punto, podemos decir que la riqueza del pensamiento de Mao Tse Tung es amplia. Mao escribió sobre muchos temas y en diversos momentos. No se hace justicia a su labor intelectual reduciendo su aporte únicamente a su obra militar, a sus escritos sobre la guerrilla. Además, asumiendo que efectivamente en la actualidad la cuestión de la lucha armada es imposible por variados motivos, entonces, qué Mao leer y debatir en la época actual. Esa es la pregunta que intentaré contestar en el siguiente apartado.
III.- ¿QUÉ MAO PARA EL SIGLO XXI?
Hay un tema en particular que atraviesa toda la obra de Mao, desde sus escritos que fueron recopilados en el Tomo I de sus Obras Escogidas… , hasta los textos que siguió escribiendo en los años cincuenta y sesenta (que fueron publicados en 1976 como el Tomo V), ese tema es, desde mi punto de vista: los procesos de aprendizaje en la formación política. Mao siempre se interesó poderosamente, tanto en el proceso revolucionario como en la revolución hecha gobierno, por los procesos de enseñanza/aprendizaje que potenciarían la reflexión crítica de las personas. Su visión dialéctica le dio a Mao la capacidad de darse cuenta de que una transformación social era imposible sin la construcción de nuevos sujetos sociales. Con esto, quiero sostener que en el maoísmo existe una potente pedagogía política que vale la pena retomar para nuestros días.
Ahora bien, esta pedagogía política que podemos ver en el maoísmo tiene particularidades que la hacen una teoría interesante. Para comenzar, Mao Tse Tung apuntaba hacía una pedagogía que se conseguía en vinculación directa con las masas populares. Una revolución social, para Mao, era impensable sin el apoyo popular. Lo cual puede resultar obvio, y desde Marx ya se había mencionado, no obstante, el aporte del maoísmo está en las formas, en cómo llegar a las masas. Veámoslo.
En 1942, Mao va a escribir un texto titulado: Contra el estilo de cliché del partido, en donde criticó tenazmente los errores que el PCCh había cometido desde su fundación. Por ejemplo, Mao criticó la forma en cómo algunos miembros del partido escribían su propaganda con la intención de concientizar a la población, sin embargo, consideraba que lo hacían erróneamente: “Algunos camaradas –escribió– gustan de escribir artículos largos pero sin sustancia (…) No hay más que una explicación: están decididos a impedir que las masas los lean.” [1] Frente a esto, Mao recomendaba: “(…) debemos estudiar la manera de escribir artículos breves y sustanciosos.” Es decir, escritos de pocas páginas con frases cortas y asequibles para la población en general. Más adelante en el mismo texto Mao dijo lo siguiente:
Si los comunistas desean realmente hacer propaganda, deben tener en cuenta a quién se dirigen, quién va a leer sus artículos y manuscritos o a escuchar sus discursos y charlas; si actúan de otro modo, es como si hubieran decidido impedir que la gente los leyera o los escuchara. Con frecuencia, muchos se imaginan que lo que han escrito y dicho es fácil de comprender; sin embargo, la realidad es completamente distinta. Si sus artículos y discursos están en estilo de cliché del Partido, ¿cómo los va a entender la gente?[2]
Como el educador que siempre fue, Mao trató de explicar en palabras sencillas la manera cómo se debe conseguir el apoyo popular y cómo debe de actuar un militante en concordancia con los sectores sociales donde pretende construir lazos de solidaridad y apoyo. Las revoluciones las hacen las masas, de ahí la importancia de compenetrarse con ellas.
En este mismo tenor, en 1943 Mao escribió otro texto fundamental, llamado: Algunas cuestiones sobre los métodos de dirección, en donde dejó claro los aspectos que un militante y, sobre todo, un dirigente político, debe tener en cuenta para convertirse en un orientador de las masas. En dicho escrito Mao Tse Tung mencionó que en todo trabajo político hay que partir de lo general a lo particular y viceversa. De la organización a gran escala a la participación directa con las masas, y desde las masas partir hacia la revolución: “Un grupo dirigente verdaderamente unido y vinculado con las masas [nos dirá], sólo puede formarse gradualmente en medio de la lucha de las masas, y no al margen de ella.”[3]
Por lo tanto, la idea central versaba en que habría que compenetrarse en todos los sentidos con los sectores populares, entender la realidad de las masas, conocer sus necesidades. “Para mantenernos vinculados con las masas [escribió Mao] debemos actuar de acuerdo con sus necesidades y deseos.”[4] De esta forma, conociendo la realidad de las masas (y sus necesidades), resultaba más factible avanzar a partir de un proceso dialéctico de organización y formación de nuevos sujetos sociales. Eran ejercicios de politización para alcanzar la liberación.
El periodista estadounidense Edgar Snow, quien entrevistó a Mao Tse-Tung en varias ocasiones, mencionó que al líder de la Revolución China nunca le agradaron realmente los calificativos de “comandante supremo” o “gran timonel”, y que el único mote con el que se sentía identificado era el de: “Maestro”.[5] Esto no es un dato menor, y resulta interesante porque Mao siempre pensó en términos de un educador.[6] Por ello, no es casual que en muchos pasajes dentro de los escritos de Mao, el papel de la educación (o formación) haya sido preponderante. De ahí que es muy común ver en diversos textos de él, la utilización de un lenguaje pedagógico.[7]
Por otro lado, y siguiendo con esta línea pedagógica dentro de la teoría maoísta, tampoco es gratuito que varios de los escritos más populares de Mao, tales como: Servir al pueblo, En memoria de Norman Bethune, El Viejo Tonto que removió las montañas, o las famosas Citas del Presidente, sean textos con un lenguaje bastante accesible, de fácil entendimiento y utilizando en gran parte metáforas como apoyo literario. La riqueza del maoísmo está en su simpleza para ser estudiado.
Asimismo, también es identificable a lo largo de la obra de Mao la utilización de frases o conceptos del conocimiento popular de China, por ejemplo: “Todos los reaccionarios son tigres de papel” como título de un escrito, o la frase que podemos identificar en el fragmento de otro escrito donde nos dice: “No se puede tratar con rudeza enfermedades ideológicas o políticas; hay que adoptar el único método correcto y eficaz: ́tratar la enfermedad para salvar al paciente ́.”[8] Mao Tse Tung fue un pedagogo popular en el sentido estricto del término, y quizá haya sido el que más éxito consiguió. Logró sintetizar, como muy pocos, la teoría con la práctica. En otras palabras, Mao estaba enseñando cómo hacer una revolución. A grandes rasgos, esto es la “Línea de Masas” del maoísmo.
Con lo dicho hasta aquí, no quiere decir que toda la otra obra de Mao Tse Tung no sea importante, finalmente es un cuerpo teórico que se entrelaza y complementa en conjunto. Aun así, como mencioné en párrafos anteriores, hay un tema en particular que atraviesa toda la obra de Mao y ese tema es la importancia de los procesos de aprendizaje, inclusive en sus mismos textos militares lo podemos apreciar, pues si los leemos con atención nos daremos cuenta de que la intención de fondo de esos escritos es explicarle al lector, de la forma más sencilla, una metodología revolucionaria.
Sin embargo, sería un error creer que entonces el maoísmo funciona como un manual; es, más bien, una pedagogía popular que te invita a analizar la realidad nacional donde te ubiques y actuar en ella. Ahí está su aporte sustancial. Lamentablemente en la historia hay ejemplos de grupos u organizaciones que vieron en los textos de Mao una verdad indiscutible. El maoísmo está lejos de representar un credo político aunque muchos así lo quieran proyectar. Por consiguiente, es importante retomar sus ideas, releer sus planteamientos, discutir sus aportes y divulgar los postulados del maoísmo que, para un momento como el actual, nos brinden una alternativa de organización y sume a la lucha política contemporánea.
En conclusión, hay mucho todavía por debatir. Vivimos en un momento histórico en donde la sociedad necesita un cambio de rumbo urgentemente. Franz Schurmann decía lo siguiente respecto al maoísmo: ‘La ideología de los comunistas chinos es (…) una visión del pasado y del futuro y, en parte, una serie de principios para formar una organización, crear una nueva sociedad y cambiar espiritualmente al hombre’.[9]
Lo dicho por el sociólogo e historiador estadounidense es sustancioso. Y en esencia, justo es lo que habría que reivindicar del maoísmo: su visión de la política, sus enseñanzas sobre la organización y su interés por construir nuevos sujetos que conduzcan la revolución. En la actualidad lo que propone Enrique Dussel por ejemplo, cuando habla de la formación ético-política, es muy parecido. Por ello, me parece importante releer los textos de Mao y en particular aquellos sobre la “Línea de Masas”, pues creo que nos darán herramientas teóricas y de carácter político para afrontar los problemas del presente, principalmente sabiendo que actualmente hay una sociedad despolitizada y sin compromiso por las causas sociales. Hay que implementar una pedagogía política que nos ayude a enfrentar esos retos. Es momento de ir más allá de visiones constreñidas, eurocéntricas, cosmopolitas o sesgadas por “historias negras”. “Hay un gran desorden bajo el cielo, y la situación es excelente…”
Por Ricardo Y. Fuentes
NOTAS
[1] Mao Tse-Tung, (1963) Obras Escogidas de Mao Tse-Tung, T.III, Ediciones en Lenguas Extrajeras. Pág. 52
[2] Pág. 55 Las cursivas son mías
[3] Pág. 118
[4] Pág. 186
[5] Edgar Snow, (1972), La larga revolución, España: Alianza Editorial. Pág. 199
[6] En realidad era un educador. Mao había estudiado para ser docente y por ello tenía esa formación.
[7] Se pueden encontrar muchas veces en la vasta obra de Mao Tse Tung palabras como: Educación, instrucción, explicación, sistematización, aprendizaje, entre otras.
[8] Mao Tse Tung, Óp. Cit. Pág. 47. Las cursivas son mías
[9] Franz Schurmann y Orville Schell, (1971), China Comunista, México: Fondo de Cultura Económica. Pág.13
Publicado originalmente el 22 de julio de 2022 en Intervención y Coyuntura.