Por Andrés Piqueras
Me es de especial interés mostrar cómo este desarrollo bélico está protagonizado, como resulta lógico con la Historia, la Política, la Economía y Ecología, por la potencia en decadencia y, en general por el Occidente Colectivo, que resulta cada vez más subordinado a aquélla y relegado por ella, pero que ha configurado y comandado un Sistema Mundial capitalista hasta hoy. En ese objetivo es imprescindible señalar también el momento de enorme peligro de guerra nuclear que atraviesa el mundo. Así mismo, destacar el fin de la mayor parte del entramado institucional, de gestión política, regulación social y de formas convivenciales que conocíamos hasta ahora.
Lo intentaré mostrar a lo largo de cuatro entregas, de dos apartados cada una, excepto la última, según el índice que se adjunta a continuación:
1ª entrega
1. Un capitalismo en la UCI
2. Acumulación bélica de capital
2ª entrega
3. Algunos entresijos de la Guerra Total o Guerra sin fin
4. El asedio a Rusia dentro de la Guerra Total: ciertos pasos decisivos
3ª entrega
5. Por qué estas batallas de la Guerra Total no son una lucha entre imperios
6. El fin del orden mundial del siglo XX
4ª entrega
7. El Gran Reinicio y las luchas de clase horizontales intercapitalistas y entre élites
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1. Un capitalismo en la UCI
Las condiciones de degeneración del modo de producción capitalista se agudizan. El menguante desarrollo de las fuerzas productivas va dando paso a cada vez más fuerzas destructivas, con el consiguiente declive del conjunto de la civilización a que dio paso. Ello radica en toda una cadena de razones, como la dilución del valor y mengua del plusvalor, la galopante reversión del capital a su forma simple de dinero, un endeudamiento público y privado insostenible, una economía crecientemente ficticia, un acuciante estrés climático, el manifiesto agotamiento de materiales y energía fósil, así como la imparable expansión de un “valor negativo”: plagas, epidemias, deterioro de recursos, saturación de sumideros, contaminación generalizada, pérdida de fertilidad, salinización, estrés climático, desaparición de nitratos y de fósforo, sobreexplotación, sobreempobrecimiento y extenuación de las poblaciones…
Todo ello da como resultado lo que algunos autores han señalado como una “tormenta perfecta”, pues la hipotética solución a uno de esos factores significaría el agravamiento inmediato de otros. La destrucción social y ambiental, el desmoronamiento de las sociedades, así nos lo testimonia.[1]
La gran paradoja de un capitalismo extenuado es que es la exacerbación financiera la que le está insuflando vida artificial mediante la desmaterialización del dinero (que ha quedado desligado de cualquier anclaje material, como el oro) y la ingente creación de capital ficticio.[2] Desmaterialización que, en el colmo de la irrealidad, fue seguida del dinero mágico o inventado (que ha recibido el elegante nombre de “flexibilización cuantitativa”, y que entraña la máxima expresión de la desmaterialización del dinero, porque le desliga del valor producido) por no menos de 20 billones de dólares entre los Bancos centrales de las principales economías. Pues sólo convirtiendo el dinero en pura ficción, sin ninguna vinculación con el capital productivo, puede seguir aparentándose un satisfactorio funcionamiento económico de este Sistema.
La flexibilización cuantitativa (QE) y el ajuste cuantitativo (QT) han permitido hasta muy recientemente la emisión de enormes cantidades de dinero sin respaldo (a intereses nulos o incluso negativos) y sin afectar a la inflación, en contra de lo estipulado en cualquier manual de economía.
“Sólo era necesario que los Bancos Centrales manejaran las palancas de política monetaria de los tipos de interés”, la QE y el QT “de forma adecuada para mantener la magia de los déficits interminables, financiados a través de la impresión de dinero (avalada por la Teoría Monetaria Moderna), que alimentaba el gasto” [Alastair Crooke, La desesperación imperial: Insistir en la dominación mientras se irradia debilidad | Diario Octubre (diario-octubre.com)]
Pero ese misterio puede entenderse si tenemos en cuenta la parálisis productiva y la creciente escasez de demanda solvente, por un lado, más la inundación de mercancías baratas del Oriente Global y especialmente de China, así como la afluencia de la también barata energía rusa para el caso de Europa, o la del Golfo Arábigo para EE.UU. y el Occidente Colectivo en general.[3] Sin embargo, en estos momentos EE.UU. ha decidido cortar ambos suministros, imponiendo aranceles a las exportaciones chinas y boicoteando la energía rusa, con especial daño para Europa, como veremos en los apartados siguientes, mientras que se complica también para sí mismo la baratura de la energía petrolífera más superficial y fácil de obtener del planeta, la de la península arábiga, en razón de la desconfianza que inspiran los repetidos bloqueos y sanciones que administra por doquier y de los intentos de imponer precios máximos a la principal fuente de riqueza de los productores energéticos.[4]
Con todo ello ahora sí la inflación comienza a hincharse como un gran monstruo, y las políticas de los centros de mando del capital priorizan el ataque a ese ogro (que deshilacha las acreencias y pone en jaque a un sistema cada vez más basado en deudas), a costa de la población trabajadora, de los medianos y pequeños capitales y de la sociedad toda. De hecho, el mortífero «juego global» al que está apostando la Reserva Federal de EE.UU., y que es seguido por los Bancos Centrales del Occidente Colectivo, es a subir las tasas de interés para, entre otras razones, proteger el «privilegio del dólar» de poder intercambiar el dinero que imprime de la nada por mano de obra, riqueza social, energía y materias primas bien reales en todo el mundo (algo que también hacen las otras monedas centrales pero sin la repercusión hegemónica que mantiene el dólar y que las termina perjudicando frente a él), con un ingente trasvase de riqueza de la población trabajadora hacia los detentadores del capital.
En términos generales podemos decir que la clase capitalista transnacional ha utilizado diversos mecanismos que se intensifican desde 2008 para intentar sostener el crecimiento, aun a costa a menudo de la acumulación global. Entre los más destacados:
a. El pillaje y saqueo de las finanzas públicas: se da una transferencia de riqueza sin precedentes del ámbito público a las arcas del capital transnacional. Se socializan las pérdidas en un momento en que las grandes empresas transnacionales registran niveles récord de ganancias. Los Estados extraen también cada vez más excedente de las sociedades para entregárselo a las finanzas globales, mientras se mercantiliza el conjunto de actividades de la vida social y natural. Todo vinculado también a una montaña de deuda que ya supera el 365% del PIB mundial.
b. La especulación financiera (ya en 2008 los mercados de derivados alcanzaron un valor de 2,3 billones de dólares al día) y la masiva emisión de dinero sin valor, primero a tasas de interés cero o incluso negativas y después alzadas bruscamente en el camino de arruinar a buena parte de los actores económicos (incluida la mayor parte de la población) y quedarse aún más deprisa con sus activos, propiedades y patrimonio.
c. Frente a la crisis de sobreacumulación[5], la economía de guerra se vuelve también eje central de crecimiento en la economía global, lo que se conoce como acumulación militarizada o exacerbación bélica de la Desposesión, con la consiguiente reordenación de todo el entramado sistémico del capitalismo, que da pie, entre otras muchas consecuencias, a que vaya calando estructuralmente de nuevo una cultura fascista.
Esto es lo que intento explicar a continuación.
2. Acumulación bélica de capital
EE.UU. como hegemón mundial ha venido encargándose desde el fin de la 2ª Gran Guerra de crear o recrear, organizar y dirigir el conjunto de instituciones mundiales necesarias para la gestión y regulación global del Sistema Mundial capitalista. Esa formación social imperial, como veladora última del funcionamiento del capitalismo global, ha asumido también la función de establecer el entramado jurídico-institucional valedor de su acumulación de capital a escala planetaria (ONU, FMI, BM, OMC, cumbres o entidades de coordinación con el resto de las principales potencias subordinadas, tribunales de arbitraje internacional, etc.). Su ambicioso proyecto de construcción del capitalismo global a imagen propia no hacía sino trasladar la jurisprudencia USA al resto del planeta, y con ella después su conjunto de dispositivos y medidas tendentes a garantizar la reproducción ampliada del capital a escala propia pero también global. La Cooperación y el Desarrollo servirían, en cuanto que paradigmas mundiales, como tejedores de un entramado global de intervenciones e injerencias (por lo general forzadamente) consentidas.
Esos dispositivos y medidas irían mayoritariamente destinados más tarde, ante la creciente obstrucción de la acumulación capitalista, a la procura de crecimiento por Desposesión, la cual pasaría a blindarse, especialmente tras la caída de la URSS, mediante toda clase de Acuerdos y Tratados de comercio e inversiones (llamados “libres”). “Tratados de Libre Comercio e Inversiones” (TLC) que se potenciarían como una de las vías privilegiadas de “cosechar” dinero, y que han venido creando una especie de “derecho internacional” informal que en realidad está basado en las leyes y la jurisprudencia de EEUU (porque ningún Tratado o Acuerdo con este país puede contradecir las leyes o el Congreso de EEUU, ni EE.UU. acepta ninguna decisión de organismo multinacional que le contravenga). Es decir, que todos los Tratados firmados por este país institucionalizan de iure la aplicación extraterritorial de las leyes de EEUU (al igual que ocurre con las disposiciones internacionales y las “sanciones” contra países que decide la potencia hegemónica). De hecho, los países signatarios de acuerdos de liberalización comercial ceden su soberanía nacional y popular, y dejan indefensas a sus sociedades frente al multiplicado poderío de los mercados reguladores (que no regulados). A este festín se sumarían en una u otra medida el resto de potencias capitalistas.
En conjunto, y una vez eliminado el enemigo sistémico soviético, en los años 90 del pasado siglo se terminaría de crear un entramado legal supranacional que consagraba un creciente peso o dominio del capital globalizado sobre las dinámicas de territorialidad política de los Estados (exceptuando al propio hegemón, claro). De hecho, quedaría abolido de facto el sistema internacional basado en el principio de soberanía de los “Estados nacionales” heredado de Westfalia, que se sacrificaba al objetivo de proteger todas las formas de acaparamiento y propiedad del gran capital, especialmente las rentistas[6] (obviamente, cualquier atisbo de “soberanía popular” resultaba asimismo desterrado). Muy especialmente, ese proceso se cebó con el Sur y el Oriente Globales, desbaratando el impulso unitario y las posibilidades de su erección en un sujeto colectivo internacional asociado a los esfuerzos históricos de la Internacional Comunista, de la Conferencia de Bandung y de la Tricontinental, entre otros.
Con ello se produjo el espejismo de la ahistoricidad del Sistema: el capitalismo pasaba a contemplarse como imperecedero; de lo que se trataría en adelante, en el mejor de los casos, era de regular en algo su funcionamiento o de pasar lo más desapercibido posible bajo su manto.
Sin embargo, como sabemos, se trata en el fondo de un Sistema gangrenado al que le falta con creciente angustia “la sangre” del valor-plusvalor.
Para ubicarnos estratégicamente en un mundo acelerado, con patente inclinación hacia el caos, es preciso tener claro que estamos más allá de un capitalismo estancado, pues es nítidamente degenerativo, en el cual no se vislumbran sendas estables de incremento de la tasa media de ganancia, de la productividad, de la formación de capital ni del empleo. A ello se añade la particular decadencia de su potencia hegemónica, directora del funcionamiento sistémico capitalista.
La acumulación militarizada busca paliar ese estancamiento en EE.UU. (y en una medida más cuestionable y en todo caso subordinada, en el resto de los centros del Sistema Mundial u Occidente Colectivo) a través de, entre otros mecanismos, la acentuación del expolio de recursos del Sur y el Oriente Globales, la destrucción masiva de medios de producción y de capital fijado al territorio (infraestructuras), así como la exacerbación de la explotación de las poblaciones, la extracción de un tributo económico a través de una deuda dolarizada (que se paga imponiendo depresión y austeridad en cada país) y el reciclaje de dólares del resto del planeta a través de mecanismos bancario-financieros y monetarios posibles por la condición de moneda internacional que ostenta el dólar y su dominio sobre el sistema internacional de compensación de pagos (SWIFT). Tal proceso está vinculado también al propio “reseteo” del capitalismo para desatar formas despóticas de ingeniería social.
Contra esa degenerativa economía-mundo que construyó el Occidente Colectivo, e intentando escapar de ella, ha ido perfilándose un mundo emergente, que para algunos autores, siguiendo más o menos la formulación teórica de Mészáros[7], podría ser también una última salida del capital a través de su compenetración con el Estado (en forma de “capitalismo de Estado” plenamente desarrollado, con una cada vez mayor centralización del capital), la cual da como resultado hoy en China una economía crecientemente planificada y unos recursos clave y servicios básicos (entre los que se cuenta el dinero y el crédito) bajo control estatal y en favor del conjunto de la población. En tal camino, China se debate entre esa “última salida capitalista” y el emprendimiento decidido de una transición socialista. Esta formación socio-estatal traza la única contra-dinámica con posibilidades de universalidad altersistémica en la recuperación de una territorialidad político-estatal soberana frente al desenvolvimiento mundial del capital degenerativo[8]. Así, China está intentando construir una forma de internacionalización que comienza a despegarse de la actual globalización del capital, por lo que en vez de estar basada en el desenfreno financiero, la especulación, la rapiña de recursos mundiales, la multiplicación de recortes sociales y planes de ajuste, la corrupción como vía privilegiada de beneficios, “paraísos fiscales” y capital ficticio, busca proporcionar un entramado energético-productivo y comercial sustentado en diferentes polos de autodesarrollo (lo cual no quiere decir que algunos de aquellos rasgos no estén presentes también en su expansión económica, lo que pasa es que no alcanzan ni de lejos el papel preponderante que tienen en el capitalismo degenerativo actual). Toda un área transcontinental integrada económicamente mediante la que se ha designado como nueva “Ruta de la Seda”. En ella se intenta incluir a la Unión Económica Euroasiática, con India y su zona de influencia, pero también América del Sur, Sudáfrica y la Unión Africana. Una red con moneda internacional centrada en el yuan, que pretende complementarse con una canasta de monedas (de los llamados BRICS, que ven cómo poco a poco pero sin parar se suman las solicitudes para ampliar su membrecía), y que cuenta con un Banco de Infraestructura y Desarrollo, un Fondo de Fomento, un sistema propio de compensación de intercambio, una Bolsa Internacional de Energía, un plan de infraestructura y desarrollo que enlaza continentes, además del RCEP o mayor tratado comercial de la historia.
La Ruta de la Seda o “Un Cinturón una Ruta” en la terminología china, cubriría, de completarse, al 65% de la población mundial, mediante conexiones con más de un centenar de países de los cinco continentes. Involucraría un tercio del PIB global. Movilizaría una cuarta parte de los bienes planetarios, suponiendo algo así como un tipo de “New Deal” a escala global, capaz de insuflar algo más de vida al capital productivo, pero también de constituirse en una de las últimas posibilidades de hacer una “reconversión suave” del capitalismo a otro modo de producción.
En todo ese proceso ha surgido una Rusia re-soberanizada, que está poniendo su poderío diplomático-militar al servicio de tal proyecto, al que parece comenzar a entender como su vía de futuro, con el fin de crear una Zona de Estabilidad fuera del caos del capital degenerativo y de los coletazos destructivos de la territorialidad política imperial estadounidense en decadencia. Hay que tener en cuenta que esa alianza entra dentro de la estrategia de Moscú para adherir económicamente Europa y Asia en el súper-continente que realmente es: Eurasia. Proyecto que por fin le permite a Rusia desconectar de su larga historia de intentos de insertarse de forma periférica en Europa, para pasar a ser el fulcro euroasiático.
No solamente esto debilita aún más la globalización neoliberal, sino que fortalece las economías estatales implicadas, así como el proceso multilateral y regional, lo que explica que la comunión de ambas formaciones sociales (Chinusia)[9] haya ido creando semejante Zona de Estabilidad y de previsibilidad en materia de relaciones internacionales, de relaciones comerciales, económicas y monetarias, fortaleciendo la opción de un sistema multipolar basado, hoy por hoy, en el respeto y beneficio mutuo entre Estados. Ese proyecto en curso contrasta vivamente con la imprevisibilidad y arbitrariedad de las decisiones político-estratégicas estadounidenses y los terribles abusos de su unipolaridad.
Tal proyecto no es sino parte de históricas luchas, de un proceso de descolonización y soberanía de ya larga data, recuperando el espíritu de la Conferencia de Bandung para “desengancharse” del Occidente Colectivo o potencias centrales confeccionadoras del Sistema Mundial capitalista, con sus imposiciones colonizadoras, su división internacional del trabajo, su deterioro de las relaciones de intercambio, su succión del trabajo y de los recursos ajenos. Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Irán, Zimbabue, Corea, Rusia, China, Vietnam, son ejemplos de realidades enormemente diferentes, mas con un denominador común: la persecución de soberanía frente al orden neocolonial occidental, frente a su imperialismo inveterado.
Pero ante la mera posibilidad de un nuevo entramado mundial productivo-energético, que paradójicamente, como se ha dicho, podría prolongar la propia vida del capital, la territorialidad política del hegemón en declive opone una tenaz resistencia.
EE.UU. no va a dejarse relevar sin destruir. Sin guerra.
Su peligrosidad es mayor si tenemos en cuenta que su zona de seguridad y reserva energética está precisamente en Asia Occidental, el nudo gordiano entre sus intereses y los del “cinturón” de conexión mundial chino. En el conjunto de Asia (y en lo que desde los centros de poder de Washington se diseñó como Medio Oriente Ampliado, desde el Magreb hasta Paquistán, pasando por el Cuerno de África), la “geo-ecología” o pugna por la energía, recursos, materias primas y “tierras raras” de minerales estratégicos (fundamentalmente localizados en el corazón asiático y especialmente en Siberia –y también en China-), se erige en motivo primordial de la geo-estrategia global.
EE.UU. ha decido por tanto emprender una suerte de golpe de Estado mundial contra el posible mundo pluriversal, multipolar. Y lo ha hecho ya, antes de que tal posibilidad pueda terminar de consolidarse y antes de que su propia decadencia le impida enfrentarla más adelante. Es una jugada a todo o nada, en la que arrastra a sus subordinados europeos, a todo el Occidente Colectivo, pero también en sus consecuencias al conjunto de la humanidad, dado que Estados Unidos y su brazo armado global, la OTAN, están metiendo al mundo entero en una Guerra Total, definitiva, sin fin. Una guerra que como tal entraña un espectro completo (que el término “híbrido” apenas alcanza a definir): es militar (aunque no necesariamente convencional), paramilitar, terrorista (con interposición de yihadistas, mercenarios, ejércitos privados y bandas criminales de distinto pelaje), biológica y bacteriológica; es económico-financiera y judicial, pero también mediática, cognitiva, ideológica e incluso cibernética y librada igualmente en la estratosfera.
La desmenuzamos brevemente en la próxima entrega.
Notas:
[1] No puedo desarrollar aquí, ni es el lugar, estos puntos, por lo que tengo que remitir para su desarrollo, así como en general para lo expresado en estas entregas, a mis trabajos y conferencias al respecto, destacando aquí dos de mis últimos textos: a) La tragedia de nuestro tiempo. La destrucción de la sociedad y la naturaleza por el capital. Análisis de la fase actual del capitalismo. Anthropos. Barcelona, 2017. b) De la decadencia de la política en el capitalismo terminal. El Viejo Topo. Barcelona, 2022.
[2] El capital a interés deviene ficticio cuando el derecho a la remuneración o rendimiento del interés o deuda contraída viene representado por un título comercializable, con posibilidad de ser vendido a terceros (y esta es sólo una de las maneras de que el capital se haga “ficticio”). Es decir, cuando comienza a comercializarse un capital que es deuda y que en realidad no existe (esta es la base de su ficción, que después las finanzas complejizarán sobremanera). Esa venta y su posterior reventa, genera todo el ciclo de ficción del capital a interés. Una deuda puede ser así revendida muchas veces. Con ello se realiza en apariencia el máximo sueño (“ilusorio”) de la clase capitalista: que el capital se auto-reproduzca más allá del trabajo humano, más allá de la riqueza material y más allá de las bases naturales-energéticas que posibilitan esta última.
[3] El Eje Anglosajón impuso y ha venido sosteniendo a las oligarquías feudales del Golfo, donde la subida al poder y alianza político-militar con la estirpe de los Saud en Arabia Saudita, a cambio de suministro energético barato garantizado y apoyo al islamismo yihadista contra el panarabismo nacionalista y marxista, ha sido una de las más destacadas. La simbiosis con el engendro artificial de Qatar, “creado” por Gran Bretaña, también está entre las que merecen ser resaltadas, especialmente en estos momentos en los que el país arábigo lleva a cabo un descomunal intento de lavado de imagen a través de una gran transfusión de fondos al ya de por sí corrupto mundo del fútbol, y en donde al menos 6.500 trabajadores han fallecido en la construcción de las instalaciones propias del mundial futbolístico, según cifras admitidas, tras trabajar en condiciones aberrantes, como lo hace la mayor parte de la inmigración en los reinos medievales del Golfo.
[4] Tener la moneda de reserva mundial le supone a EE.UU. un enorme beneficio y es uno de los puntales de su hegemonía mundial, para lo que precisa que “el mayor número posible de Estados esté en el «canal del dólar» y comercie en dólares. Y que coloquen sus ahorros en bonos del Tesoro estadounidense. La Reserva Federal está haciendo todo lo posible para derrumbar la cuota de mercado del euro y así trasladar los euros y eurodólares al sindicato del dólar. Estados Unidos amenazará a Arabia Saudí, a los Estados del Golfo y a Turquía para evitar que salgan del canal. Se trata de la «guerra» contra Rusia y China, que está sacando a una gran parte del mundo del sindicato del dólar y llevándola a una esfera no dolarizada. El incumplimiento de la pertenencia al sindicato del dólar se responde con diversas herramientas, desde sanciones, congelación de activos y aranceles, hasta el cambio de régimen” [Alastair Crooke. https://observatoriodetrabajadores.wordpress.com/2022/10/28/las-numerosas-guerras-entrelazadas-una-guia-aproximada-a-traves-de-la-niebla-alastair-crooke/]. A algo de ello atenderemos en el apartado 3 y también en el último.
[5] Muy brevemente, la sobreacumulación deviene del aumento del peso relativo del capital fijo (maquinaria) sobre el variable (seres humanos) en la composición orgánica del capital. Además, al reducirse relativamente la fuerza de trabajo en un determinado proceso productivo, se reduce también la masa de valor representada por ella (que a la postre se traduce en plusvalor, y que sólo se extrae de los seres humanos), con lo que cada vez queda menos margen para que los aumentos de la productividad repercutan en la elevación de la tasa de plusvalía, y ésta en beneficio.
[6] La propia Unión Europea se concibe como una vía para puentear los parlamentos y las instituciones estatales, sustrayendo las decisiones e intereses del Gran Capital a las luchas de clase a escala estatal que forjaron las distintas expresiones nacionales de la correlación de fuerzas entre el Capital y el Trabajo. Se trata de una construcción supraestatal destinada a mantener relaciones de desequilibrio entre sus partes, un sistema deficitario-superavitario diseñado para trasvasar riqueza colectiva de unos Estados (la mayoría) a unos pocos (sobre todo Alemania y su “hinterland” centroeuropeo), especialmente mediante el mecanismo de la moneda única. Constituye el mayor ejemplo mundial de institucionalización del neoliberalismo a escala de un continente entero. Una institucionalidad concebida y conformada para ser irreformable (pues requiere de unanimidades casi imposibles para que no sea así). Si la “Europa socialdemócrata” fue la mayor manifestación del reformismo capitalista cuando éste todavía impulsaba con vigor el desarrollo de las fuerzas productivas, hoy la Unión Europea es el primer experimento de ingeniería social a escala regional o supraestatal en favor de la institucionalidad de las estructuras financieras de dominación. Supone en sí un cuidadoso plan de desregulación social de los mercados de trabajo (lo que significa la paulatina destrucción de los derechos y conquistas laborales) y de las condiciones de ciudadanía. Es, por supuesto, mucho más un “mercado” que una entidad social aglutinadora de pueblos, como lo demuestra la falta de sentimiento identitario colectivo, la carencia de sistemas públicos y servicios propiamente “europeos”, y ni siquiera partidos ni instituciones de soberanía popular dignos de tal nombre. Desafortunadamente, las izquierdas integradas en toda Europa no ponen en cuestión esta estructura política del Gran Capital, mirando como mucho de mejorar o paliar algunas de sus disposiciones más duras.
[7] Ver especialmente Mészáros, István. Beyond Capital. Toward a Theory of Transition. Monthly Review Press. New York, 2010.
[8] China es la única formación estatal que ha reunido las condiciones para romper su periferización, precisamente por seguir un modelo propio de desarrollo con características socialistas. “China, que había ocupado durante siglos o milenios una posición destacada en el desarrollo de la civilización humana, todavía en 1820 tenía un PIB que constituía el 32,4% del producto interior bruto mundial; en 1949, en el momento de su fundación, la República Popular China es el país más pobre, o uno de los más pobres del mundo” (Losurdo, Domenico. Stalin. Historia y crítica de una leyenda negra. El Viejo Topo. Barcelona, 2011, pg. 328). Entre esos dos momentos históricos tenemos las guerras imperialistas contra China, conocidas como “guerras del opio” (1839-1842 y 1856-1860, como consecuencia de que China se negara a dejar circular “libremente” el opio por su país, siendo esta una de las principales mercancías del primer narco-imperio mundial: Inglaterra). En ellas todas las potencias militares del momento sumaron parcialmente sus fuerzas para reducir al milenario gigante asiático. Después, la revuelta de los Taiping (1851-1864) contra el comercio del opio, se convierte en la guerra civil más sangrienta de la historia mundial, con veinte a treinta millones de muertos (Losurdo, Domenico. Contrahistoria del liberalismo. El Viejo Topo. Barcelona, 2005). Las potencias “occidentales”, más la Rusia zarista y Japón, se repartirían el control de un territorio indefenso y maniatado. La gran hambruna de China del norte (1877-1878) mata a más de nueve millones de personas. Esas hambrunas, como las de India y tantos otros países, fueron la consecuencia directa de la colonización europea, especialmente la británica (aquí es imprescindible leer a Davis, Mike. Los holocaustos de la era victoriana tardía. Universitat de València. València, 2006). El siglo XX despierta con el “levantamiento de los bóxer” (1899-1901) contra el control extranjero de la economía china. Su represión deja al país sumido en la impotencia. A principios del siglo XX el Estado está prácticamente destruido. Entre 1911 y 1928 se desarrollan 130 conflictos entre unos 1.300 señores de la guerra; el bandidaje se extiende por todo el país y la disolución de los vínculos sociales se hace galopante. Las potencias tenían planeado repartirse el control del territorio en pequeños y manejables pedazos. Al llegar el año 1949 probablemente sólo Bangladesh era más pobre que China. Tras la revolución socialista, el país es asediado y bloqueado: alimentos, medicamentos, recambios de la maquinaria agrícola, etc., son impedidos. El Gran Salto adelante es un intento desesperado y bastante catastrófico de afrontar el embargo; embargo del que se jactarían miembros de la administración Kennedy, como Walt Rostow, diciendo que había retrasado el desarrollo de China en decenas de años. Con la obligada apertura al capitalismo que tuvo que realizar en los años 70, a China no le quedó más remedio que emplearse a fondo para lograr salir de la destrucción económica que heredaba, en un proceso de muy duras condiciones laborales y de deterioro ambiental. Sin embargo, la singularidad de tener un Estado volcado en la soberanía nacional, en el que el interés privado no logra ponerse por encima del colectivo, conseguiría finalmente hacer remontar todos los indicadores económicos y sociales de China, cuyo único parangón se encuentra en las proezas realizadas por la Unión Soviética (y luego, en otra escala, por Cuba o Vietnam). Hoy, de la mano de una economía planificada, y a pesar de haberse visto forzado a dar participación al capital extranjero, el Partido Comunista ha logrado conservar el poder de decisión final en cada renglón de la economía, con el objetivo de asegurar un mínimo de equilibrio social, pilar fundamental de la revolución, para enfrentar el enorme desafío de elevar los niveles de vida de más de 1.400 millones de personas. En la actualidad ha logrado erradicar la pobreza extrema y ha sacado de la pobreza en la última década a unos 800 millones de seres humanos (justo cuando en el resto del mundo aquélla aumenta a pasos agigantados), mientras que el nivel de vida del medio rural casi se ha duplicado en los últimos diez años, proeza combinada con decididas políticas de recuperación ambiental y de transición a energías limpias a medio plazo. A contracorriente también de lo que sucede en casi todo el resto del mundo, las condiciones salariales y laborales mejoran permanentemente (los salarios reales, de hecho, se han disparado). Demás está decir que estos procesos y políticas reflejan culturas, experiencias políticas y maneras de ser y de organizarse muy antiguas, y a pesar de todas sus deformaciones, problemas y peligros, China vuelve a ser (partiendo de la caída a la nada) la principal potencia económica mundial en términos de paridad de poder adquisitivo (sus importaciones energéticas, las mayores del mundo, atestiguan también esa primacía). Sin embargo, lo que no ha cambiado es que hoy EE.UU. siga con las mismas pretensiones de empobrecer a China y hacerla la guerra económica, violando cualquier principio elemental de eso que tanto predican como “libre mercado” [Restricciones tecnológicas de EE.UU. contra China ¿A quién pueden perjudicar más a largo plazo? – RT (actualidad-rt.com)]
[9] Esta alianza parece hoy a prueba de cualquier intento de desestabilización occidental. En los 38 encuentros que han mantenido Putin y Xi Jinping, las declaraciones que han emitido no pueden ser más significativas. Así, por ejemplo, una del líder chino: “China y Rusia constituyen un pilar fiable para unir al mundo a la hora de superar la crisis y defender la igualdad, haciendo realidad conjuntamente el auténtico multilateralismo, con un espíritu democrático”. En su encuentro del 7 de febrero de 2022, ambos mandatarios declararon que la de Rusia y China es “una amistad sin límites ni áreas prohibidas de cooperación”, y se reconocen como “grandes potencias para liderar un mundo cambiante hacia una trayectoria de desarrollo estable y positivo”.
3. Algunos entresijos de la Guerra Total o Guerra sin fin
En esta guerra Estados Unidos no necesita, por lo general, mayor triunfo militar que generar el caos, la destrucción y/o la fragmentación de los países que no se le subordinen y de las zonas y territorios que puedan ser receptáculos o vías de proyectos alternativos. Tras sus intervenciones no queda sino destrucción, agujeros negros de barbarie, sin poder central capaz de oponerse a la rapiña estadounidense de los recursos propios, ni de insertarse en la Zona de Estabilidad chino-rusa: Afganistán, Irak, Yemen, Siria, Somalia, Etiopía, Libia, Sudán, Yugoslavia… han constituido dramáticos ejemplos de ello.
La única posibilidad táctica que le queda a EEUU mientras sea incapaz de transformarse a sí mismo frente a sus síntomas de declive, es ser el agente del caos, generando todos los problemas posibles a quienes unilateralmente decide que son sus enemigos, para que se desorganicen y colapsen. En estos momentos ha resuelto que le basta con destruir para impedir que los demás construyan. Eso quiere decir que en la etapa de tanatocapitalismo en la que hemos entrado –con la demolición de condiciones sociales, laborales y ecosistémicas- se activa también un turboimperialismo donde todo el entramado de agresión, imposición, destrucción y violencia político-económico-cultural-ideológica, se acelera, entrañando por eso al mismo tiempo un alto componente suicida y de devastación total.
Esta ofensiva del hegemón es de larga data, por lo que me interesa destacar un poco más algunas de las dimensiones de esta Guerra de espectro total.
Dimensión mediático-cognitiva
Hoy la mayoría de los medios de difusión de masas en casi todo el mundo están en manos de grandes conglomerados mediáticos, que son el resultado de la absorción o fusión de grandes grupos multimedia, que a su vez devienen de la fusión o absorción de diferentes industrias culturales, las cuales por su parte son el producto de la concentración en pocas entidades empresariales de las fuentes de información, formación, comunicación, entretenimiento, música, cine, etc. (los grupos multimedia le añadirían a ello el Internet y luego otros dispositivos comunicacionales digitales). Los conglomerados mediáticos significan la unión de todo ese ‘software’ con el ‘hardware’ industrial, dando como resultado algunos ejemplos muy significativos, como Time Warner, Comcast, Disney o New Corporation.
Pues bien, hoy los mayores fondos de inversión del mundo (o “fondos buitre”, entre los más importantes Vanguard Group, BlackRock, State Street Corporation, Fidelity Management and Research, Geode Capital Management y Northern Trust) controlan gran parte del accionariado de las GAFAM (por sus iniciales): Google (Alphabet), Amazon, Facebook, Apple y Microsoft. De esos fondos, BlackRock, Vanguard y State Street, también detentan gran parte del accionariado de las transnacionales farmacéuticas y de las empresas con mayor valor en Bolsa, controlando muy especialmente el sector de la vivienda y de la alimentación, así como los propios conglomerados mediáticos, en un proceso de brutal concentración de la propiedad, la decisión política, el pensamiento y el poder.
En estos momentos, en el Reino de España, BlackRock y otro fondo buitre, CVC, son los principales propietarios del Grupo Prisa (incluyendo a El País y la cadena Ser). Además, BlackRock posee parte del accionariado de Atresmedia (propietaria de Antena 3 y la Sexta) y de Mediaset (propietaria de Cuatro y Telecinco). ¿De qué pluralidad mediática estamos hablando?, ¿dónde está aquí el derecho a una información independiente?
Más allá de estas preguntas elementales, hemos de considerar también que con esos fondos buitres de capital sobre todo estadounidense y ligados al Estado norteamericano, la dominación (el “poder blando”) de la principal potencia mundial se hace más holística, más profunda. El control del Relato, la fabricación del Enemigo, la imposición de la Verdad y el moldeamiento de las conciencias mundiales también. Hoy en todo el Occidente Colectivo los medios de difusión de masas trasmiten sin cesar las mismas consignas, pura propaganda de guerra contra Rusia (como antes contra Irak, Libia, Siria, Yugoeslavia o Venezuela, y como muy pronto intensificarán contra China y ya han acentuado contra Irán –en donde se intenta provocar un enfrentamiento civil, infiltrando armas y paramilitares, como se hizo en Siria-), a la par que sus medios están censurados.[10] Y es que Censura y Propaganda de Guerra han ido siempre de la mano, claro está. Y la persecución a quienes denuncian el entramado de mentiras y complots a menudo asesinos, también, como tan duramente le está tocando padecer a Julian Assange (con el clamoroso silencio y complicidad de la mayor parte del periodismo del Occidente Colectivo).
Toda esta guerra cognitiva ha tenido su ramificación en el mundo académico-intelectual, donde la OTAN cultural (todo el ramillete de instituciones, organismos y fundaciones financiadas por el Eje Anglosajón-red mundial sionista) se ha empleado a fondo para fabricar el marco de las ideas a partir del qué se piensa.[11]
Dimensión económica
La dimensión económica de la Guerra Total ha sido a menudo sublimada bajo el eufemismo de “sanciones” (aceptándose que un Estado se pueda arrogar el derecho a juzgar y sancionar a otros, sin juicio, ni audiencia de partes y exposición de motivos ni pruebas, bajo cobertura supuestamente imparcial y legítima, como la de las Naciones Unidas).
La guerra económica es una particular modalidad de guerra que practica EE.UU. y que puede permitirse por gozar de la “moneda global” y del sistema de compensación de pagos SWIFT. Se lleva a cabo de diversas maneras, siendo una de ellas la de la “sanción económica” contra países, que también obliga al resto del mundo a seguir, ejerciendo a su vez sanciones contra quienes no la secunden. En los últimos años ha venido agrediendo así nada menos que a Bielorrusia, Burundi, China, Corea del Norte, Cuba, Irán, Libia, Nicaragua, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Rusia, Sudán, Siria, Venezuela y Zimbabue; Estados a los hay que agregar entidades como las Repúblicas Populares de la región de Donbass (en Ucrania) y el Hezbollah libanés (así como buena parte de la población de Yemen, donde los hutíes han sido sólo recientemente retirados de la lista de “terroristas” dictada por EE.UU.), entre otras. Esas sanciones constituyen actos de guerra condenados por la ONU, que causan indescriptibles sufrimientos y mortandad en las poblaciones afectadas, a menudo más que los ataques militares, pero que pasan mucho más desapercibidas para las sociedades del mundo[12]. Cumplen, además de con los objetivos geoestratégicos descritos, con metas geoeconómicas y geoecológicas sustitutorias de la acumulación de capital, en lo que se ha llamado acumulación militarizada.
Dentro de esa ofensiva en la que se combina Destrucción y Desposesión, EE.UU. (bien solo o con la ayuda de alguno de sus subordinados) se viene dedicando al pillaje sistemático de las reservas en divisas, bonos y oro de los países que unilateralmente considera merecedores de ser robados. La lista es larga desde 1979, cuando incautara el oro de Irán, tras el derrocamiento de la dictadura del Sha protegida por la potencia norteamericana; hasta los más de 300.000 millones de US$ en divisas rusas robadas en 2022, pasando por las reservas de Libia (que “desaparecieron” tras la ofensiva militar de la OTAN), las de Afganistán (que EE.UU. se niega a devolver, aun a costa del sufrimiento de una de las poblaciones más pobres del mundo), y el oro robado a Venezuela (31 toneladas de lingotes valorados en unos mil doscientos millones de dólares, en el Banco de Inglaterra, además de 7.000 millones de dólares que USA tiene bloqueados de los activos de PDVSA, la principal empresa petrolífera de Venezuela; amén de otros $11.000 millones retenidos de sus exportaciones), entre otros latrocinios.
Parece ser que en eso consiste hoy la geoeconomía de EE.UU., en sanciones sin fin con las que esa formación socioestatal intenta sabotear la economía de cualquiera que no siga sus dictados o que sea capaz de competir con ella, a mayor gloria del “libre mercado”[13].
Golpes de colores más poder blando
En esa línea de destrucción de países rivales o díscolos es de interés comentar los Golpes de Estado que los centros de inteligencia y sabotaje del Eje Anglosajón (EA) -que incluye a la red mundial sionista (rms)-, llaman “revoluciones”, a las que otorgan distintos colores, por cierto, y hacen referencia a ciertas movilizaciones políticas que se dieron en el espacio exsoviético y en las que se solió adoptar como símbolo un color específico diseñado por los servicios de inteligencia del EA que da nombre a su movilización: “revolución rosa” de Georgia, “tulipán” de Kirguizistán, “naranja” de Ucrania… de donde se pasaría a las “primaveras árabes” y otros focos de desestabilización.[14] Se instigan o se aprovechan así protestas basadas en un descontento real, casi siempre ocasionado por bloqueos o sanciones previas, o por las políticas que las instituciones globales controladas por el Eje Anglosajón-rms, como el FMI y el BM, imponen a unos y otros gobiernos, y se hace todo lo posible por exacerbar esas protestas. Se combina aquí el uso de la presión político-económica con operaciones militares en sus diferentes expresiones (operaciones subversivas, actuaciones clandestinas y golpes de falsa bandera, guerra por delegación y proxy-guerras…), incluida la utilización de cuerpos armados irregulares y redes terroristas potenciadas o creadas ad hoc. También mediante la propaganda, la cibernética y la inteligencia artificial… con armamento sofisticado, cuerpos paramilitares infiltrados entre la multitud, con gran capacidad operativa y de incitación de masas, así como de sabotaje o acciones directas; lanzamiento masivo de noticias falsas (sobre políticas gubernamentales, daños económicos o sociales, asesinatos…) que se expanden por la red a través de miles de cuentas de perfiles falsos creadas para multiplicar su efecto; la demonización permanente y sistemática del líder o líderes a derribar y una cobertura mediática mundial cómplice y coactuante, gracias al control de la mayor parte de cadenas de TV, radio y periódicos, además de Internet, Twitter, Facebook, etc., con las que se lleva a cabo la fabricación de la Realidad a partir de la Mentira sistemática y sistémica, haciendo de la falsedad un arma geoestratégia.
Esto es lo que se conoce como “poder blando” que empotra la guerra mediática y cognitiva en la Guerra Total, como hemos anticipado al tratar mínimamente esa dimensión mediática. Aquí entra en juego la construcción de las conciencias a escala mundial, de manera que los individuos lleguen a creer que lo que piensan sobre el mundo proviene de ellos mismos, y no de la “fábrica de sentido” que pone a pleno rendimiento el gran capital y su hegemón; pasando así desapercibida la propia mass-mediatización de la realidad a la que están sometidos, sin fuentes de formación alternativas.
Golpe judicial
Dentro del asedio y de los golpes de Estado insertos en la estrategia híbrida de la Guerra Total, está también la modalidad del golpe judicial (gracias al control de los órganos judiciales de unos y otros países), y que se lleva a cabo mediante la acusación, la destitución e incluso el encarcelamiento de la jefatura de Estado o presidencia de gobierno que no sea excesivamente dócil a los mandatos de USA y resto del “Occidente Colectivo”. En Nuestraamérica se sabe bien: al menos Honduras, Ecuador, Brasil, Paraguay, Bolivia y ahora Argentina y Perú, han sufrido o están sufriendo golpes de esa índole, los cuales están implicados en el concepto estratégico de “lawfare”, “acuñado en 2001 por el general de división de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, Charles Dunlap, quien proponía la utilización de los magistrados y procuradores ‘como un sustituto de los medios militares tradicionales para lograr un objetivo de combate bélico’”. El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha constituido la Oficina Internacional para el Desarrollo, Asistencia y Capacitación de los Sistemas de Justicia (OPDAT, por sus siglas en inglés), para ese fin. Esta Oficina está financiada por el Departamento de Estado y el Pentágono. Se conformó en 1991 para “contribuir a la reforma de los sistemas de justicia extranjeros (…) en consonancia con los objetivos de seguridad nacional de los Estados Unidos”.
Otra agencia judicial bélica es el Centro de Estudios de Justicia de las Américas (CEJA), dependiente de la OEA, organización al servicio de EE.UU. La CEJA tiene por presidenta a Jenny Willier, una ex funcionaria de USAID de la CIA. En conjunto, las agencias judiciales estadounidenses “apelan a un entramado de normas –de pretensión extraterritorial– apto para intervenir en forma directa, a través de la mediación de organismos multilaterales, y a las articulaciones con entidades de la sociedad civil” (todos los entrecomillados en Jorge Elbaum, HIS MASTER’S VOICE: El despliegue de agencias de EE.UU. para influir y controlar a jueces y fiscales en América Latina. Jorge Elbaum. (wordpress.com), donde se especifican los objetivos principales del “lawfare” y las agencias estadounidenses; importante ver también El lawfare. Golpes de Estado en nombre de la ley, de Arantxa Tirado).
“La guerra jurídica asimétrica o lawfare no es estrictamente una nueva fase en la estrategia de desestabilización y derribo de los procesos políticos progresistas. Más bien es una nueva forma de exteriorizarse que fue naciendo conforme se constataba la poca eficacia a largo plazo de la traumática intervención militar directa, por su alto coste en vidas y por la infracción de derechos frente a la comunidad internacional.
El Informe del Encuentro de expertos en Cleveland sobre el 11S y sus consecuencias, del año 2010, describe el lawfare como la herramienta que persigue la victoria en un campo de batalla de relaciones políticas públicas, paralizando política y financieramente a los oponentes o inmovilizándolos judicialmente para que no puedan perseguir sus objetivos ni presentar sus candidaturas a cargos públicos.” (Lawfare. Golpes de Estado en nombre de la ley | (nocierreslosojos.com)
Pero no pensemos que esa guerra judicial es sólo contra gobiernos no suficientemente sumisos a EE.UU. También se lleva a cabo contra compañías transnacionales y empresas que pueden perjudicar los intereses de las empresas estadounidenses. Y aquí el hegemón se ha cebado con las entidades europeas. Así por ejemplo Alstom (transnacional francesa), cuando su director ejecutivo fue encarcelado mientras estaba a punto de realizar una ‘joint venture’ con la compañía china Shanghai Electric.
“… Durante las últimas dos décadas, EE.UU. ha logrado desestabilizar a las multinacionales europeas más grandes al encarcelar a sus ejecutivos bajo el pretexto de luchar contra la corrupción, al tiempo que obtiene miles de millones de dólares en multas y obliga a sus empresas a declararse culpables. Los expertos llaman a estas prácticas “lawfare”, que consiste en utilizar el sistema legal contra un enemigo para deslegitimarlo, causándole el máximo daño y obligándolo a cumplir mediante la coerción. Entre 2008 y 2019, 30 corporaciones pagaron multas por más de $100 millones al Tesoro de los EE.UU., siendo la mayoría europeas. La amenaza de enormes multas y largas batallas legales también se ha utilizado para engatusar la adquisición de empresas europeas por parte de corporaciones estadounidenses como General Electric, al tiempo que les impide desarrollar asociaciones más estrechas con empresas con sede en China. (…) En 1998, el Congreso enmendó la Foreign Corrupt Practices Act para tratar de castigar a los rivales globales de EE.UU., dando a la ley un alcance extraterritorial. Ahora los ejecutivos de firmas extranjeras podrían ser procesados siempre y cuando hayan concluido contratos en dólares estadounidenses, o incluso si se intercambiaron correos electrónicos en los EE.UU. La Junta Asesora de Inteligencia Extranjera había priorizado anteriormente la recopilación de inteligencia comercial, y los gigantes digitales de EE.UU. (Google, Facebook, YouTube, Microsoft, Yahoo, Skype, AOL y Apple) ahora están obligados por ley a compartir los datos solicitados.” [Jeremy Kuzmarov https://covertactionmagazine.com/2022/10/14/how-much-longer-can-the-u-s-continue-to-wage-economic-war-on-europe-and-much-of-the-world-without-a-major-blowback-effect/].
Ningún caso ejemplifica mejor lo expuesto, en ningún ejemplo se concitan de manera tan intensa el conjunto de dimensiones de la Guerra Total en estos momentos que en el acoso a Rusia (el país más sancionado del mundo) que lleva a cabo el Eje Anglosajón-rms desde la caída de la URSS, pues no contento con el fin y desmembración de esa federación de repúblicas, persigue también la fragmentación de la propia Rusia (al menos en tres partes: la Rusia europea, la siberiana y la extrema oriental. Pero los planes varían aquí, pues pueden ser muchas más las divisiones buscadas, hasta lograr “un ramillete de mini-estados sometidos a Washington” [15]).
Vemos algunos de los más importantes movimientos en el asedio a Rusia con un poco más de detalle.
4. El asedio a Rusia dentro de la Guerra Total: ciertos pasos decisivos
En esa ofensiva desesperada y demencial, la potencia en declive junto a su subordinado británico [Eje Anglosajón (EA-rms) o Eje del Caos][16] ha resuelto acosar primero a la parte más económicamente débil (si bien la más fuerte energética y militarmente hablando) de la dupla emergente: Rusia.
Tras la caída de la URSS la ofensiva desestabilizadora contra Rusia se activaría pronto, aun a pesar de que esa formación socio-estatal abrazó subordinadamente los principios del orden capitalista estadounidense (“el mundo basado en reglas” que dictaba el EA). Se intenta primero acentuar la ingobernabilidad de Georgia, que ya había sufrido una guerra civil entre 1988 y 1992, por la oposición del régimen georgiano a la reintegración de Osetia del Sur en la Federación Rusa[17]. Situación que se reproduciría con Abjasia entre 1992 y 1993. En 2008, por encima de los acuerdos anteriores, se producirían ataques de Georgia a Osetia. Esta sería la primera vez que Rusia, una expotencia que se había empobrecido drásticamente pasando a formar parte de la periferia del Sistema, hace frente a las potencias dominantes del mismo, interviniendo directamente en defensa de la población osetia, que consigue así su independencia y unos acuerdos de paz mediados por la UE.
Una situación altamente desequilibrante tuvo que enfrentar Rusia también en Chechenia, con dos guerras, la primera en 1994-96 y la segunda nada menos que de 1999 a 2009. Guerras que constituyeron un buen campo de operaciones para que el EA-rms comenzara a infiltrar masivamente sus contingentes yihadistas y otras facciones terroristas-paramilitares, buscando ahogar en el caos a la sociedad chechena, así como su retroceso social más drástico. A Rusia le costó sufrir grandes dosis de acciones terroristas y un permanente nicho de yihadismo interno (algunas explicaciones aquí: La república de Chechenia: cómo Occidente financió el terrorismo en Rusia – YouTube).
Ya en la segunda década del siglo XXI el Eje Anglosajón, sobre todo a través de Inglaterra (esta vez con el apoyo inestimable de Turquía), estaría detrás de las guerras entre Azerbayán y Armenia (en 2016 y 2020), con estallidos hasta hoy mismo, en el punto sensible de la “panza blanda” rusa en sus fronteras centroasiáticas.
Más tarde aún los intentos de golpe de Estado en la Bielorrusia de Lukashenko y en Kazajistán, donde Rusia y la OTSC (Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, que forma Rusia con cinco repúblicas exsoviéticas) sí intervinieron raudas (además, la OCS -Organización de Cooperación de Shanghai- anunció a partir de entonces que no permitiría ninguna nueva “revolución de color” en sus territorios ni territorios limítrofes). Y es que puede decirse que EE.UU. ha convertido a toda Europa oriental, así como a toda Asia occidental y central en un escenario de guerra fría que se asemeja al que desplegara contra la Unión Soviética.
Pero, obviamente, la palma en esa escalada se la lleva el golpe de Estado, este sí exitoso, en Ucrania (2014). De nuevo las mismas tácticas, guerras de cuarta generación o “híbridas”, que combinan el uso de la presión político-económica, los “levantamientos populares” y el terrorismo en sus diferentes expresiones, incluida la utilización de cuerpos armados irregulares. Se usa también la propaganda mediática, la cibernética y la inteligencia artificial (ver, por ejemplo, «Ucrania en llamas»: Un documental de Oliver Stone sobre el Golpe de estado del Maidán – Bing video). En adelante Ucrania será utilizada para llevar a cabo una guerra por procuración contra el gigante eslavo.
Todas estas agresiones contra Rusia y su zona de seguridad hay que contemplarlas dentro de la dinámica de expansión ofensiva de la OTAN, en una guerra planificada de larga trayectoria (especificada incluso en sus metas finales por la Rand Corporation: Overextending and Unbalancing Russia[18]), como se indica en el cuadro 1.
Cuadro 1
Algunas fechas clave para entender la ofensiva de la OTAN contra Rusia
· 1990 Carta de París
Firmada por los jefes de Estado europeos, más los de Canadá, EE.UU. y la URSS.
Parecía el Acta de defunción de la “Guerra Fría” dado que proclamó el “fin de la división de Europa” y ligó la seguridad de cada Estado a la de cada uno de los demás.
Con el fin de la URSS, la OTAN perdía toda razón de ser y debería haberse disuelto en ese mismo momento, aún más tras la firma de la mencionada Carta y sus promesas. Entre ellas estaba la de no extender la OTAN hacia los antiguos países del Este ni desplegar fuerzas suyas allí (esta fue una de las promesas hechas en ese marco, aunque parece ser que nunca firmadas, a cambio de que Rusia no pusiera ningún reparo a la reunificación de Alemania y la consiguiente disolución de la DDR). Incluso muy probablemente Gorbachov llegó a sugerir la entrada en la OTAN.
“Los líderes rusos se entregaron a la esperanza de que, como lo expresó el presidente Putin, se crearía una economía paneuropea desde Lisboa hasta Vladivostok. Se esperaba que Alemania, en particular, tomara la iniciativa de invertir en Rusia para que este país reestructurara su industria con líneas más eficientes. Rusia pagaría por esta transferencia tecnológica suministrando gas y petróleo, además de níquel, aluminio, titanio y paladio.” [Hudson, El Nuevo Orden de Estados Unidos y la posición de Alemania*** – Observatorio Crisis].
· 1994 Memorándum de Budapest
En él se establece un acuerdo político ofreciendo garantías de seguridad por parte de sus signatarios con respecto a la adhesión de Ucrania al Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).
El Memorándum fue originalmente suscrito por la Federación de Rusia, los Estados Unidos y el Reino Unido, debido al por entonces miedo del Eje Anglosajón a que una Ucrania vinculada a Rusia demandara estatus de potencia nuclear.
· 1997 Acta Fundacional sobre las Relaciones Mutuas de Cooperación entre la OTAN y Rusia
En este Acta firmada por el secretario general de la Alianza atlántica, Javier Solana, y el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Yevgueni Primakov, la Alianza añade un corolario a su compromiso, según el cual no tiene «ni razones, ni intenciones, ni planes» de desplegar nuevas armas nucleares en Europa”, lo cual amplia la sensación de seguridad de Rusia. A cambio, Primakov desistió de fijar un techo máximo (del 5%) para el aumento de las fuerzas convencionales[19].
· 1997 Rusia solicita su entrada en la UE
El primer ministro ruso, Víktor Chernomirdin, planteó el ingreso de Rusia en la Unión Europea, como objetivo al que debe «desembocar todo nuestro trabajo».
En la sede de la Alianza se puso en marcha el Consejo Conjunto Permanente OTAN-Rusia. Además Rusia vuelve a dejar sobre la mesa la posibilidad de integrar la OTAN.
· 1999 Cumbre de Washington: ‘derecho a la guerra preventiva’
Tras el “Consenso de Washington” para establecer las nuevas reglas del juego mundial contra el Sur Global o periferias del Sistema, tendría lugar la “Cumbre de Washington”, en la que la potencia hegemónica comienza a evidenciar un giro en esa política de entendimiento con la Rusia de Yeltsin derrotada y subordinada al “Occidente Colectivo”. Ahí se acentúa y acelera también la acumulación bélica de capital.
«EE.UU. se reserva el derecho de tomar medidas anticipatorias para defenderse, incluso aunque haya incertidumbres sobre el lugar y el momento del ataque del enemigo. EE.UU. apoya los movimientos e instituciones democráticos en cada nación y cultura, con el objetivo último de acabar con la tiranía en el mundo».
Los “regímenes despóticos” a los que había que combatir no podían ser otros que Irak, Irán, Bielorrusia, Myanmar, Corea del Norte, Cuba, Siria y Zimbabue.
· 1999 Comienza la expansión de la OTAN hacia el Este
Se incorpora a Chequia, Hungría y Polonia a la OTAN, violando la Carta de París, el Tratado de Reunificación de Alemania y hasta la propia Conferencia de Yalta.
· 1999 Destrucción de Yugoslavia
70 días de bombardeos ininterrumpidos, en los que fueron lanzadas entre 10 y 15 toneladas de uranio empobrecido que provocaron un desastre ambiental y la multiplicación por cinco de los casos de enfermedades oncológicas. Esos dos meses y medio de ataques aéreos incesantes se cobraron la vida de miles de civiles, entre ellos 88 niños, dejaron miles de heridos y llevaron a numerosos crímenes de guerra[20]
· 1999 Compromiso de Estambul de la OSCE
La OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación de Europa) es la organización de seguridad regional más grande del mundo, con 57 Estados de Europa, Asia central y Norteamérica. Hizo entonces la siguiente declaración:
“Declaramos nuestro firme compromiso con un área de la OSCE libre, democrática y mejor integrada, en la que los Estados participantes estén en paz unos con otros y en la que las personas y las comunidades vivan en paz, prosperidad y seguridad”
Para poner en práctica ese compromiso se acordó “adoptar una Plataforma para la Seguridad Cooperativa, con el fin de intensificar la cooperación entre la OSCE y otras organizaciones e instituciones internacionales, haciendo así un mejor uso de los recursos de la comunidad internacional. – Desarrollar la función de la OSCE al servicio de la paz, reflejando así mejor su enfoque global de la seguridad.”
· 2002 Conferencia de Praga – hito en la historia de la expansión de la OTAN hacia el este de Europa
Abre la puerta a una Alianza de 26 miembros, con la incorporación de más países del antiguo “espacio soviético”.
Lituania, Letonia, Estonia (que hasta hace apenas una década formaban parte de la Unión Soviética), Rumania, Bulgaria, Eslovaquia y la república ex yugoslava de Eslovenia se incorporan en 2004 a la OTAN, en lo que supone la mayor ampliación en los 53 años de historia de esta organización.
Albania y Croacia lo hacen en 2009. Montenegro en 2017 y Macedonia del Norte en 2020.
· 2002 Abandono del Tratado ABM (misiles balísticos) por parte de EE.UU.
La potencia estadounidense levanta bases militares en Alaska, Europa del Este (Polonia y Rumanía), Japón y Corea del Sur, envolviendo a Rusia de armas letales de destrucción masiva.
Después se negaría a firmar el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares y el Tratado de No Militarización del Espacio. Tampoco se comprometería a no usar primero armas nucleares, como sí firmó Rusia. De hecho, en su “Nueva Estrategia de Defensa Nacional” no descarta usar armas nucleares contra amenazas no nucleares (El Pentágono no descarta usar armas nuclear contra amenazas «no nucleares» de China y Rusia | Perfil).
· 2007 Conferencia de Seguridad de Munich (Foro Atlantista)
Ya Putin al frente del Estado ruso propone una Europa unida, con Rusia como parte de ella.[21]
Reitera la propuesta de Gorbachov: un esquema de seguridad europea integrada (en donde nadie puede sentirse seguro si algún miembro se siente amenazado). Advierte sobre la inviabilidad de pisotear la legalidad internacional con intervenciones militares contrarias a la ONU y de que Rusia no retrocederá más.
· 2014 Declaración de Astaná – Cumbre de la OSCE
Entre sus principales declaraciones:
* La seguridad de cada uno de los Estados participantes está indefectiblemente vinculada a la de todos los demás.
* Todo Estado participante goza de igual derecho a la seguridad.
* Todo Estado tiene también derecho a la neutralidad.
* Cada Estado participante respetará los derechos a ese respecto de los demás Estados.
* Ninguno de ellos fortalecerá su seguridad a expensas de la seguridad de los demás Estados
* Hacia una verdadera comunidad euroatlántica y euroasiática, con una seguridad unida e indivisible.
Traducción: si uno de sus miembros se siente amenazado los demás no pueden sentirse seguros.
· 2014 Golpe cruento de Estado en Ucrania
Fuerzas ‘banderistas’, filonazis, se ponen al frente y controlan los resortes de poder del país, en estrecha colaboración con los centros de mando e inteligencia del Eje Anglosajón-rms y la OTAN.
Entre las principales disposiciones represivas que se adoptan bien inmediatamente o en lo sucesivo:
* Se arrincona la lengua rusa (y otras lenguas minoritarias), exigiendo que toda la documentación se haga en ucraniano y sólo en ucraniano, tanto en administración pública como en la empresa privada.
* Las minorías étnicas del país son privadas de la enseñanza en su lengua y en su historia y cultura.
* Prohibición de casi la totalidad de los partidos políticos de la oposición. 13 en total hasta el momento: Bloque de Oposición, Socialistas, Partido Justicia y Desarrollo, Nashi, Estado, Bloque de Vladimir Saldo, Oposición de Izquierda, Partido Sharia, Unión de Fuerzas de Izquierda, Plataforma de Oposición-Por la Vida, Partido Socialista Progresista de Ucrania y Partido Socialista de Ucrania. Cualquier partido que se oponga a las políticas filonazis y de represión del Gobierno es acusado de “prorruso” y eliminado de la escena política.
* Persecución (y desaparición) de comunistas (como máxima expresión de esa represión de la oposición)
* Encarcelamiento del líder del segundo partido más votado, Víktor Medvedchuk, de Plataforma de Oposición-Por la Vida
* Se atenta contra la memoria histórica, derribando monumentos a los liberadores del nazismo, mientras se ensalza a los que colaboraron con él.
* Se toman medidas anti-sindicales y de drástico deterioro del mercado laboral. Se rompe la negociación colectiva, introduciéndose contratos individuales para las personas que trabajan en las pequeñas y medianas empresas, y se da al empresariado ucraniano el derecho a despedir sin motivo alguno. El mercado laboral pasa a estar regido por el código civil (que predica la igualdad de condiciones y poder entre empleador y empleado), como en el siglo XIX. Esto se hace, según el gobierno ucraniano, para “des-sovietizar” la legislación laboral. Entre algunas de las perlas del nuevo código laboral ucraniano:
- La reducción de los derechos y de las posibilidades de defensa de los intereses de los trabajadores.
- La evasión masiva, por parte de los empleadores, de la firma de convenios colectivos.
- La adopción de una jornada de trabajo abusiva y no regulada, en vez de la internacionalmente reconocida jornada de ocho horas
- La ruptura y el debilitamiento del movimiento sindical, al separar el papel de los sindicatos en función de su representatividad.
Puede que se trate de un adelanto de lo que le espera al resto de Europa, ya que sus líderes alaban sin cesar al gobierno ucraniano.
A todo ello hay que sumar el asedio permanente a la población prorrusa del Donbass, con bombardeos que ocasionarían hasta febrero de 2022 más de 14.000 muertes, sin que los grandes medios ni los líderes europeos levantaran la voz en defensa de esa población ucraniana.[22]
Rusia fuerza los Acuerdos de Minsk (Protocolo de Minsk) para intentar distender la zona y que se respete a las gentes del Donbass y su territorio. Sin embargo, la población continuaría sufriendo el hostigamiento del ejército ucraniano, con muertes y destrucción de infraestructuras, fuentes de energía y viviendas.
· 2016 Cumbre de Varsovia – despliegue militar de la OTAN en el este de Europa
Haciendo caso omiso a la Declaración de Astaná, así como de las propuestas rusas, la OTAN despliega en Europa oriental sistemas antimisiles, bombas nucleares avanzadas y batallones de diversos países.
· 2017 Cumbre de Bruselas
Se establece el compromiso de aumentar un 2% los gastos militares de los países miembros de la OTAN, mantener una estructura militar permanente de la UE, así como que ésta se hiciese cargo de los gastos de infraestructura de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
También se dieron los acuerdos para una futura incorporación de Japón, Corea del Sur y Colombia.
· 2019 Estados Unidos se retira del Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF) de 1989 U.S. Withdraws From Intermediate-Range Nuclear Forces Treaty > U.S. Department of Defense > Defense Department News
· 2019 Ucrania proclama querer desligarse del Memorandum de Budapest y hace pública su pretensión de nuclearizar la península de Crimea
Esto constituye ya una amenaza directa a Rusia.
Misiles nucleares desde Ucrania pueden alcanzar Moscú en cinco minutos, sin tiempo de respuesta para activar las defensas y el contragolpe ruso. Rusia quedaría indefensa (por eso no es una cuestión de “pacifismo”, lo que se le pediría a Rusia en caso de no intervenir militarmente es aceptar la propia destrucción, toda vez que, además, el resto de países firmantes de los Acuerdos de Minsk o los obvian o incumplen sistemáticamente, negándose también a ofrecer las garantías de seguridad que Rusia demandaba, con una OTAN pegada a sus fronteras.
· 18 de febrero de 2022
Se intensifican los bombardeos que desde 2014 el ejército ucraniano lleva perpetrando contra la población ucraniana del Donbass. Se disparan contra esa población 1.400 obuses durante el transcurso del día.
En los dos días siguientes unos 100.000 ucranianos del Donbass huyeron de la línea del frente. Se replegaron hacia el interior del Donbass o hacia Rusia.
· 19 de febrero de 2022 Conferencia sobre la Seguridad de la OTAN en Munich
El presidente ucraniano, Zelenski, anuncia que quiere obtener la bomba atómica frente a Rusia.
Las cartas estaban definitivamente echadas.
(Abajo el mapa de la expansión de la OTAN en Europa, frente a un país que había perdido la guerra, había sufrido dócilmente la “doctrina del shock” de los organismos globales controlados por EE.UU. y en consecuencia se había empobrecido sobremanera, había solicitado formar parte de la UE e incluso de la OTAN. ¿Por qué esa saña, entonces, contra Rusia?)
Ucrania no ha sido sino el cordero sacrificado en esta Guerra Total.
[palabras del ex cónsul en Moscú, José Zorrilla: Ucrania: ¿cómo hemos llegado a esta situación? | San Telmo Museoa – YouTube; vienen al caso también estas declaraciones del primer secretario del PC ucraniano: Primer Secretario del PC de Ucrania en el XXII EIPCO – Patria Roja
Notas:
[10] Dejo aquí algunas referencias al respecto: CORONEL BAÑOS «hay una verdadera censura en Europa, para el que vaya en contra de la línea oficial.» – YouTube]. La Censura y la Propaganda se han utilizado para sembrar el espacio mediático de mentiras sistemáticas y sacos enteros de ‘fake news’. Algunos ejemplos: https://tenacarlitos.wordpress.com/2022/03/03/el-dia-en-que-el-periodismo-europeo-decidio-acabar-con-la-libertad-de-expresion-obedeciendo-una-orden-de-corte-neonazi/. Esta Gran Censura es fuente de seria preocupación en casi todo el resto del mundo, que mira cada vez con más recelo los famosos derechos de los que hacen gala los europeos (¿Ha renunciado Occidente a la libertad de expresión?, por Thierry Meyssan (voltairenet.org); https://observatoriodetrabajadores.wordpress.com/2022/11/21/la-responsabilidad-periodistica-se-desvanece-al-informar-sobre-los-paises-objetivo-de-ee-uu-caitlin-johnstone/; https://actualidad.rt.com/actualidad/422498-periodistas-peru-rechazo-censura-medios-rusos). Interesante también este programa: Propaganda occidental: el arte de mentir | Diario Octubre (diario-octubre.com)
[11] Adueñándose de buena parte de los ámbitos intelectuales y académicos, donde hace incluso de la teoría crítica también un elemento anticomunista (ver Gabriel Rockhill, https://canarias-semanal.org/art/33563/gabriel-rockhill-la-industria-de-la-teoria-global-capitalista-al-descubierto-video).
[12] Sin embargo, ese mismo abuso a cuenta del poder mundial de su moneda puede estar trazando el principio del fin de su importancia, dado que impele a cada vez más países a buscar vías alternativas al dólar, precisamente para librarse de sus imposiciones y consecuentes sanciones en caso de cualquier incumplimiento o “desobediencia” (https://vk.com/wall-211725988_12362).
“La hegemonía del dólar se ha ido erosionando desde hace un par de décadas, principalmente debido al aumento del comercio a escala regional y como respuesta de los países que quieren escapar del dominio de la moneda estadounidense. Entre 1999 y 2021, las reservas en dólares de los bancos centrales cayeron del 71% al 59%. Además, hoy en día el dólar representa el 40% de las transacciones internacionales, el euro el 35%, la libra el 6% y el yuan el 3% […] A estas alturas de la historia, la economía estadounidense tiene un carácter fuertemente parasitario. Incluso más que en la época de la hegemonía británica. El imperialismo británico podía contar con los recursos extraídos de las colonias, en particular de la India, de las que el excedente comercial fluía hacia el centro financiero de Londres. Sin embargo, la libra se basaba en algo tangible, el oro. Hoy en día, el dólar no tiene nada tangible y real detrás, aparte del ejército estadounidense” (Doménico Moro: https://www.lahaine.org/mundo.php/el-capital-en-el-siglo). Esto contribuye sobremanera a hacer de la Guerra un recurso último, permanente y cada vez más rayano con lo desesperado, para EE.UU.
[13] De nuevo, la persecución, encarcelamiento o eliminación de quienes intentan desafiar los dictados extraterritoriales de EE.UU. es el precio a pagar, como el diplomático colombiano-venezolano, Alex Saab, ejemplifica (detenido en Cabo Verde a instancias de la potencia imperial y encarcelado en USA por “violar” su asedio económico contra Venezuela -destrozando todos los acuerdos sobre inmunidad diplomática que sostienen el orden mundial-).
[14] Cuando esas “revoluciones de colores” no se consuman, en su defecto se desata la desestabilización sistemática de los países atañidos y la extenuación de sus sociedades. Concreciones de ello tenemos, además de las mencionadas aquí o que referiremos más abajo, en Cuba (ejemplo histórico por excelencia), Venezuela, Honduras, Nicaragua, Bolivia, Nigeria, Burkina Faso, Siria, Irán, Hong Kong… Habría que señalar, además, la partición de Sudán y la que se está intentando ultimar con Etiopía y Congo, como más destacadas.
[15] Zbigniew Brzezinski, conocido estratega estadounidense, propuso en su momento desmembrar Rusia en al menos cuatro Estados, con una república de Extremo Oriente, otra siberiana, una Rusia europea y una confederación caucásica. Este es, en general, uno de los mayores peligros de la estrategia anglosajona-rms a escala planetaria: la persecución de la división de países díscolos para convertirlos en pedazos manejables e inviables por sí mismos.
[16] Desde 1700 que domina el Sistema Mundial capitalista, la obsesión del Eje Anglosajón ha sido controlar el centro o el “corazón” del mundo, la principal masa de tierra, población y recursos del planeta: Eurasia. Es famosa la frase que se atribuye al que está reputado de ser el primer estratega moderno, Harold Mackinder: “Quien rija el Este de Europa comandará el Heartland. Quien rija en el Heartland comandará la Isla del Mundo. Quien rija en la Isla del Mundo comandará el Mundo”. La “Isla del Mundo” no es otra que Eurasia y su corazón coincide en buena medida con la masa de tierra rusa.
[17] Este territorio fue anexado al Imperio ruso. Posteriormente, Osetia del Sur quedó bajo el tutelaje de la Georgia soviética, con el nombre de Óblast Autónomo de Osetia del Sur. Durante el colapso de la URSS, Georgia proclamó su independencia de la actual Federación Rusa el 9 de abril de 1991 y se convirtió en un Estado independiente, reclamando como parte de sus territorios a Osetia y Abjasia. La inclusión de los mismos supuso el estallido de las tensiones, pues ni Osetia ni Abjasia querían formar parte de Georgia.
[18] Entre los objetivos sintetizadores del informe, puede leerse: “aislar a Rusia en el escenario internacional, alentar protestas internas, utilizar sanciones económicas para lograr que Europa reduzca la importación de gas ruso y lo reemplace con gas licuado estadounidense. Y finalmente, armar a Ucrania para explotar la mayor vulnerabilidad externa de Rusia.” Clarificador también atender a la Nueva Estrategia de Seguridad Nacional recién formulada por EE.UU.: «Superar a China y restringir a Rusia»: https://actualidad.rt.com/actualidad/444591-eeuu-presenta-estrategia-seguridad-nacional. “La era de la postguerra fría ha concluido definitivamente y está en marcha una competición entre las principales potencias para dar forma a lo que vendrá a continuación”, anuncia Biden en la introducción al documento. Y sigue: “China es el único competidor con intención de redefinir el orden internacional que dispone de las capacidades para hacerlo”. Aquí Taiwán (¿y toda el área del Pacífico?) parece estar llamada a ocupar el papel de Ucrania.
Adjunto dos interesantes enlaces sobre lo que se urde mediante la guerra por procuración en Ucrania y las nuevas alianzas en el Pacífico-Índico contra China: El Nuevo Orden Mundial que se pretende crear manipulando la guerra en Ucrania (video), por Thierry Meyssan (voltairenet.org); Algunas reflexiones en torno a la crisis en Ucrania (observatoriocrisis.com).
[19] «Es una gran victoria para la razón y para la comunidad mundial», dijo Primakov. «La razón ha prevalecido, el camino para firmar en París está desbrozado», apoyó Solana, que reconoció a su interlocutor «la misma firmeza en la defensa de los intereses de su país que yo he puesto en la de los intereses de la OTAN». En la sede de la OTAN, en Bruselas, los 16 embajadores recibieron el texto con entusiasmo. EE.UU., Francia, el Reino Unido, Italia y España lo asumieron en declaraciones públicas.
[20] Nunca las potencias centrales perdonaron a este país su soberanía, su proyecto social y de desarrollo autónomo durante la Guerra Fría, como tampoco su rechazo a la expansión de la OTAN hacia el Este (y menos aún a formar parte de ella). Tras la agresión, Yugoslavia tiene hoy todavía el sector industrial destruido, las cadenas económicas rotas, muchos puestos de trabajo perdidos, con una migración laboral masiva de jóvenes, una existencia a expensas de las inversiones extranjeras, la importación desaforada, años de crecimiento negativo del PIB y sueños poco realistas de volver al nivel de desarrollo económico de los años 80. A más de 20 años de los bombardeos, no hay datos oficiales exactos sobre los daños causados (pueden sobrepasar los 100.000 millones de US$), pero las consecuencias indirectas son mucho peores. La salud de los ciudadanos se ha visto socavada, se han producido daños irreparables al hábitat y se ha dado una gran pérdida de su fuerza productiva (https://mundo.sputniknews.com/europa/201906081087552607-bombardeos-de-yugoslavia-la-destruccion-del-pais-a-escala-industrial/).
[21] “En 2001, mientras los americanos se deshacían de algunos de los acuerdos de desarme más importantes de la guerra fría (por ejemplo el acuerdo antimisiles, ABM) y descafeinaban otros, y mientras tras la caída de Milosevic en una de esas revoluciones de colores el Washington Post editorializaba anunciando que la siguiente jugada sería en Bielorrusia y Ucrania, Putin propuso su colaboración a Bush en el esfuerzo ‘antiterrorista’ posterior al 11-S. Cedió acceso a Afganistán por la puerta trasera de Asia Central ex soviética y cooperó en logística e inteligencia todo lo que pudo. Todo eso no sirvió para nada.”
En 2009 el presidente Dmitri Medvedev propuso celebrar en Berlín “una cumbre paneuropea, abierta a Estados Unidos” (fijémonos en el detalle) para “preparar un acuerdo sobre seguridad europea jurídicamente vinculante” que ponga fin a las actuales tensiones. En lugar de globalizar la OTAN, usurpando el papel de la ONU, Europa debe recrear la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (aquella OSCE de la Carta de París de 1990).” Reventando el polvorín ucraniano – Rafael Poch de Feliu
[22] Ninguna de estas terribles medidas y acciones parece haber inquietado a las izquierdas integradas (por lo general institucionalizadas, incluyendo por activa o por pasiva buena parte de los PC) europeas, en su apoyo “incondicional” al régimen de Zelenski y sus nazis (con sus promotores anglosajones-sionistas), a quien aplauden en los distintos Parlamentos europeos. Para colmo de aberraciones, el propio Parlamento de la UE concede al presidente ucraniano el premio a la “libertad de conciencia” (claro, que viniendo precedido del nombre de “Sájarov” igual lo podemos entender mejor). Bueno, ese “colmo” parece no llenarse nunca, porque acabando estas páginas el Parlamento europeo declara a Rusia “país promotor del terrorismo” (justo al único que ha luchado en distintos frentes en Asia y África contra los yihadistas del Eje Anglosajón-rms y la OTAN), más allá de la incongruencia de mantener con él relaciones diplomáticas. El cierre hacia una reescritura de la historia de corte reaccionario-autoritario, como acompañante del proceso de cierre democrático anejo al tanatocapitalismo, va a toda velocidad en Europa (¿cómo habrían llamado a la URSS ahora esos ínclitos parlamentarios: “país promotor del comunismo”? Sin duda). Con una UE cada vez más indistinguible de la OTAN, más empotrada subordinadamente en ella.
Por Andrés Piqueras
Publicado el 26 y 29 de noviembre de 2022 en Rebelión.