¿Chile a la Derecha?

La posibilidad de que Chile gire a la derecha ha dejado de ser una pesadilla para devenir una posibilidad, según indican los últimos sondeos de opinión


Autor: Wari

La posibilidad de que Chile gire a la derecha ha dejado de ser una pesadilla para devenir una posibilidad, según indican los últimos sondeos de opinión. Por ello no es ocioso reflexionar en lo que ello significaría para nuestro país en lo inmediato. Pues más allá de las promesas del candidato y de los apasionados argumentos propios de una contienda estrecha como la actual, surgen algunas cuestiones de más largo aliento que no se pueden obviar.

Un gran historiador francés, Fernand Braudel, sostenía que “El capitalismo sólo triunfa cuando se identifica con el Estado, cuando es el Estado”. Al examinar el desarrollo del capitalismo en Europa, en efecto, resulta claro que así ocurrió en las ciudades-Estado de Florencia o Venecia, lo mismo que en Inglaterra tras la revolución de 1688 y en Francia durante el siglo XIX. En la historia reciente de nuestro país, esta idea pareciera cumplirse cabalmente.

De hecho, podríamos argumentar que la orientación neoliberal, lejos de ser contraria a la intervención del Estado, apela más bien a un Estado funcional al capital, al punto de reclamar su intervención cada vez que el mercado muestra sus debilidades. Esto ha ocurrido en Chile, tanto en dictadura como durante los gobiernos democráticos de la Concertación. El Estado ha intervenido subsidiando Bancos o interviniendo el mercado cambiario frente a determinadas coyunturas.

La presencia de un empresario como presidente del país sólo haría explícito este maridaje entre el capital y el Estado. Si bien ya no estamos sumidos en un modelo político autocrático, es innegable que el advenimiento de la derecha económica al poder ejecutivo significa una identificación estrecha entre capitalismo y Estado. Esta situación se ve acentuada por una democracia presidencialista de baja intensidad amparada en una Constitución que no ha sido modificada en lo sustancial por los sucesivos gobiernos concertacionistas. Más allá de los nuevos equilibrios parlamentarios, en este escenario todo augura una expansión y un desarrollo del capitalismo chileno.

Un gobierno de derecha en Chile tiene implicancias no sólo en el plano interno, con el riesgo de acrecentar, por ejemplo, la larvada conflictividad social en sectores tan sensibles como la educación y la salud o los conflictos étnicos surgidos en la Araucanía. En una mirada más amplia, surge con nitidez la posibilidad de realinear a nuestro país con regímenes homólogos ya presentes en América Latina, conformando un eje de derechas que se levanta en contraste a los gobiernos de centro izquierda de la región. Tras dos décadas de una tímida integración regional, un triunfo de la derecha en Chile significaría un grave revés a este respecto. La apuesta por una reedición de los principios neoliberales incubados en los años ochenta del siglo anterior es de suyo incierta, mucho más todavía en un mundo que no acaba de salir de una crisis profunda generada por los excesos y desmesuras de tales políticas.

Por Álvaro Cuadra

Investigador y académico de la Escuela  Latinoamericana de Postgrados. ELAP. ARCIS


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