Desde hace unos años en Chile se ha venido sucediendo un fenómeno en la prensa que se creyó poco probable de darse en este país: que el periodismo se farandulizara… ¿por qué? Porque siempre se ha considerado a los chilenos como individuos muy preocupados por evitar el escándalo, tremendamente cuidadosos del qué dirán, socialmente correctos y compuestos, incapaces de tratar públicamente temas relacionados a la vida privada ni menos íntima, sin embargo… existe algo, casi una enfermedad diría yo, denominada “farandulismo”, no, no dije sonambulismo, leyó bien, dije farandulismo… ¿qué es eso?
Es una rara enfermedad que proviene de nuestros hermanos estadounidenses y que data de principios del siglo pasado cuando los medios de comunicación empezaban a tomar las bases de lo que hoy conocemos como el cuarto poder.
Era la época en que el cine norteamericano empezaba a descubrir el interesante mercado que lograba constituir con sus auditores y la muy particular atracción que dicho medio ejercía sobre los mismos, atracción que ya William Randolph Hearts logró visualizar cuando empezó a construir su imperio monopolizando los medios impresos de USA, transformándose en el primer magnate mediático de la historia.
Pero, ¿a qué vino mencionar a Hearts, que monopolizó la prensa escrita, asociándolo con el cine y la farándula? ¿Por qué Orson Welles lo escogió como el protagonista de su película El Ciudadano Kane, el film considerada una de las obras maestras de la historia del cine?… en un momento me explico.
Corría el año 1927 y Hearts, casado aún con una aristócrata, tenía de amante a una mediocre y bellísima actriz llamada Marion Davis de quien Hearts sospechaba lo engañaba nada menos que con el extraordinario actor Charles Chaplin. Para salir de sus dudas Hearts invitó a su yate a su amante Marion Davis, al supuesto amante de ella, Charles Chaplin, y entre varios estaba Thomas Harper Ince, un brillante productor de cine, y Louella Parsons, columnista de uno de los diarios de Hearts.
El final es el bueno: se dice que Hearts pilló a Marion su amante con Chaplin y que mientras éste huía le disparó erróneamente en la cabeza a Thomas Ince quien dos días después fue encontrado muerto y cuyo certificado de defunción lo firmó el Doctor Ida Glasgow, médico personal de Hearts, afirmando como causa de la muerte un ataque cardiaco, para luego ser cremado y sus cenizas esparcidas mientras su viuda era fletada raudamente, con un fondo fiduciario “donado” por Hearts, a Europa.
En tanto Louella Parsons se dedicó, a través de artículos periodísticos, a borrar todas las huellas y lazos que unían a Hearts con la muerte de Ince y en agradecimiento Hearts le dio un contrato vitalicio y extendió la cobertura de sus colaboraciones a todo su monopolio impreso transformándola en la periodista con mayor influencia en todo USA.
Si bien es cierto fue el periodista Walter Winchel quien comentó por primera vez los chismes de Hollywood, Louella se encargó en transformarse en la columnista más ácida, lapidaria y emblemática dándole el tono de lo que hoy entendemos como farándula dura a este nuevo tipo de periodismo.
El poder que Louella Parsons ejerció a través de los medios de comunicación sobre Hollywood durante más de 40 años logró enaltecer y/o destruir a quien ella le pareció sin ningún miramiento y ante la indolente y atemorizada mirada de actores, directores y productores quienes se referían a ella como “Louella He-Visto-Lo-Que-Has-Hecho-Parsons”, evidenciando la imagen persecutoria, temible y sancionadora que esta omnipotente periodista logró ejercer hasta que murió sola en un hospicio.
El primer indicio del término farándula se origina por el año 1603 otorgándole el significado de: “’pandilla y/o cuadrilla de comediantes vagabundos”, mientras que en 1732 se le atribuía al término farándula el significado de: “profesión de farsantes”. Es curioso que se halla escogido justamente ese término para etiquetar a un tipo de periodismo como el que actualmente se realiza, que se preocupa por develar públicamente muchos aspecto de la vida privada e íntima de los protagonistas del mundo del espectáculo.
Los primeros vestigios asociados a la crítica de espectáculo en Chile datan del año 1925 cuando la película El Húsar de la muerte, del multifacético director y actor chileno Pedro Sienna, fue evaluada periodísticamente llevándose los laureles de la crítica por la labor cinematográfica total del film.
De ahí en adelante podemos observar que el periodismo de espectáculos se centró en el análisis y evaluación inicialmente de las obras culturalmente elitistas del teatro, ballet y ópera montados en Chile, tanto nacionales como extranjeros, para lentamente empezar a darle espacio a la crítica de films más masivos y de programas de la televisión de turno.
Periodistas como Yolanda Montecinos e Italo Passalacqua, empezaron a combinar la crítica seria con matices que incluían comentarios referentes a la imagen proyectada o la personalidad de los miembros de los espectáculos, obviamente nada comparable con la ya reconocida y agresiva “prensa rosa” que existía en países como España, Gran Bretaña, Italia, USA o la muy cercana Argentina.
¿Cuándo podemos empezar a hablar de este tipo de periodismo farandulero en Chile?… curiosamente a partir de un hecho banal y poco trascendente que plasma el enfrentamiento entre dos bellas mujeres, por allá en el año 1999, una Daniella Campos novia en ese entonces del ídolo del fútbol chileno Iván “Bam Bam” Zamorano, y la otra Titti Aubert, supuesta amante de Zamorano, quienes se agarraron literalmente de los pelos en una conocida discoteca capitalina luchando por el amor del ídolo futbolero.
Por primera vez se tocó en los medios chilenos un tema de esta índole con protagonistas nacionales que jamás hubieran imaginado lo que podría significar formar parte de los comentarios de profesionales dedicados hasta ese momento a la objetiva profesión del periodismo.
Esta novedosa propuesta llamaría la atención de los medios, y se incorporaría a su agenda temática, debido a la interesante creciente audiencia que se lograría captar a través del programa pionero de televisión “SQP” (2001) que fue el que por primera vez se dedicó exclusivamente a la temática farandulera. Ellos fueron los propiciadores de la formación del llamado mundillo de la farándula o jet-set criollo, donde sus protagonistas son personajes que pertenecen o están relacionados al mundo del espectáculo, las artes, el deporte, la belleza o simplemente logran captar su atención gracias a los consabidos escándalos que son el caldo de cultivo que alimenta la propuesta de este tipo de programas.
Interesante es rescatar que la prensa de espectáculo es además la creadora de un nuevo tipo de comentarista, que sin ser necesariamente profesionales del periodismo, y pudiendo incluso no ser profesionales en nada, se han transformado en parte también del espectáculo, ellos son los denominados «opinólogos»… personajes que no sólo hablan de farándula sino que a su vez son la farándula misma.
En fin, hablar de farándula hoy en día implica a periodistas, opinólogos, modelos, comentaristas, animadores, actores, deportistas, políticos; la lista es larga y extensa, basta simplemente con ser sujetos dispuestos a transformar su vida en un objeto público que genere controversia para ser parte de esta larga, atractiva y muy remunerable cofradía de personajes que protagonizan el espectáculo requerido para mantener una hora de programación televisiva, radial o una portada de un diario y que sean capaces de hacer que el espectáculo continúe para que el periodismo de farándula decida cuánto vale el show y los públicos los elijan como tema de interés de primer plano.
Por Zita Pessagno Barrella
Doctorante, Universidad Arcis