Yo soy el Luchito Jara, tengo 60 años y trabajo en el Liceo Municipal A9, de Ovalle, desde hace mucho tiempo. Llego al liceo temprano en la mañana y salgo a las seis y media, aunque todos los días voy a almorzar a mi casa. Hace 24 años que estoy acá, ahora soy de planta. Es un lindo trabajo el que tengo porque me permite estar cerca de los cabros y así uno los puede guiar un poco y de repente los niños hasta me hacen caso.
Soy auxiliar, aunque ahora nos llamamos “Asistentes de la Educación”. Trabajo en el Liceo Alejandro Álvarez Cofré de Ovalle, acá en la Región de Coquimbo, también se conoce como el Liceo A-9. Conozco tantos niños, tantos, que a veces me saludan en la calle y yo ni me acuerdo, imagínense, “hola” no más les digo.
(-Señorita, diga.
-¿En qué sala es la reunión del 2º A?
-En el segundo piso, subiendo por ahí)
Bueno, este es un trabajo bonito, durante el día me quedo en la puerta, guío a las personas que vienen al Liceo. Hay que tener harta paciencia eso sí, llega harta gente y el Liceo es grande y, cuando termina la jornada, hago aseo en las salas.
A mí me gusta mucho mi trabajo, los niños se portan bien, algunos son medios pasaos pa’ la punta, pero son cabros buenos.
(-¿Está el Mister?
-A ver, pase por acá, por allá lo va a encontrar).
Siempre he sido de Ovalle, nacido en el hospital de esta ciudad. Somos cinco hermanos y todos vivimos aquí. Acá en el Liceo tenemos un internado también; trabajé muchos años ahí yo, más de diez, después me cambiaron pa’ acá, me volví pa’ allá y después otra vez pa’ acá.
(-Buenas tardes, ¿Hay una reunión de los auxiliares?
-A las seis y media).
Somos bien amigos con todos acá, nos juntamos a conversar, a pelar. Trabaja harta gente en el Liceo, aunque antes eran muchos más los niños. A veces nos juntamos a tomar una chelita afuera. Tenemos nuestro gremio y nos movilizamos también por nuestros sueldos.
(-Buenas tardes, le hago una pregunta ¿Hay una reunión hoy día de los segundos medios?
-Usted es la segunda persona que entra, pero no sé donde es, no me han informado nada).
Mi primer sueldo fue de 30 lucas. Ahora ha subido, pero no mucho. De todas formas yo creo que no es bueno que las empresas administren los liceos, así nos sacarían a la mayoría yo creo, está bien así, que sea público. Aunque la verdad es que yo sólo espero jubilarme, ahora tengo sesenta años.
Lo que me hace más feliz es tocar, tocar la batería con Los Masters. Tocamos de todo, vamos a donde nos contratan, ensayamos en la semana después de la pega y salimos a tocar. A mí me gusta la cumbia, pero como la gente pide y pide, tuvimos que aprender otros ritmos no más po’. Tango, cueca. Somos seis, yo empecé a tocar con los Sin Luz, después pasé a los Ritmo Joven y de ahí a Los Masters. Ensayamos harto, de martes a sábado. Me gusta mucho, me gustaría morir en un escenario. A veces los cabros me molestan, me dicen: “Oiga tío, ahí lo vi tocando”, y se ríen.
(-¿Cuáles son los candidatos para votar en la directiva?
-No tengo idea.
-Es que me dijeron que aquí era la votación.
-No tengo idea, no me han comunicado nada).
Uf ¡Hay que tener paciencia!
A veces yo molesto a los chiquillos; una vez empecé a tirarles agua con una jeringa sin que ellos me vieran -yo estaba en el segundo piso-, y después les decía: “niños, está chispeando”; después les tiraba de nuevo, hasta que me salió muy fuerte la risa y me echaron una de garabatos. Ja ja ja.
Los niños se van y a veces vuelven al Liceo a saludar, una vez vino un carabinero y preguntó por mí. Yo me anduve asustando, después me dijo: “Tío, soy yo”. El año que viene van a haber también cabros de séptimo y octavo, ahí sí que me van a hacer salir canas. Más de las que tengo.
La verdad es que yo me llamo Orlando Delis. Pero todos me conocen por Luchito Jara.
(-¿Viene a la reunión con Don Horacio? Tercer piso).
Por Solange González Henott
Oficios y pegas varias
El Ciudadano Nº116, segunda quincena diciembre 2011