Tesoros del rey Juan
El rey Juan I de Inglaterra, más conocido como Juan sin Tierra, adoraba el lujo y dedicó casi toda su vida a saquear abadías. Incluso después de perder su reino, recorrió el actual Reino Unido con carruajes cargados de oro, piedras preciosas, monedas y otros objetos de valor.
En 1216, una de sus caravanas con un séquito de soldados y cargada de joyas se hundió en unos pantanos cuando viajaba de Lincolnshire a Norfolk. A pesar de que la zona ya esta seca y se conoce el lugar donde podrían encontrarse esos restos, nadie ha podido dar ni con una sola moneda.
Ciudad perdida de Paititi
Una leyenda indica que la selva tropical que se encuentra en el sudeste de Perú, el norte de Bolivia y el suroeste de Brasil esconde la mítica Paititi, la ciudad perdida de los incas presuntamente fabricada en oro. Hasta el momento, ninguna de las ruinas de las antiguas ciudades de Sudamérica corresponde a ese lugar, que tendría viviendas y caminos fabricados con ese metal precioso.
Algunos investigadores estiman que, después de la conquista española, parte de los incas emigró de Perú a Paititi, donde sus descendientes habrían vivido cómodamente durante el siglo XVII y, posiblemente, el siguiente. No obstante, desde el siglo XIX no existen referencias sobre ese lugar.
Millones perdidos de Kruger
Hasta ahora, algunas personas creen que los bóeres —colonos de origen neerlandés— escondieron un gran tesoro en algún lugar de Sudáfrica en los últimos días de la República de Transvaal, antes de la llegada del Ejército británico. El tesoro constaría de lingotes y monedas de oro que nunca entraron en circulación.
Toda esta riqueza habría acompañado al entonces presidente del país, Paul Kruger, cuando huyó del Ejército británico en dirección al actual Mozambique, aunque ese mandatario embarcó rumbo a Francia sin la carga… y el destino del oro sigue siendo un misterio.
Rollo de cobre de los Manuscritos del Mar Muerto
Este rollo de cobre es uno de los 981 textos hallados en Qumrán, a orillas del mar Muerto, entre 1946 y 1956. Según algunos historiadores, puede ser un mapa de tesoro. Es el único documento escrito en hojas de cobre muy finas, mientras que el resto de los manuscritos del Mar Muerto son de pergamino o papiro. Además, el hebreo en el que está escrito el rollo es diferente de la lengua de los otros documentos.
Algunos especialistas indican que el rollo menciona más de 60 lugares diferentes donde se escondieron depósitos de oro y plata. Este resto arqueológico ha motivado a numerosos aventureros a realizar expediciones para buscar esos bienes.
Barco del tesoro Flor de la Mar
En 1512, el barco portugués Flor de la Mar iba cargado con trofeos de valor incalculable fruto de la conquista y tesoros del sultanato de Malaca, pero chocó contra un arrecife y se hundió frente a las costas de Indonesia. Se trata de uno de los mayores tesoros perdidos de la modernidad, ya que podría valer miles de millones de dólares.
El cargamento de esa nave incluía adornos de diamantes, esmeraldas, zafiros y rubíes, perlas raras, figuritas de animales de oro y otros objetos. Desde su desaparición, numerosas especulaciones y teorías indican que el barco naufragado fue localizado, pero ninguna ha recibido una confirmación oficial.
Los huevos Fabergé
Los huevos Fabergé son una serie de joyas elaboradas entre 1885 y 1917 por Carl Fabergé —un orfebre ruso de origen francoalemán— para la familia imperial de Rusia y otros compradores privados. Cada obra posee forma de huevo, está fabricada con metales y piedras preciosas y esconde un complicado objeto. Casi siempre se activan con un mecanismo que las pone en movimiento y permite conocer su contenido.
El primer huevo fue una petición del emperador ruso Alejandro III, que deseaba un regalo de Pascua para su esposa, María Fiódorovna. Desde entonces, Fabergé se convirtió en el orfebre de la corte y creó un huevo para cada Pascua. La elaboración de una joya de este tipo se demoraba un año.
Los huevos de Fabergé son únicos: su precio se incrementa cada año y multiplican su valor real, incluso a pesar de que están hechas de piedras y metales preciosos. Hoy en día, sabemos que el maestro creó 71 huevos —54 de ellos para los Románov— y solo conocemos el paradero de 62, de los cuales 46 son joyas imperiales. ¿Dónde estarán los demás?
Barco de San Miguel
En 1715, España había reunido una flota de navíos repletos de oro, plata, perlas y joyas con un valor que rondaría los 2.000 millones de dólares.
Esas 11 naves fueron enviadas desde Cuba justo antes de la temporada de huracanes para evitar que la riqueza fuera robada por los piratas. No obstante, resultó ser una mala idea, ya que todas se hundieron seis días después de partir.
A pesar de que siete barcos naufragados han sido localizados, solo se ha recuperado una pequeña cantidad de su valiosa carga, con lo cual la mayor parte del tesoro descansa en el fondo del mar, supuestamente cerca de la costa este de Florida (Estados Unidos).
La Sala de Ámbar
La Sala de Ámbar es una famosa obra maestra del siglo XVIII que desapareció durante la Segunda Guerra Mundial. Estaba predominantemente compuesta por adornos y paneles de ámbar creados por artesanos alemanes para el rey de Prusia, Federico I, y luego fue regalada al emperador ruso Pedro I el Grande en 1716.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el palacio donde se encontraba la sala, Tsárskoe Seló, se encontraba en el territorio ocupado por los nazis. Las tropas germanas se llevaron toda la decoración valiosa y solo en abril de 2000 el Ministro de Cultura de Alemania, Michael Naumann, entregó algunos fragmentos al presidente de Rusia, Vladímir Putin, pero el resto de la Sala de Ámbar no se sabe dónde está.
Tesoro de los templarios
El 22 de septiembre de 1307, el Consejo Real de Francia decidió arrestar a todos los caballeros templarios, que fueron ejecutados poco más tarde. Sin embargo, la gran riqueza de los miembros de esa orden aún inquieta a muchos cazadores de tesoros.
Entre las numerosas versiones de la suerte de esa fortuna una sugiere que puede encontrarse en Rusia. Esta teoría difiere radicalmente de las demás, pero existen algunas evidencias de que podría ser real.
Pozo misterioso de la isla de Oak
El misterioso pozo de la isla de Oak (Canadá) fue encontrado por tres adolescentes, John Smith, Daniel McGinnis y Anthony Vaughan, en 1795. La curiosidad provocó que esos muchachos excavaran hasta seis metros de profundidad y encontraran una misteriosa plataforma de roble cada tres. A pesar de que abandonaron el lugar, retomaron la tarea en 1813.
Tras cavar 27 metros, el grupo encontró una losa de un material extraño con un mensaje escrito en una lengua desconocida. Posteriormente, algunos expertos aseguraron que habían logrado descifrar su contenido, que indicaría que había millones de libras esterlinas escondidas aún más abajo.
Los trabajos demostraron que el pozo formaba parte de un sistema de desagües que abastecían a diversos túneles y no hay indicio de que albergara ningún tesoro. Una versión indica que el capataz, Jame Pitblado, robó algo que se había enganchado a la perforadora, pero el hombre negó el hecho y abandonó la isla.