La autoestima es sinónimo de amor propio y de auto confianza. Nos posiciona en relación al mundo y nos afecta en nuestro cotidiano: si tenemos la autoestima baja, probablemente nos enfrentemos a una discusión dándonos por perdido antes de empezar, o vayamos a una entrevista de trabajo sintiendo que la competencia está mucho mejor capacitada (y haciendo creer esto al empleador).
El cuerpo habla, cuando la autoestima está por el piso o por las nubes se envían diferentes señales que generan un determinado efecto en el entorno. Las personas con la autoestima alta tienen más facilidades a la hora de llevar a cabo cualquier proyecto ya que están seguras de que lo harán de manera exitosa. Esto es un motor importantísimo. Por eso, entre otras cosas, es fundamental mantener un buen nivel de autoestima.
1 – No te concentres en tus defectos: los pensamientos son muy importantes, especialmente los referidos a nosotros mismos: construyen y consolidan la autopercepción de nuestro ser. Es por esto que debes liberarte de esa vocecita insoportable que dice que haces todo mal o que no eres una persona suficientemente valiosa. Concéntrate en tus virtudes. Todos somos buenos para determinadas tareas y todos tenemos habilidades y talentos.
2- Mantén expectativas realistas: antes de buscar la perfección, busca llegar a la meta. Por ejemplo, si piensas en hacer una dieta, ponte un objetivo sensato y alcanzable en el corto plazo en lugar de un objetivo ideal en el largo plazo. Los pequeños logros y, sobre todo, los concretos son los que -a diferencia de aquellos que nunca se cumplen- nos entusiasman, nos hacen sentir bien con nosotros mismos y nos dan ganas de continuar con el desafío.
3 – Desarrolla el sentido de la oportunidad: las crisis son moneda corriente en la vida de las personas. Ya sean laborales, de pareja, o de cualquier otra índole, es común que un conflicto nos sacuda la estabilidad. Antes de perder las riendas porque no te piensas capaz de sobrellevar la situación, trata de alejarte un paso de la escena y ver el cuadro completo. Tranquilízate y recuerda que todo lo negativo tiene algo de positivo. Intenta encontrar una veta por la cual aprovechar esa situación que te aqueja en vez de solamente padecerla.
4 – Discierne entre lo que se puede cambiar y lo que no: si sientes que hay algo en tu vida que te impide ser feliz, identifícalo. Luego, evalúa si es modificable o no. Por ejemplo, si es tu trabajo y sabes que te convierte en un desgraciado, empieza a tomar tus decisiones en función a cambiar de empleo para encontrar uno que sí te satisfaga. Si no es modificable, por ejemplo, algún costado de tu aspecto físico –como puede ser la estatura –empieza a hacer el ejercicio todos los días de quererte tal y como eres.
5 – Apaga la tele: vivimos en una sociedad en la cual los modelos de belleza son cada vez más altos e imposibles de alcanzar. Tampoco deberíamos dedicar toda nuestra vida a lograr la silueta de una súper modelo o parecernos al hombre de la publicidad gigante que está sobre la calle principal. Sí es importante que cuidemos nuestro aspecto físico y que nos sintamos bien con él, pero tomando como parámetro nuestro propio criterio y no aquél que nos imponen desde los medios, el cual es poco realista y muy frustrante.