Este jueves 18 de mayo se cumplen seis años del fallecimiento del cantante de origen estadounidense Christopher John Boyle, mejor conocido como Chris Cornell, un día después de haber ofrecido un concierto en Detroit ante cerca de cinco mil personas en el Teatro Fox.
El también guitarrista, que había comenzado su carrera como batería, adquirió fama tiempo después por ser el vocalista de Audioslave, Temple of the Dog y Soundgarden (grupo con el que estuvo en el último concierto en el que se mostró desorientado, débil y desequilibrado).
Vicky Karayiannis, la esposa del artista reveló tras su fallecimiento que Cornell “perdió la cabeza con los medicamentos” para la ansiedad que le recetaron “por un desgarro en un hombro. En lugar de un analgésico le dieron esto” y que pudo haber ingerido una cantidad superior a las “dosis recomendadas”.
“Su muerte era completamente evitable”, aseguró la viuda del cantante. De hecho, en una declaración en conjunto con el abogado del clan, Kirk Pasich, “la familia cree que, si Chris se quitó la vida, no sabía lo que estaba haciendo, y que las drogas u otras sustancias pueden haber afectado sus acciones”, ya que existe evidencia de que el “Ativan puede causar pensamientos paranoicos o suicidas, dificultad para hablar y deterioro del juicio”.
Incluso, ella y sus dos hijos, Toni Cornell y Christopher Nicholas Cornell, presentaron una demanda por daños y perjuicios en contra de Robert Koblin, el doctor de su pareja, por recetar “negligente y repetidamente (…) sustancias controladas peligrosas que alteran la mente, las cuales afectaron la cognición del señor Cornell, nublaron su juicio, y le provocaron involucrarse en peligrosos comportamientos impulsivos que no podía controlar, lo que le costó la vida”. Ambas partes llegaron a un acuerdo confidencial en mayo de 2021, poniendo fin a esa arista judicial.
¿Cómo fue su muerte?
Karayiannis reveló en 2017 que antes del último concierto del cantante “noté que arrastraba las palabras; él estaba diferente. Cuando me dijo que podría haber tomado uno o dos Ativan adicionales, me comuniqué con seguridad y les pedí que lo revisaran”.
Tras contactarse con el guardaespaldas Martin Kirsten, este se dirigió a la habitación donde se encontraba Cornell tras el término del concierto con su banda. Debido a la prohibición de la gerencia del hotel de ingresar sin autorización, abrió la puerta con una patada, y después utilizó la misma técnica para entrar al baño, donde el músico estaba tendido en el piso del baño sin signos vitales.
Los paramédicos intentaron reanimarlo, sin éxito. Según indicó el médico forense, se había tratado de un suicidio por ahorcamiento.
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