El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, vuelve a estar en el centro de la polémica tras la firma de varios decretos que permiten aumentar el número de armas que pueden poseer los brasileños, llegando en algunos casos hasta ocho, es decir, el doble de lo que se permitía hasta ahora.
La decisión del presidente ha sido aplaudida por sus seguidores, pero es cuestionada por la oposición, que teme que sea solo una estrategia para armar a sus simpatizantes, es decir, crear milicias bolsonaristas con miras a las elecciones presidenciales de 2022.
Bolsonaro confirmó su decisión durante el fin de semana a través de redes sociales, en mensajes en los que incluyó el acceso a los cuatro decretos presidenciales que facilitan el armamento de civiles en el país sudamericano.
Desde su campaña electoral y luego ya como presidente, Bolsonaro siempre ha defendido el uso de armas. De hecho, uno de los símbolos que más se ha popularizado entre sus seguidores lo representan las ametralladoras o pistolas plasmadas en todo tipo de memorabilia alusiva a su Gobierno.
En cuanto asumió el cargo, una de las primeras medidas de Bolsonaro fue autorizar, también por decreto y sin pasar por el aval del Congreso, el derecho de todos los ciudadanos a poseer cuatro armas y, en casos excepcionales, otras dos, para lo que se flexibilizaron los requisitos de compra.
En 2019 el presidente intentó reforzar esta política armamentista con más facilidades, pero algunas de sus medidas fueron revocadas por los poderes Legislativo o Judicial.
Sin embargo, ahora vuelve a sacarlas adelante a través de decretos que favorecen a tiradores deportivos, cazadores y coleccionistas porque les permite aumentar tanto el número de armas como de municiones.
Sin requisitos psicológico
Marcelo Freixo, del Partido Socialismo y Libertad, es uno de los diputados que ha examinado con más detenimiento las implicaciones de la decisión presidencial.
«La política de armas de Bolsonaro se centra en flexibilizar la legislación de los CAC (coleccionistas, tiradores deportivos y cazadores), que reúne a poco más de 400.000 personas, para ampliar el acceso a armas y municiones y debilitar su fiscalización», escribió el legislador en redes sociales.
De estos usuarios, advierte, la mitad la forman tiradores a quienes en 2019 el presidente ya les había permitido aumentar de 16 a 60 el número de armas que podían poseer, aunque sólo con una autorización del Ejército que ahora ya no será necesario tramitar. Es decir, que a partir de ahora van a tener muchas más facilidades para armarse.
También explicó que los decretos aumentan la cantidad de municiones que los CAC podrán comprar y producir. «Los cazadores podrán comprar hasta 25.000 cartuchos para armas de uso permitido y 5.000 para uso restringido por parte de las fuerzas de seguridad ¡Eso significa 68 rondas de fuego por día!», advierte.
Para que nos hagamos una idea del impacto que puede tener esta medida, el diputado explica que solo de enero a mayo de 2020 el crecimiento de municiones comercializadas fue de un 98 % en comparación con el mismo período de 2019, alcanzando los 6,3 millones.
«Da miedo que solo en mayo se vendieran 1,5 millones de cartuchos: ¡más de 2000 por hora!», afirma, al tiempo que critica a Bolsonaro por haber eliminado el requisito para que un psicólogo evalúe la idoneidad de algún solicitante para poseer armas.
«Ahora cualquier profesional puede preparar el documento. Y la certificación de capacitación técnica para el uso del arma puede ser otorgada por el club que frecuenta el tirador», lamentó.
Desvío de armas al crimen organizado
Freixo alerta que esta expansión exponencial de armas y municiones en circulación, asociada a la eliminación de los mecanismos de inspección y rastreo, favorecerá los desvíos y obstaculizará las investigaciones policiales, beneficiando al crimen organizado, a las milicias y a los narcotraficantes.
Asimismo, explica que cuando presidió el comité sobre Tráfico de Armas y Municiones de la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro, él y sus compañeros legisladores llegaron a la conclusión de que la mayoría de las armas incautadas a delincuentes fueron desviadas del mercado legal dentro del Estado a través del tráfico o robo.
«En otras palabras, el mercado legal abastece al clandestino. Las consecuencias para la seguridad pública son, por supuesto, muy graves, pero eso no es todo. El principal objetivo del presidente es armar a sus fanáticos partidarios y poner la democracia en la mira», denuncia.
En ese sentido, recuerda que el propio Bolsonaro ya anunció que si pierde la reelección en los comicios generales del próximo año, la violencia en Brasil será mayor que la invasión del Capitolio de Estados Unidos por parte de seguidores del expresidente Donald Trump del pasado 6 de enero.
«Es una amenaza explícita que, de llevarse a cabo, implica la formación de milicias bolsonaristas. Eso es lo que está en juego», señala.
La diputada Taliria Petrone, por su parte, explicó que al menos 500.000 personas han muerto por armas de fuego en la última década en Brasil.
«Eso significa el 70 % de los homicidios. PSOL presentará un proyecto para detener los decretos. ¡Tenemos que detener este genocidio!», escribió, al tiempo que denuncia que para el Gobierno es más prioritario armar a la población que salvar la vida de los enfermos por la pandemia.
Cortesía de RT
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