Por Francisco Domínguez
El 12 de junio de 2023 fue el tercer aniversario del secuestro y encarcelamiento ilegal por parte de los EE.UU. de Alex Saab.
Debido a que la brutalidad y crueldad del bloqueo de EE.UU. estaba causando estragos en la economía y a millones de los más vulnerables en Venezuela se les negaba deliberadamente sus derechos humanos a las necesidades más básicas de la vida diaria, el presidente Nicolás Maduro le encargó a Saab que viajara por todo el mundo procurando alimentos, medicinas y combustible para su país.
Rompiendo todos los tratados, protocolos, leyes y normas de la diplomacia internacional, EE.UU. planeó arrestar a Saab mientras se dirigía a Irán para cumplir con su misión diplomática, presionando al gobierno de Cabo Verde para que lo arrestara ilegalmente el 12 de junio de 2020.
Al avión en el que viajaba Saab se le negó el repostaje en Marruecos y Senegal, por lo que se vio obligado a aterrizar en Cabo Verde. En su libro, Never Give An Inch (2023), el secretario de Estado de Donald Trump, Mike Pompeo, admite lo mismo: “Ninguna otra nación tiene el alcance global para interrumpir un complot Irán-Venezuela en tiempo real y convencer a una pequeña nación insular de retener a un hombre buscado».
En marzo de 2019, cuando Venezuela sufrió un apagón nacional provocado por un ataque cibernético a la red eléctrica nacional, Pompeo tuiteó: “No hay comida. Sin medicina. Ahora, sin poder. A continuación, sin Maduro”.
El arresto de Saab fue central en el intento de Estados Unidos de bloquear el suministro de alimentos, medicinas y combustible a Venezuela justo en medio de la pandemia de Covid. Los cargos contra Saab tienen sus raíces en la política de cambio de régimen de Estados Unidos contra el gobierno venezolano.
La detención de Saab en Cabo Verde se llevó a cabo sin orden judicial y con una notificación roja de Interpol recibida por Cabo Verde solo después de su arresto ilegal.
Además, recibió un trato espantoso como lo verificó personalmente la presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Cabo Verde, Zeida Freitas, quien observó que Saab tenía “hematomas, cortes en las muñecas y los tobillos y pérdida de dientes”. Peor aún, se le negó el acceso a la atención médica a pesar de ser un sobreviviente de cáncer.
La Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (Ecowas) declaró “arbitraria e ilegal” la detención de Saab en marzo de 2021, ordenó su liberación inmediata, el fin del proceso de extradición y la reparación de los daños causados. La comisión de derechos humanos de la ONU (UNHRC, por sus siglas en inglés) pidió a Cabo Verde que suspenda la extradición de Saab a los EE.UU. mientras analizan su caso.
A pesar de ello, y a pesar de que no existe una política de extradición entre Cabo Verde y EE.UU., Saab fue extraditado a EE.UU.
La extradición se llevó a cabo antes de las elecciones del 17 de octubre en Cabo Verde, en las que el candidato presidencial José María Nieves había anunciado que al asumir la presidencia actuaría como ordenaba la sentencia de Ecowas. Nieves ganó las elecciones con una mayoría del 51,7 por ciento, pero ya era demasiado tarde para Saab.
Bajo una fuerte presión, Cabo Verde ignoró a Ecowas y al CDHNU, y el 16 de octubre una fuerza militar especial de EE.UU. extrajo a Saab con destino a Miami, donde el juez Robert Scola lo acusó de ocho cargos de conspiración para lavar dinero, luego reducidos a uno, un delito que conlleva una pena máxima de 20 años de prisión.
Después de una investigación de tres años, un fiscal en Ginebra no encontró evidencia de delitos de lavado de dinero contra Saab, por lo que declaró su inocencia. Además, el presunto delito se habría cometido fuera del territorio estadounidense, sobre el cual Washington no tiene jurisdicción legal. Sin embargo, a pesar de no presentar prueba alguna, el tribunal de Florida (léase: el Departamento de Estado de EE.UU.) continúa con la cruel farsa de mantener a Saab en prisión.
Femi Falana, una de las abogadas de Saab, dio en el clavo cuando declaró: “Nunca antes se ha desplegado una extralimitación judicial políticamente motivada con tanta arrogancia como en la forma en que Estados Unidos ha tratado a Alex Saab”.
El asunto Saab, siendo un caso de flagrante lawfare, es significativo porque pone en grave peligro el orden internacional y la viabilidad de la diplomacia. Ningún diplomático, sin importar el país, está a salvo.
En una carta al secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, la esposa de Saab, Camilla Fabri, escribió: “Se deben retirar los cargos en su contra y respetar su inmunidad diplomática”.
El único curso de acción legal y moral que puede tomar el gobierno de los Estados Unidos es liberar de manera inmediata e incondicional al enviado especial de Venezuela.
Para obtener más información sobre la campaña para liberar a Alex Saab, visite www.mstar.link/Saab
Por Francisco Domínguez
Columna publicada originalmente el 16 de junio en Morning Star.