Por fin los baños se hicieron gratuitos como un fruto de la necesidad de compartir lo escaso y de inmediata prioridad, dejando atrás el pago por usarlos unos minutos escasos. Y eso es muy bueno en una nación donde se ha hecho creer como filosofía oficial que todo se tiene que pagar so pena de no recibir atención o suplir sus carencias. Es decir, lo que no se cancela no puede ser utilizado.
Y esto que pudiera parecer banal ni lo es ni lo es tanto pues refleja el nivel de obcecación que ha alcanzado una sociedad queriendo parecer desarrollada con base en los aparatos tecnológicos aunque sin cambiar lo básico como son los servicios, la gratuidad en la enseñanza, una salud desprivatizada y mentalidad dirigida hacia el éxito con solidaridad. Y es que Chile antes del terremoto había optado por un modelo conducente hacia equívocos fantasiosos: la creencia en ser los europeos de América pese a sus requerimientos cada vez mayores y sus suplencias cada vez menores . Esconder la realidad no se puede. Por ello, el terremoto dejo lecciones dignas y también manipuladas.
La primera fue que el cataclismo hizo sentir a todo el mundo que la seguridad que provee lo material puede esfumarse en un segundo y los miles que quedaron incluso no sólo sin techo sino que sin un tacho de basura, desprovistos de lo mínimo, hace pensar en lo relativo de la propiedad, los bienes y los recursos. Por el contrario, hubo elementos que siguen vigentes y es la hora de tomarlos en cuenta. Se destruyeron casas mas no familias, se demolieron apartamentos aunque el hogar quedó intacto, se esfumaron años de trabajo aunque el deseo de continuar está allí presto a demostrarse, la amistad verdadera se vio comprobada con creces. El pueblo dio un mensaje de consistencia y la bandera ensangrentada en barro es la prenda que simbolizará el poder de la voluntad humana.
Lo segundo es que señaló que son las fuerzas vivas de la sociedad, los individuos y líderes, de diversos estratos, quienes se unen para establecer propuestas de servicio a las comunidades. Juntos, uno a uno, como los deudores habitacionales o los damnificados por la destrucción caótica de sus apartamentos desgajados del suelo debido a la ola expansiva.
Lo sustancial es que este parece convertirse en un momento para reflexionar sobre el modo de vida de los chilenos y como cambiar la dirección o dar un giro para hacer efectiva la esencia humana. Un país donde se trabaja con relativa eficiencia producto de un sistema de información para detener todo reclamo o establecer los datos u ofertas que a las empresas le interesa que se sepa, y que colapsa de un momento a otro, rememora el principio de lo fácil, de lo cotidiano, del contacto cara a cara imprescindible para el diálogo majestuoso que nos humaniza: seguramente el sur, tan golpeado, tendrá amplios espacios para que la conversación vuelva a su sitio correcto como fuente de contacto, de amistad, de sentimiento.
Las consecuencias humanas y sociales son fuertes: un sentimiento colectivo de mutilación al sentir que se ha perdido el hogar, la casa, la persona, todo desaparecido en un instante después de décadas de trabajo constante gracias a altos sacrificios, y lo incierto de la reubicación futura. Un análisis objetivo indica que pese a ser un movimiento telúrico de los más fuertes de la historia el número de fallecidos es mínimo ante tanta destrucción, gracias a la profundidad donde se presentó, las normas actuales de construcciones antisísmicas (con demandas que se vendrán a constructoras engañosas) y la forma de enfrentar el evento tanto por los ciudadanos como el gobierno. Ya se ha explicitado que los recursos no faltarán aunque la distribución tiene todavía serias debilidades.
Si es factible ver la otra cara, aquella de los arriendos que por ser escasos han subido sus precios indicando que la especulación camina sin cortapisas mientras las instituciones denominadas serias se hicieron parte relativa especialmente con dinero en el espectáculo televisivo. Causa estupor que supermercados y bancos, entre otros, como una gran cosa abren para seguir cooperando en el abastecimiento (pagado por cierto a grandes costos en un negocio rápido y furioso ) o suspenden el pago de cuotas por dos meses … porque “entienden la realidad chilena y quieren cooperar”, sin decir que las ganancias de billones no serán retribuidas jamás al pueblo chileno: frente a intereses de préstamos que superan el 10000% ante los beneficios de un depósito a plazos, la idea parece una broma de mal gusto. De todos modos ,compre frazadas que alguito le llega a los que la necesitan.
Para aquellos que creen religiosamente en un Dios fue el momento de probarles que lo menos fue tener fe y el miedo los hizo prometer cosas que no cumplirán, de modo similar a un avión que cae en los vacíos y los pasajeros juran no engañar a su esposa- esposo, no negociar con la vida ajena, tratar mejor al perro, dejar el cigarro y miles de cosas más que al final sólo son frases al azar hasta que se está en la tierra … seguro de no volar nunca más y dejar todo como al comienzo. Tal vez muchos pervirtieron a pubs y discotecas poniendo el nombre del Cósmico al lado de la droga y el alcohol bebido en exceso, intuyendo que su caída no se debía al trago sino que a un incierto movimiento oscilatorio telúrico.
Hoy se abre una nueva oportunidad a través de un golpe muy duro, recuperable, para construir la nueva sociedad anhelada donde las tarjetas de crédito dejen de ser los patrones de la conciencia social y las neveras sacadas de las casas comerciales no den justificación a decir que el pueblo es el que roba y los magnates son la gente buena que ayuda desinteresadamente a los rotos mal agradecidos. Sea la ocasión para quedarse con mayor razón ahora en el país para pensar, crecer, sentir, amar, comprometerse y regenerar el tejido social con la esperanza sólida que las comunidades en las tragedias bien aprehendidas muestran su grandeza.
Por Carlos Santa María
Carlos Santa María es profesor universitario y fundador de la Humanología como disciplina académica, escritor de catorce libros sobre el desarrollo de lo humano y su poder en la sociedad. Actualmente ha presentado en Chile su último trabajo, El arte de la estrategia humana, que bien puede generar una reflexión–acción importante en estos tiempos de crisis.
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