Año 12 del nuevo milenio para el Occidente, en medio del llamado “Apocalipsis”: Aquél que etimológicamente significa “descorrer el velo”, la época en que comienzan a aflorar las otras verdades tras el mundo de fantasía, el show, el espectáculo, el condicionamiento de las sociedades humanas, la televisión para masas y la lucha de otr@s por la liberación de herman@s por medio de la educación y la comunicación.
Vivimos la época en que el milagro estadounidense se cae a pedazos, la vieja Europa hace agua, y Brasil emerge rebasando a Londres, ese inventor de los bancos centrales que acogotó a decenas de economías nacionales para endeudarlas, ese Londres en el que al caminar de tu casa al trabajo, nueve cámaras en promedio te habrán filmado.
Tiempos en que los robots han inundado diversos espacios de la sociedad humana y muchos de ellos, en vez de hacerlo para facilitarnos la vida, lo han hecho para esclavizarnos, observarnos, controlar aún más.
La ciencia en vez de liberadora de las personas, en casos, se ha complotado con el opresor y sigue recibiendo en sus manos la valía de 0, e incluso de -10, pagados en moneda piramidal que sigue operando con usura, endeudando a las naciones más ignorantes.
Mientras tanto, los pueblos latinoamericanos, que aún parecemos inhábiles para levantar nuestra propia moneda llena de respaldo por la bondad de nuestras tierras, para reclamar nuestra soberana, nueva y gran independencia, somos ahora espiados desde los aires por aviones tele comandados que fotografían las reservas de agua, los bosques y las personas en favor de unos pocos y desventaja de muchos.
Son los llamados drones -aviones no tripulados- que hace tiempo nos sobrevuelan con diversas misiones y gran parte de ellas desconocidas para el común de los mortales. Si antes lo hicieron en aviones tripulados o mediante fotografías satelitales, hoy lo hacen con estos bichos de plástico y circuitos a más corta distancia que, aparte de ir equipados con una cámara, en varios prototipos llevan armas de diversa índole.
En el último ejercicio Unitas (junio 2011), del que se han desacoplado ya varias Armadas y en el que aún participa Chile, Perú y Colombia, los drones estuvieron presentes. Unos fueron los del tipo BQM-74E, que despegaron de la fragata misilera USS Thach (FFG 43).
Desconocemos si han operado en otros ejercicios militares más curiosos como el bautizado “Huemul”, que armado para “misiones de paz” reunió el año recién pasado en suelo chileno a fuerzas de Canadá y Estados Unidos, entre las más peligrosas, tratando de dar vida a la llamada Conferencia de Ejércitos Americanos, creada en 1970.
Y es que consideramos inaceptable que se siga gastando de esta forma el herario público, comprando aviones que luego servirán para espiar a los propios compatriotas, se siga gastando y ofreciendo suelo para hacer ejercicios de ayuda humanitaria para casos de desastres naturales. Y lo decimos con conocimiento de causa, pues veamos lo que ha pasado en Perú con misiones estadounidenses que ingresaron como de paz, tal es el caso de New Horizons, y jamás se retiraron.
Fuera de lugar, consideramos este tipo de ejercicios militares con supuestos fines de ayuda humanitaria en caso de desastres naturales, como también la adquisición de los drones, siendo que hay situaciones de mayor urgencia que atender en nuestro país y que lo que se necesita en estos casos es ayuda médica, civil y no militar.
La reconstrucción del país del terremoto aún no está terminada y nos preguntamos, por qué no ponen a esas tropas de élite como la “Lautaro” que se presta para los juegos militares como el “Huemul”, a construir en tiempo récord viviendas de calidad para la población con una garantía estatal real y cortan el negociado que se ha levantado a partir de la tragedia.
Por qué no destinan los recursos para hacer los estudios científicos necesarios que permitan saber los efectos de la ceniza volcánica tras meses de nevazón a partir de la explosión del volcán Caulle sobre la Región de Los Ríos.
Qué se dice de la negativa del Gobierno para financiar esos estudios y de la renuncia del Seremi de Salud de la Región. Pues así como nos interesa saber qué le pasa a la vida acuática, a la flora y la fauna, nos urge saber sobre el tipo de reacción de estas cenizas con el agua y la salud humana, investigaciones que recién comenzarían seriamente -por parte del Gobierno- tras siete meses de exposición a las cenizas.
Desde la hermana Argentina y la Universidad del Comahue ya se ha dicho que en las cenizas caídas se ve predominio de trizas vítreas y fragmentos pumíceos (vidrio vesiculado). En menor proporción, cristales y fragmentos de cristales de cuarzo, plagioclasa, magnetita, estando en discusión científica, la presencia de cristobalita que ha aparecido en algunas muestras y en otras no.
Estudios han determinado que el material analizado es de composición ácida, con más de un 70% de sílice. Los profesionales detectaron la presencia de microburbujas con azufre, flúor y cloro dentro de las partículas de ceniza, las cuales, al entrar en contacto con el agua, reaccionan formando ácido clorhídrico, sulfhídrico y fluorhídrico, razón por la cual su recomendación era preservar especialmente las masas de agua de la contaminación con esas partículas, según informa el periódico Río Negro de la Argentina.
En él, el biólogo Raúl Montenegro explica que las cenizas (partículas <2 m.m.) conforman cócteles primarios de contaminantes (aquellos generados durante el proceso de descarga de los volcanes y su traslado) y cócteles secundarios, cuando los contenidos de las cenizas interactúan por ejemplo con el agua, el aire, el suelo e, incluso, otras formas de energía.
Mientras que el científico chileno Eduardo Jaramillo, de la Universidad Austral de Chile, a quien hace unos meses le negaron los recursos para profundizar sus estudios, ha advertido de la presencia de un 1,4 de talio (sustancia altamente tóxica) en el agua, además de silicio y de metales pesados. Por su parte, el Gobierno dice que ello lo han estado viendo desde antes y que pronto entregarán sus informes y verá si Jaramillo tiene razón.
Volviendo al tema de los drones, nos preocupa lo publicado estas últimas semanas por el Washington Post y de lo que nos enteramos gracias al medio electrónico Democracy Now: Los nuevos antecedentes sobre el amplio crecimiento del programa secreto de aviones no tripulados de Estados Unidos bajo el gobierno del Presidente Obama. Se ha sabido que los aviones no tripulados operan actualmente en docenas de emplazamientos secretos y al menos seis bases secretas en dos continentes.
Los blancos de los aviones no tripulados se determinan alternando agencias militares y de espionaje, entre ellas, el Comando Conjunto de Operaciones Especiales y la CIA, que trabajan con listas de asesinatos que si bien son distintas, tienen ciertas coincidencias. La división de la autoridad permite al Ejército y a la CIA evitar la revisión operativa de un único comité.
Y es que Estados Unidos debiese ser sancionado duramente por sus constantes violaciones al espacio aéreo de otras naciones. No es ciencia ficción, es la cruda realidad que se desnuda tras la captura Iraní de un dron estadounidense RQ-170, que fue derribado mediante un ataque electrónico, y da cuenta del comportamiento hostil y espía en Medio Oriente.
Está dicho, Chile ha comprado los drones, ahora a exigir que sus vuelos y misiones sean públicos, que la información que junten sea de acceso público y que ningún privado pueda hacer uso o compra de más información privilegiada.
¡Hay que decirlo! Se descorre el velo y en este país claramente hay más colusiones y negociados que huelen a podrido como la compra de los drones a Israel. Usted lo sabe, no es contra el pueblo judío -para quien nos quiera tildar de antisemitas-, sino contra ese sionismo capitalista que sabe mejor que nadie de Apocalipsis y que poco a poco recibe el repudio mundial por su forma de actuar contra la humanidad, construyendo tecnologías y neo máquinas de esclavitud que los luditas del nuevo milenio buscarán acabar.
Por Equipo Editor
El Ciudadano Nº117, primera quincena enero 2012