Este 14 de febrero se celebra el «Día de Amor», una fecha propicia para que las parejas puedan expresar sus sentimientos a través de un apasionado beso.
Al preguntarnos ¿qué ofrecemos a la pareja que besamos?, podemos pensar que solo compartimos amor, pero no nos estemos percatando del hecho de que también intercambiamos muchos microorganismos.
La boca es un complejo ecosistema donde pueden vivir hasta 700 especies de bacterias. Sus condiciones lo permiten: la saliva hace que sea un ambiente húmedo, tiene una temperatura moderada y un suministro constante de nutrientes. Por eso, es un sitio ideal para que crezcan bacterias.
Transferencia de 80 millones de bacterias
Como la boca está llena de microorganismos, es evidente que podemos intercambiar muchos de ellos al besarnos.
De hecho, según un estudio publicado en la revista Microbiome, en un beso «íntimo» de unos diez segundos se puede producir una transferencia de 80 millones de bacterias.
En concreto, los investigadores de Micropia y de la Organización para la Investigación Científica Aplicada (TNO) de Países Bajos estudiaron a 21 parejas que rellenaron cuestionarios sobre besos, incluyendo la frecuencia media con la que se daban un beso íntimo, y tomando muestras de su lengua y saliva para investigar la composición de su microbiota oral.
Los resultados mostraron que cuando las parejas se besan íntimamente a relativamente altas frecuencias su microbiota salival se vuelve similar.
En promedio, los investigadores detectaron que al menos nueve besos íntimos por día provocaron que las parejas compartieran de manera significativa su microbiota salival.
El autor principal del estudio, Remco Kort, del Departamento de Microbiología y Biología de Sistemas de TNO y asesor del Museo de Microbios Micropia, explicó que «el beso íntimo que implique contacto completo con la lengua y el intercambio de saliva parece ser un comportamiento de cortejo exclusivo de los humanos y es común en más del 90 por ciento de culturas conocidas».
«Este tipo de investigaciones pueden ayudar a diseñar futuras terapias y ayudar a personas con problemas bacterianos».
Dentro del experimento controlado de besos para cuantificar la transferencia de bacterias, un miembro de cada una de las parejas tomó una bebida probiótica que contiene variedades específicas de bacterias, incluyendo Lactobacillus y Bifidobacteria. Después de un beso íntimo, los investigadores encontraron que la cantidad de bacterias probióticas en la saliva del receptor se triplicó y calculan que se transfirieron un total de 80 millones de bacterias durante un beso de diez segundos.
El estudio reveló que también juegan un papel importante en la microbiota oral otros mecanismos resultantes de un estilo de vida compartida, los hábitos dietéticos y el cuidado personal, sobre todo en el caso de la microbiota de la lengua.
Los investigadores comprobaron, que si bien la microbiota de la lengua era más similar entre parejas que entre individuos no relacionados, su similitud no cambió con una mayor frecuencia de los besos, en contraste con las conclusiones sobre la microbiota de la saliva.
Según Remco Kort, «el beso es un gran ejemplo de la exposición a un número gigantesco de bacterias en un corto tiempo».
«Las investigaciones futuras deberían examinar las propiedades de las bacterias y de la lengua que contribuyen a este poder de adherirse». planteó el científico.
¿Qué tan peligrosos son los besos?
Un artículo publicado en The Conversation por la microbióloga Jéssica Gil y el biólogo Alejandro Mira, la mayoría de bacterias que se intercambian en un beso son transitorias, de tal forma que son eliminadas sin que los seres humanos nos podamos dar cuenta.
«La capacidad de las bacterias para establecerse en la boca depende de si pueden adherirse a alguna de sus superficies o no. Además, el sistema inmunitario no se lo pone fácil, ya que la saliva concentra un tipo de anticuerpos llamados IgA, producidos por las mucosas, que intentan bloquear la adhesión de las bacterias», explicaron los investigadores.
Por lo tanto, es difícil que una bacteria logre establecerse en nuestra boca (aunque no es imposible). Por ello, es fundamental establecer hábitos de higiene dental, con el que ponérselo difícil a las bacterias dañinas.
Sigue leyendo: