En los últimos años está resurgiendo el debate en torno la idea del Anarco-Islamismo
Aunque normalmente se asocia el anarquismo al ateísmo y al rechazo de una religión organizada, y, por otro lado, se suele unir al Islam con los regímenes autoritarios y las críticas por violaciones de los derechos humanos en algunas partes del mundo islámico, también ha habido notables movimientos subterráneos de cariz anarquista a través de la historia del Islam, y su relevancia ha ido aumentando a lo largo del siglo XX, justo cuando el concepto de anarquismo musulmán es acuñado, acompañado del auge de los movimientos liberales dentro del Islam.
El anarco-islamismo está fundamentado sobre una interpretación estricta de «Islam» como «entrega a Allah», y la idea de «no coacción en la religión». Los anarco-musulmanes creen que sólo Allah tiene autoridad sobre los musulmanes, rechazando, por tanto, las fatwas declaraciones sobre ley islámica de los imames y basándose en el concepto de Ichtijad para acuñar una interpretación individual del Islam. Las tendencias antiautoritarias dentro del Islam y muchos musulmanes anarquistas suelen estar asociados al sufismo y su literatura.
CRÍTICAS ANARQUISTAS AL ISLAM
Dado que gran parte del movimiento anarquista ha tenido lugar en países bajo la influencia de la Iglesia cristiana, gran parte de sus críticas se han centrado en contra de la cristiandad. Sin embargo, gran parte de estas críticas son universalmente aplicables, ya que toda religión organizada es un intento de estructurar y regular las creencias. El mundo occidental tiende a ver al Islam como una religión política que dicta todos los aspectos de la sociedad y la vida cotidiana y en contra, pues, de los principios anarquistas.
En concreto, la crítica anarquista contra el Islam se centra en el status de la mujer y la consideración que recibe la homosexualidad, pues los occidentales ven la sociedad islámica como patriarcal, donde la mujer tiene pocos derechos, está obligada a llevar el velo y se le niegan los derechos más básicos tales como la educación o sufragio, por otro lado, en la mayoría de países musulmanes, la homosexualidad es ilegal y está sujeta a severos castigos físicos. Estos extremos, sin embargo, son discutibles, pues no está claro cuántos de estos problemas está directamente enlazado con la religión y cuántos provienen de las costumbres ancestrales de los pueblos y culturas de la región. Así, por ejemplo, el uso del velo no parece fundamentado en el Corán ni en las enseñanzas del Profeta Mahoma (Hadiz).
Aun así, incluso las enseñanzas islámicas más básicas ofrecen puntos severos. Por ejemplo, el Islam prohíbe la homosexualidad, y asigna distintos roles al hombre y a la mujer, cosa que va en contra de lo que la mayoría de anarquistas creen. También es problemático el tratamiento a los apóstatas e infieles, al igual que el concepto de Yihad** (que es un tema de tradicional disputa entre los académicos islámicos), que frecuentemente se comprende como una guerra contra los no creyentes. Del mismo modo, es confuso el concepto de la ley religiosa, basada en el Corán y antiguas tradiciones, llamadas Sharia, que a menudo abogan en favor del castigo físico (incluso pena capital) contra las transgresiones de las enseñanzas religiosas, aunque no está vigente en la mayoría de países musulmanes actuales.
Durante los siglos XIX y XX, ha habido un auge gradual de movimientos musulmanes liberales que cuestionan las interpretaciones ortodoxas del Islam. Estos musulmanes centran sus reflexiones en el concepto de self-realisation, conocido como Ichtijad, que anima a la interpretación individual de los textos religiosos, en vez de confiar en las reflexiones y decretos clericales. Muchos de los musulmanes liberales abogan por la total igualdad entre hombres y mujeres, aceptan la homosexualidad y rechazan las leyes de la Sharia y la política religiosa, eliminando de esta manera gran parte de las diferencias entre el Islam y el Anarquismo. Un buen número de musulmanes liberales no conciben su movimiento como reformista, sino más bien una vuelta a la esencia del Islam, que dicen que se ha corrompido a lo largo de los años.
SEMEJANZAS ENTRE ISLAM Y ANARQUISMO
A pesar de que el Islam es una religión organizada, también existen algunas semejanzas entre él y el anarquismo. A grandes rasgos, pueden agruparse en la visión sobre la propiedad, las consideraciones sociales y opresión y violencia. El Anarquismo aboga en favor de la libre asociación de individuos libres, la ausencia de cualquier forma de opresión y es una teoría socialista que defiende la abolición del capitalismo y la propiedad privada, en sentido capitalista, centrándose en cambio en la cooperación y la ayuda mutua. Los anarco-musulmanes afirman que el Islam comparte muchas de estas ideas.
PUNTOS DE VISTA EN EL ISLAM SOBRE LA PROPIEDAD
De acuerdo con las creencias islámicas, cualquier cosa sobre la tierra sólo pertenece a Allah, y a las personas sólo se les ha concedido la posibilidad de administrarlas, y vivir de la Tierra y sus productos. Esto es contrario a la doctrina capitalista, basada en el concepto de propiedad ya en época romana de «derecho de uso y abuso». También sienta las bases del ecologismo, pues las creaciones de Allah (incluyendo las plantas y animales) sólo deberían ser destruidas bajo casos de extrema necesidad. Todo esto es similar al concepto anarquista de la propiedad privada, introducido por Proudhon en su obra «¿Qué es la propiedad?» y compartido por muchos anarquistas.
Al contrario que muchas religiones organizadas, el Islam específicamente prohíbe la usura, incluso el recargo de intereses en los préstamos. Según establece el Corán: «La usura se practica para incrementar las riquezas de unas pocas personas, pero no gana nada a ojos de Allah. Pero si das limosna, buscando el favor de Allah, estos recibirán su recompensa varias veces multiplicada». A causa de todo esto, muchos de los llamados bancos «islámicos» aseguran que operan sin intereses. La usura, en este sentido, también se aplica a los recargos durante el comercio, por lo que hace difícil una conciliación entre el Islam y el capitalismo aunque representa un paralelismo muy fuerte con el anarquismo.
SOCIALISMO E ISLAM
Además de oponerse al interés y la acumulación innecesaria de propiedad, el Islam también apoya la redistribución de la riqueza. El impuesto religioso, zakat, requiere que cada musulman dé un 25% de su riqueza cada año a los necesitados. En general, las grandes diferencias de riqueza se desaprueban y se respalda la generosidad para con el necesitado.
El Islam también fomenta la formación de comunidades donde la gente se conocen entre ellos y practican la ayuda mutua. Esta formación de comunidades tan íntimamente ligadas que practican la ayuda mutua recuerda a los colectivos anarquistas y difieren de los mercados de trabajo capitalistas donde todo se compra y vende como un bien más.
Otra característica específica del Islam es la falta de una jerarquía religiosa. No hay ninguna institución comparable a una iglesia, o una jerarquía sacerdotal. Los Imams, por ejemplo, son individuales que han estudiado especialmente el Islam y han acumulado conocimientos, pero su papel es el de consejero, no autoridad. En este sentido, el Islam es una religión individual, y cada musulmán tiene una relación personal con Allah, sin ningún intermediario. Es más, los musulmanes creen en la hermandad de todas las personas.
Es exactamente este aspecto de igualdad el que tiene un puente entre el Islam y el Anarquismo. Y ya que evita la creación de instituciones religiosas jerarquizadas, gran parte de las críticas anarquistas sobre las religiones organizadas (basadas en la crítica específica al cristianismo) no se pueden aplicar directamente aquí. Por todo esto, muchos musulmanes liberales no ven ningún conflicto entre ambas ideologías, pues el Islam sólo implica el sometimiento a Allah, y nunca a una casta sacerdotal.
EL ISLAM Y EL USO DE LA VIOLENCIA
Mientras que los anarco-cristianos rechazan totalmente el uso de la violencia, gran parte de los anarquistas creen que el uso de la violencia está justificada en la auto-defensa. Encontramos esta idea también en el Corán, que dice «Lucha a la manera de Allah contra aquellos que luchan contigo, pero no des inicio a las hostilidades. Atento! Allah no ama a los agresores.». Aunque a menudo se acusa a los musulmanes de extender la religión a punta de espada, el Coran concretamente señala que no debería haber ningún apoyo en la religión.
Además, el Islam no tolera la opresión. Un hadiz afirma «Oh sirvientes míos, yo (Allah) he prohibido la opresión contra Mi y la he prohibido entre vosotros, así que no os oprimáis los unos a los otros». Esto lleva a algunos musulmanes a rechazar cualquier tipo de opresión, en último término incluso el Estado. De hecho, aunque los primeros musulmanes tenían líderes, la vida cotidiana estaba regida por el Islam y los propios ciudadanos, no leyes o instituciones impuestas por un soberano. Por tanto, creen que deberían actuar basándose en su propia religión y no en leyes terrenales. Los anarco-musulmanes argumentan que si la religión permite la violencia sólo en defensa propia, y prohíbe la opresión y la coacción en la religión, la conclusión lógica a la que llegan es una sociedad sin clases, Estado o jerarquía alguna.
CORRIENTES ANARQUISTAS EN EL ISLAM A LO LARGO DE LA HITORIA
Con el paso de los siglos, han habido movimientos anti-autoritarios dentro del Islam, pero no están muy bien documentados y no han tenido un gran impacto dentro de las corrientes mayoritarias.
La primera rama anti-autoritaria dentro del Islam se ubica tan temprano como la muerte del profeta Mahoma. Los primeros musulmanes tuvieron una disputa acerca de quién debería reemplazarlo como líder de todos los musulmanes, cosa que tuvo por resultado la separación entre los chiíes y los suníes. Sin embargo, también había un tercer grupo, los Jarichites, que se oponían a ambas sectas y defendían que cualquier musulmán cualificado podría ser Imam. Mantenía que toda persona es individualmente responsable del bien o el mal en sus actos, criticando toda autoridad e incitando a todos, especialmente a los pobres y desposeídos, a tomar la disputa contra la injusticia como aprobada por Allah. También habría que señalar, por otro lado, que, aunque los Jarichites entendían que todos los creyentes eran completamente iguales, sin prestar atención a las diferencias sociales, asimismo pensaban que los infieles no tenían ningún derecho, y podían ser matados.
Mientras las ramas suní y Chií del Islam desarrollaron ideologías autoritarias, las ideas libertarias mantuvieron su vigor dentro del Sufismo, la rama mística del Islam también pasaba con los místicos cristianos, iban a su aire pasando de los dictámenes de la jerarquía, que era muy frecuente en las fronteras de los imperios islámicos, en áreas aisladas e influenciadas por las filosofías orientales. Las ideas anti-autoritarias estuvieron presentes a lo largo de su historia, de hecho, tanto muchas órdenes sufís como muchos sufíes abogaron y disputaron en favor de la igualdad de la mujer y la justicia social.
El sufismo también ha tenido una gran influencia en la poesía y literatura árabes, donde estas tendencias pueden verse. Uno de los más famosos poetas sufíes fue Farid al Din Attar, que vivió en el S XIII dC. En uno de sus libros, «Santos musulmanes y místicos: Episodios del Tadhkirat al-Auliya (memorial de los santos)», Attar nos narra la historia de un maestro sufí, Fozail-e Iyaz (supuestamente vivió en torno al S VIII dC) y el quinto califa abbasí Harun al-Rashid. Harun estaba buscando en su reino una persona que le revelase la verdad, cuando se encontró con Fozail, que es la única persona que habla honestamente y sin cortapisas. Cuenta que le dijo a Harun que él no respetaba a ninguna autoridad y que » obedecer a Dios por un momento es mejor que miles de años con gente obedeciéndote».
Así pues, aunque hayan ejemplos de tendencias anti-autoritarias dentro del Islam, gran parte del desarrollo de estas ideologías tuvieron lugar dentro del siglo XX, que reintrodujo las interpretaciones liberales del Islam y mezclan la izquierda radical con el Islam. Por ejemplo, el dibujante Gustave-Henri Jossot, un contribuidor habitual de revistas anarquistas, se convirtió al Islam, citando «simplicidad, ningún sacerdote, ningún dogma y casi ninguna ceremonia» como razones. Tras su conversión, continuó criticando la idea de una tierra patria, demandó igualdad de ingresos para todos, rechazó la acción política, violencia y educación formal. También estaba en contra de la acción social, pensando que el cambio sólo es posible a nivel individual.
Ali Shariati fue una de las figuras más importantes e influenciales del S XX, uno de los ideólogos de la revolución islámica en Irán, y del cual dijo Jean Paul Sartre: «No tengo religión, pero si tuviera que elegir una, sería la de Shariati». Después de que la Revolución Islámica fue escorándose a extremos más autoritarios, Shariati fue encarcelado por sus lecturas, que eran extremadamente populares entre los estudiantes, y se le obligó a marcharse del país. Fue asesinado poco después.
Aunque Shariati no era anarquista, su visión del Islam fue la de una religión revolucionaria que tomase el partido de los pobres. Creía que el único reflejo verdadero del concepto del Tawhid (la unidad de Allah) es una sociedad sin clases.
PERSONAJES Y TENDENCIAS ACTUALES
A pesar de la presencia de las ideas anti-autoritarias a lo largo de la historia, la verdadera fusión del Islam con la teoría moderna del anarquismo ocurre a finales del S XX.
Uno de los anarco-musulmanes modernos de mayor influencia es Peter Lamborn Wilson, también conocido como Hakim Bey. Este controvertido sufí anarquista combinó el sufismo y el neo-paganismo con el anarquismo y el situacionismo. Es muy conocido por su teoría de las Zonas Temporalmente Autónomas, que influenciaron en el movimiento «reclaim the streets» y eventos tales como el Love Parade.
En los últimos tiempos también ha habido discusión en torno al Islam Natural, que es una visión verde y anticonsumista del Islam.
ANARCO-ISLAMISMO Y LA RED
En los últimos años, está resurgiendo el debate en torno la idea del Anarco-Islamismo, propiciada principalmente por el musulmán punk Michael Knight, de EEUU. Pero hasta el 20 de Junio del 2005, cuando Yakub Islam, de Reino Unido, publicó su Carta Anarco-musulmana, sólo había habido fragmentos de una presencia coherente en la Red. Dicha carta reafirmaba una serie de principios básicos para el pensamiento y la acción fundadas en una perspectiva musulmana, que, por un lado, aceptan los principios básicos del Islam, incluyendo la creencia en Allah, la profecía de Mahoma y el alma humana, pero, por otro, aseguran que el camino espiritual de un musulmán podrá seguirse rechazando el compromiso con cualquier poder institucional, sea judicial, religioso, social, económico o político. Por tanto, se anima a los musulmanes a establecer una sociedad donde el crecimiento espiritual esté «desinhibido de tiranía, pobreza e ignorancia». Según se dice, es precisamente en el ferviente convencimiento del principio de no compromiso, guiado por una visión utópica donde la humanidad conviva en paz y cooperación, en el que la fe islámica y las políticas [quizá no sea el término más adecuado, debería cambiarlo?] del anarquismo se encuentran.
Yakub es cauteloso a la hora de describirse a si mismo como un musulmán anarquista (o un anarco-musulmán), más que en hablar del anarquismo islámico, debido a que las pruebas extraídas de las investigaciones sociales señalan una considerable diversidad dentro de la comunidad musulmana o ummah, de tal manera que algunos antropólogos son reacios a hablar de un único Islam. Por supuesto, tampoco hay un único anarquismo.
Por Kilder
Fuente: Paraules mortes
26/12/2008
Tomado de WebIslam
Referencia del libro «El Islam como anarquismo místico»
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