Organizaciones desde Chiloé a la Patagonia continúan alzando su voz frente a los impactos de la industria salmonera y señalan que es urgente priorizar la conservación.
Numerosos son los hechos denunciados que están relacionados a los impactos de la industria salmonera en los mares del sur, incluido áreas protegidas como reservas naturales y parques nacionales.
A fines de enero se aprobó en la Cámara de Diputados y Diputadas el proyecto de ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) y de esta forma pasó a tercer trámite, sin embargo, uno de los puntos polémicos que sigue sin resolverse, es el que se refiere a las concesiones industriales extractivistas en parques nacionales, como la salmonicultura.
Diversas expresiones que promueven la sustentabilidad y conservación, esperan que se subsane esta situación en los siguientes pasos legislativos, tal cual había quedado establecido previamente en la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara, que prohibía todo tipo de concesión, salvo para fines educativos, científicos y turismo sustentable.
Al respecto, Juan Carlos Viveros, vocero del movimiento Defendamos Chiloé, valoró la aprobación en la Cámara del proyecto, sin embargo manifestó sus reparos que se persista en que se pretenda mantener por ciertos sectores concesiones industriales al interior de reservas y parques nacionales.
“Nosotros tenemos un ejemplo muy cercano, en el Fiordo Comau en Chiloé continental donde hubo un desastre ambiental de 4 mil salmones descompuestos. El Fiordo Comau es un área protegida, entonces, desde ahí empezamos a darnos cuenta en la Región de Los Lagos que este tipo de situaciones vienen ocurriendo también en Aysén y Magallanes. Nos dimos cuenta de que es un error garrafal que el Estado esté dando concesiones distintas, también de minería, no solo de salmoneras, dentro de áreas destinadas a la conservación. Ese articulado era una preocupación fundamental del mundo socioambiental de toda la Patagonia, de Chiloé al sur”, señala Viveros.
Impactos a los océanos: La alerta desde organizaciones de Chiloé y la Patagonia austral
El lonko de la Comunidad Indígena Pu Wapi, Daniel Caniullán Huentel, miembro del Comité Bentónico de la Región de Aysén, señaló: “Poderes económicos extranjeros están tomando el control del maritorio, los fiordos, los canales y generando un descontrol en los ecosistemas, dañando la fauna marina, dañando los recursos pesqueros como los erizos que están siendo amenazados por los altos índices de venenos, químicos y antibióticos que la industria arroja a los canales que son transportados por corrientes marinas y dañan fuertemente los bancos naturales de erizos y otros recursos como los crustáceos que también están siendo fuertemente afectados por la acuicultura”.
Leticia Caro desde la comunidad Kawesqar Grupos Familiares Nómades del Mar en Magallanes, indicó: “Existe un forado inmenso en la ley Sbap (Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas), la que como está, permitiría la actividad acuícola en áreas protegidas (…) Hasta ahora solo hemos visto más de lo mismo, más burocracia y nada de ecología. El presidente tiene un compromiso con los territorios, esperamos que se cumpla, pues la crisis climática ya nos alcanzó a indígenas y no indígenas. No podemos seguir esperando la reivindicación de nuestros derechos”, sentenció.
Juan Carlos Viveros, vocero del movimiento Defendamos Chiloé, mencionó al respecto: “Se hacen grandes y rimbombantes anuncios en el exterior, como el corredor oceánico de Alaska a la Patagonia, pero sin corregir las aberraciones al interior (en Chile). En particular, sabiendo que nuestro archipiélago es prácticamente la primera zona de sacrificio acuícola del país, en donde tenemos al primer exportador mundial de choritos y al segundo productor mundial de salmones, y aun así muestra provincia es la de mayor pobreza multidimensional de la región de Los Lagos, debemos señalar que no ha habido ningún cambio, ni planes ni siquiera anuncios que nos permitan estar contentos. Todo sigue igual o peor”.
Agrega Viveros: “Seguimos viendo que la industria salmonera crece, se expande, rompe récords en ventas, pero ninguna medida que permita corregir los graves errores de gobiernos anteriores, en donde se les ha permitido instalarse prácticamente en cualquier parte , generando un daño irreparable en ecosistemas como lagos , fiordos , canales y el mayor desacierto de todos, permitirles operar en áreas protegidas, que fueron creadas precisamente para la conservación de la enorme riqueza en biodiversidad que poseen”.