Baby Reindeer: La incomodidad de Bebé Reno (o el peligro de convertirte en Martha)

¿Acaso seremos todos un poco así, en la medida en que vemos menos gente mientras nos encerramos en la pantalla de cuatro paredes, aislados, temerosos, demasiado confiados en nuestros buenos sentimientos?

Baby Reindeer: La incomodidad de Bebé Reno (o el peligro de convertirte en Martha)

Autor: Axel

Por Walrus

No es cómodo ver una película o serie por obligación, máxime si intuyes que no te va a gustar, ya sea por tema, por moda o por estado de ánimo. Hubo un tiempo en que fui crítico de cine (2000-2006). Solían decirme que era una pega la raja, envidiable, aunque eso implicara tener que ir a ver “The Grinch” un lunes a las 10:00 AM en el Cinehoyts de La Reina, al otro lado de la ciudad que yo vivía.

Me acordé de esto a propósito de ver “Bebé Reno”, la serie de Netflix que parece que todos hablan y que me han pedido comentar. Esta vez la situación es algo más cómoda: estoy acostado (¿se puede ver algo que no sea en horizontal?), listo a ver esta miniserie de 7 capítulos sobre el abuso, el acoso, o una pasada por los excesos de la realidad.

Esto me puso de inmediato en la vereda de la víctima. La serie es escrita y protagonizada por el cómico Richard Gadd, “basada en sus propias experiencias traumáticas” luego de haber sufrido acoso por parte una mujer -les presento a Martha- que en la vida real, envió a Richard 41.071 correos electrónicos, 350 horas de mensajes de voz, 744 tuits, 46 mensajes de Facebook y 106 cartas manuscritas desde 2015 hasta 2017.

Este pobre diablo (la víctima) sigue un derrotero psicológico de profundos alcances, los que te van haciendo girar en tu estado de ánimo. De la condescendencia empiezas a odiarlo: es un comediante de pacotilla, mediocre y sin talento, cuyo comportamiento deja mucho que desear. Estamos en Inglaterra, se supone que las cosas deberían funcionar mejor, pero su legislación o la dedicación de sus policías también deja mucho que desear.

A 15 años de la explosión de las redes sociales, aún no existe un protocolo establecido para que el acoso quede en evidencia frente a un policía de ventanilla, más aún si tienes problemas con las palabras y no puedes explicar que estás siendo manipulado o acosado por la razón que sea: tu dinero, tu cuerpo, tu intimidad. 

Volvamos a la serie. Es buena, está bien hecha, bien montada, los cuadros y situaciones, cotidianas y reiteradas (de alguna manera todos hacemos lo mismo cada día en el mismo espacio), se suceden con rapidez, se ocupa bien el espacio temporal, que cambia varias veces por capítulo; tiene una banda sonora de lo mejor del pop inglés y a personajes entrañables como Teri, la trans más tierna del mundo que aporta la sensatez y mejores resúmenes del estado psíquico de Donny, el comediante acosado, y sus relaciones, todas muy apuradas por su inseguridad y absoluta falta de entereza para defender su metro cuadrado, y tener por -al menos por un cuadrante- sus ideas claras.

¿Acaso seremos todos un poco así, en la medida en que vemos menos gente mientras nos encerramos en la pantalla de cuatro paredes, aislados, temerosos, demasiado confiados en nuestros buenos sentimientos?

“Bebe Reno” va creciendo como serie y, armándose de pasta, termina por convencer, al punto que logra hacerte sentir todos esos alternados estados de ánimo, inestables y peligrosos como los que vive un tipo que no está solo pero que vive asustado intentando contenerlo todo él solo. Con sus padres, sus compañeros de trabajo, sus pares, sus pololas, Teri, y Darrien, hasta la pobre Martha que nos va renovando su nivel de locura a puro texto, en mails o msn.

Alerta de spoiler. Texto de capítulo 4 (de 7)

Cuando Martha llegó toda la conducción se desvaneció y se adentró al parecer sin esfuerzo alguno en lo más oscuro de mi inseguridad y encendió la luz… Martha me veía como quería que me vieran, por eso cuando tuve que acudir a la policía. No podía soportar la ironía de reportarla a ella, y no a él… siempre tuve la sensación que ella estaba enferma y que no podía evitarlo, pero él era un abusador pernicioso y manipulador, admitir lo que hizo Martha era admitir lo que había hecho él. 

Sí, aparte de Marha también estaba Darrien, el productor de poderosos antecedentes que le ofrece trabajo al menos una oportunidad -preguntarse aquí: ¿qué estarías dispuesto a hacer?-, un abusador de tono mayor, y que Donny demorará capítulos en ordenar, y que gatilla en Martha, la acosadora profesional en el uso del mensaje -enviado por iPhone- para controlar su propio dolor y desesperanza.

¿En qué momento empaticé con Martha? Pobre Martha, otra víctima más de la expectativa, de la soledad y falta de sentido de nuestras vidas. Richard Gadd afirmó a The Guardian que, en la vida real ,“obtuvo una orden de restricción contra su acosadora, pero esta no pasó tiempo tras las rejas. Richard optó por no encarcelarla, ya que consideraba que necesitaba ayuda y que el sistema había fallado en proporcionársela”. Ahora todos somos Martha, a eso nos parece conducir el derrotero de declaraciones y vueltas de carnero de una mente desquiciada, eres tú, Donny, el causante de tanta incomodidad.

Con más de tres millones de visualizaciones, “Baby Reindeer” lleva una semana en el TOP 10 de las series más vistas de Netflix y, gracias a las recomendaciones de boca en boca, podrá mantenerse en esa posición durante algún tiempo, mientras siga existiendo la sensación de tener varias personalidades a la vez. Fisgoneamos casi sin querer nuestra propia vida en un espejo de muchas realidades, las redes sociales admiten cualquier tipo de personalidad en esta eterna parcelación de la realidad.


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