El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, recibió su primera dosis de una vacuna contra el coronavirus y aseguró a los estadounidenses que las vacunas eran seguras.
«Estoy haciendo esto para demostrar que la gente debe estar preparada, cuando esté disponible, para recibir la vacuna. No hay nada de qué preocuparse. Espero con ansias la segunda inyección», dijo Biden a los periodistas después de que una enfermera lo vacunara.
El presidente electo estuvo acompañado por su esposa, Jill, quien también recibió una dosis más temprano, el lunes 21.
Biden dio crédito a la administración titular por el rápido desarrollo y distribución de vacunas en la Operación Warp Speed. También instó a los estadounidenses a seguir usando máscaras faciales y practicar el distanciamiento social durante las próximas vacaciones. «Si no tiene que viajar, no viaje», dijo.
La portavoz de transición, Jen Psaki, dijo a fines de la semana pasada que los Biden recibirían la vacuna Pfizer, que se administra en dos dosis y tiene una eficacia del 95 por ciento, reseñó la agencia Sputnik.
Se espera que la vicepresidenta electa, Kamala Harris, y su esposo, Doug Emhoff, reciban la vacuna contra el coronavirus la próxima semana.
Actualmente, Pfizer es un fabricante de dos vacunas autorizadas para inoculaciones masivas en Estados Unidos, la segunda es producida por Moderna.
Muchos líderes estadounidenses, incluido el vicepresidente Mike Pence, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell, recibieron la vacuna y optaron por publicitarla para promover la campaña de vacunación.
Cifras en EE. UU.
El total de contagios por COVID-19 registrados en Estados Unidos superó este lunes 21 de diciembre los 18 millones, refirió la cadena RT.
Según el recuento de la Universidad Johns Hopkins, la nación norteamericana registra ya 18.006.061 infecciones y 319.190 fallecimientos desde el inicio de la pandemia. Con estas cifras, el país sigue siendo el más afectado por la pandemia a escala mundial.
Los cinco estados más golpeados por el brote son Nueva York (con 36.568 decesos), Texas (25.928), California (22.738), Florida (20.680) y Nueva Jersey (18.223).
La semana pasada fue la más letal para el país desde el inicio de la crisis sanitaria. Según Reuters, entre el 14 y el 20 de diciembre, la enfermedad se cobró más de 18.000 vidas, lo que significa que una persona murió por COVID-19 cada 33 segundos.
Fuentes: RT, agencia Sputnik.