Ante el acto de investidura para el sexto mandato del presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, se desataron nuevas protestas y la jornada dejó 364 detenidos, informó el ministerio del Interior de Bielorrusia.
Se conoció que de los detenidos por violar las normativas de eventos masivos, 252 se encontraban en Minsk.
El funcionario resaltó que establecieron un algoritmo de interacción para determinar el importe del daño causado durante concentraciones ilegales y el procedimiento del cobro.
La manifestación, según lo indicado por Shved no estaba autorizada, por lo que todo el que participó incurrió en una acción ilegal.
«Quienes asistan a una manifestación no autorizada, lo van a pagar con rublos. Y será una cuantía muy significativa», dijo Shved en una entrevista con un diario local.
De los 364 detenidos, 320 fueron ingresados en centros de prisión preventiva a la espera de que los tribunales examinen los respectivos expedientes de faltas administrativas.
Las autoridades detallaron que las protestas adquirieron un carácter agresivo que terminaron en enfrentamientos directos con las fuerzas de seguridad del Estado.
Entre las acciones descritas por el ministerio del Interior se encuentran: arrojo de piedras y otros objetos capaces de causar lesiones corporales, quema de objetos y destrozos a algunos bienes nacionales.
Según el comunicado se registraron heridos entre los policías, sin embargo no se especifica el número.
De igual forma, se conoció que la mayoría de los manifestantes que se implicaron en estos choques, según la cartera, eran jóvenes menores de 30 años.
El fiscal, que asumió el cargo el 9 de septiembre pasado, mencionó que el Estado protegerá los derechos de los niños y adolescentes que son llevados a manifestaciones ilegales por los padres, representantes o terceros.
La juramentación de Alexandr Lukashenko, quién se encuentra en el poder desde 1994 no fue anunciada con antelación.
Tras la investidura, el llamado Consejo de Coordinación que agrupa a sectores amplios de la oposición bielorrusa, convocó nuevamente a una protesta indefinida.
La oposición denuncia desde el 9 de agosto numerosas «irregularidades electorales» y exigió una repetición de los comicios, opción que Lukashenko descartó.
Ante la situación, la Unión Europea (UE) anunció que no reconoce a Lukashenko como presidente legítimo del país, al destacar que considera que las elecciones celebradas fueron fraudulentas.
Naciones como Alemania, Dinamarca, Eslovaquia, Estonia, Dinamarca, Letonia, Lituania y República Checa alzaron su voz públicamente para informar que no aceptan al jefe de Estado como presidente legítimo.
En este sentido, el presidente bielorruso, sostuvo que se desató «una guerra híbrida» y una «masacre diplomática al más alto nivel» contra su país.
Detalló, que la injerencia se ha hecho presente en la República y acusó a naciones vecinas de presionar para lograr el objetivo de la oposición -que entregue el poder-.
Con información Sputnik y La Nación
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