Se trata de un proyecto de ingeniería en el corredor natural de transporte fluvial de 3.400 kilómetros de largo, a través de los ríos Paraná y Paraguay, que permite el ingreso y egreso dentro del continente de barcos y barcazas de los agroexportadores e industrias extractivas y automotriz y la navegación entre los puertos de Argentina, Brasil, Bolivia Paraguay y Uruguay.
Argentina comparte con Paraguay el último tramo, en el cual el trecho central, el río Paraná es sólo de Argentina.
El año 2020 estuvo marcado por la fuerte caída en el nivel del río Paraná, según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, que condicionó el transporte fluvial de las barcazas y la capacidad de carga de los 21 puertos despachantes.
Según ese informe, en mayo pasado el nivel del agua en la localidad de Rosario descendió hasta 0,08 metros, un mínimo desde diciembre de 1971. Además, la altura del agua promedió 0,5 metros ese mes, 3,18 metros por debajo del nivel promedio desde 1995.
Y por segundo año consecutivo, la bajante del río fue tan grande que dejó a la vista la malla protectora superior del túnel subfluvial que une las provincias de Entre Ríos y Santa Fe, inaugurado en 1969.
A nivel regional, la Hidrovía Paraná-Paraguay es parte del sistema hídrico Cuenca del Plata, de más de 3 millones de kilómetros cuadrados, una de las reservas hídricas más importantes del globo, dentro de la jurisdicción de aquellos cinco países.
Las bajantes que sufren los ríos tienen su origen en el proceso de deforestación que se está dando en la Amazonia y en el Gran Pantanal y en el sistema de humedales de los ríos Paraná y Paraguay, que es el sistema de humedales más grande y vivo del mundo, dijo a Efe Jorge Daneri, miembro de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas (AAAA).
“Hay trabajos científicos que hablan de los ríos voladores, que vienen de la Amazonia a través de las lluvias y que todo este proceso de deforestación de la selva amazónica hace que en la Cuenca del Plata haya el impacto de disminución gigantesca de lluvias y grandes bajantes”, agregó Daneri.
Licitación para profundizar el rio
En este contexto, el Gobierno argentino ha dicho que llamará en los próximos 20 días a licitación internacional para cambiar al operador que hará la ampliación, dragado y mantenimiento de la hidrovía en el río Paraná.
Para los usuarios privados, es un proyecto de relevancia para el futuro económico del país al bajar los costos del transporte, que puede contemplar medidas para mitigar el impacto ambiental de las obras, en una ruta que desde la década del 90 ya permitió ampliar la producción agrícola de 40 a 120 millones de toneladas.
Para los ambientalistas, es la oportunidad de discutir la cuestión ambiental, bajo el concepto que los barcos se adapten a los ríos y no los ríos a los barcos.
La AAAA hizo un pedido de información pública el 5 de febrero pasado al Ministerio de Ambiente para conocer la intervención de esa cartera en la conformación de los pliegos para la licitación.
Para la AAAA, Ambiente tiene que redactar los términos de referencia en las cuestiones ambientales de la licitación. Y tiene que hacer una evaluación ambiental estratégica en conjunto con las provincias de todas las obras.
El Gobierno de Alberto Fernández, que asumió en diciembre de 2019, ha centrado el proceso de licitación en el Ministerio de Transporte, el cual invitó el 22 de febrero próximo a la primera reunión del Consejo de la Hidrovía al Ministerio de Ambiente y organizaciones no gubernamentales ambientalistas, entre otras entidades, para realizar un informe sobre el estado actual.
Pero la AAAA apuesta a que el Gobierno conforme un comité de cuenca de los ríos Paraná y Paraguay, según lo exige la legislación argentina, que analice la crisis pesquera, el impacto del cambio climático, la preservación de los humedales y los indicadores de contaminación del agua.
“El río más grande de Argentina no lo tiene”, dijo Daneri.
Deforestación y falta de coordinación
Para Daneri, los factores climáticos no son naturales, sino que están promovidos por el proceso antrópico, mega deforestación y simplificación del uso de la tierra, concentración de la propiedad de la tierra, el proceso de expulsión de los pequeños y medianos productores, el reemplazo de la selva de los bosques y montes por proyectos productivos.
El modelo productivo extractivista lo comparten todos los países de la cuenca, advirtió Daneri, pero particularmente la Amazonia, que es un regulador de la temperatura del planeta, tiene un impacto climático muy grande sobre el sur de América del Sur.
Hacia adelante se prevén más eventos climáticos y más extremos, como sequías e inundaciones, lo que va a requerir acciones coordinadas entre los distintos países de la cuenca, dijo a Efe Pablo Bereciartua, miembro de Global Water Partnership.
“En esta cuenca, que es tan significativa y abarca parcialmente a cinco países, esta variabilidad climática ha tenido y tendrá impactos muy significativos para la economía y el ambiente, porque es un área muy extensa donde se toman decisiones de manera descentralizada, lo cual es razonable porque son distintas soberanías”, explicó Bereciartua.
Cortesía de EFEverde
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