Cómo poder justificar tanto odio, tantos malos deseos hacia nosotros, tanta muerte, tanto llanto de nuestra gente. No lo sabemos y creemos que no tiene ninguna justificación. Cada día, cada nuevo despertar del sol, pedimos a nuestras fuerzas ancestrales que nos guíen por el mejor camino, para mantener a nuestro pueblo vivo y para que no nos abandonen.
Cómo podemos hacer entender a ustedes los extranjeros, que nuestra resistencia por tantos años no ha sido por nada más que por sentimiento, por amor a nuestra madre.
¿Acaso ustedes no conocen eso, no amarán a quien les dio la vida, a quien los cuida, a quien los alimenta… no la amarán tanto como nosotros, es que tanto ego, tanta avaricia, tanto deseo de poder los enceguece, cómo es posible que nos quieran despojar de quien nos ha dado la vida?
Por eso decimos señores, no somos un grupo de aborígenes rebeldes, solo no queremos que asesinen a nuestra familia, no queremos que maten al mar, a los bosques, a los volcanes, a los ríos, a las estrellas, ya que si los matan, nuestro existir no tendría sentido, seríamos huérfanos sin una familia.
Pedimos a nuestros kuifi ke che que nos den buenas palabras y buenos pensamientos para que ustedes puedan entendernos.
Vivimos constantemente con pena en nuestros corazones, ya que ustedes al igual que una máquina no logran darse cuenta de nuestro dolor, de la agonía en que está nuestro planeta.
¿Será tanta contaminación que ya ha puesto grises vuestros espíritus, habrán perdido la capacidad de amar, sus ojos ya no verán lo hermoso de nuestra naturaleza?
No sabemos ya qué pensar, quién será el culpable de crear una raza exterminadora de hombres y devoradora de su propio hábitat; nosotros apreciamos el mundo de una forma muy distinta por eso nos llamamos linkopi-manque-millaleufu-pichunman-nawelkeo- antileo. Porque es lo que somos y de lo que se compone nuestro ser, cómo nos seguiríamos llamando de estas formas si ya no existieran los copihues blancos ni cóndores ni el sol iluminara nuestra agua. Nuestra lucha es más profunda que solo una simple rebeldía señores gobernantes del planeta, sí, les decimos gobernantes del planeta ya que eso pretenden ustedes. No son capases de escuchar su propio corazón, no son capases de mirar la delicadeza de una flor.
¿A caso en sus cuerpos no fluye sangre como en nosotros?, si fuese así sentirían lo mismo que nosotros, sentirían cómo la luz del sol cada día nos acompaña, cómo nuestros hermanos pájaros respiran y cantan para recodarnos que seguimos con vida, cómo los peces danzan junto a las aguas del mar. ¿Cómo no poder darse cuenta nos preguntamos?
¿Qué será lo que está tras de ustedes, quién les ha enviado tanta sed de poder, quién guiará sus palabras y quién les guiará en sus sueños, ¿tendrán sueños los humanos dueños del mundo? ¿Les hablarán las estrellas como a nosotros? ¿Conversarán los volcanes y los ríos con ustedes también? Que hermoso sería si fuese así, si bastara tan solo con poder enseñarles a mirar las estrellas.
Saben, nuestros espíritus no son egoístas, comparten a diario con nosotros sus palabras y sus conocimiento, es así como sabemos cuándo poder sembrar, cómo serán las lluvias. Ellos no miran si tenemos dinero o no, si somos rubios o morenos, solo escuchan a quien desee conversar con ellos.
Es hermoso sentir que somos parte de este mundo, de esa tierra, de nuestra ñuke mapu.
Ser mapuche es un regalo que hemos recibido, es la condición más maravillosa que podamos sentir, ser mapuche nos provoca alegría todos los días y nos hace latir nuestro corazón con más fuerza.
Ojalá ustedes pudiesen ser tan felices como nosotros, si solo por un minuto, solo por un minuto abrieran sus corazones, sus odios, sus ojos, si pudiesen sentir la energía de cada ser vivo quee habita junto a nosotros, se darían cuenta que su mundo o sus potencias del primer mundo, no son más que cosas muertas, que el dinero no tiene ningún valor, que el arco iris no necesita unas monedas para regalarnos sus colores, que el sol no necesita tratados de comercio para entregarnos su calor.
Si fuesen capaces de sentir, solo por una vez de sentir, nunca más quisiesen volver a ser quienes eran.
Ojalá todo habitante de este planeta pudiese ser tan privilegiado como nosotros, si algún día nuestros pies ya no pisaran sobre estas tierras seguiríamos estando aquí, exterminarían nuestras pieles morenas, nuestro pelo negro y grueso, pero nuca serían capases de terminar con nuestro espíritu, seguiremos siendo agua, volcanes, ríos, montañas, lunas, estrellas.
Siempre seguiremos vivos y siempre habitaremos junto con nuestra madre.
Pero aún no es así y nuestros pvllu (espíritus) nos guiarán para que eso nunca suceda. Nuestros abuelos nos dicen en sueños, que eso no pasará, nos dicen “hagan llillipun” (rogativas). Conversen y cuéntenles a los bosques, a los volcanes, lo que pasa en su tierra. Conversen con ellos y pidan que ellos estén con ustedes.
Es nuestra madre quien se defiende de quien la daña, y de quienes nos violentan y nos asesinan a nosotros, nos demuestra su fuerza causando terremotos, despertando los volcanes o sacando el mar, a ella no la pueden encarcelar, no la pueden llamar terrorista, a ella no la pueden asesinar por la espalda…
Somos mapuche, somos de la tierra, hemos nacido de ella, no sabemos de donde nació el winca invasor, pero lamentamos su existencia tan vacía, al no poseer espíritu, no tener madre, por lo tanto no tener una familia, no tener la capacidad de apreciar las cosas hermosas a su alrededor, no tener quien los ame.
Comprendemos también su violencia, ya que cuando no se tiene amor las personas se vuelven inhumanas y actúan de forma equivocada.
Asesinando a nuestros hermanos, por ejemplo, a Alex, a Matías, a Jaime.
Persiguiendo niños, como en nuestras comunidades del sur, exterminando razas y pueblos enteros como lo han hecho ya casi en todo el mundo, terminando con todo, incluso con ellos mismos…
Por Manuel Mañkepi Kayul (Sabio anciano mapuche, fallecido recientemente.)
Estas palabras son parte de todo nuestro pueblo, qué importa si las escribe un hombre o una mujer, un niño o un anciano, si son las palabras de los ríos o el murmullo del viento, si es un ser desde el vientre de su madre o si es el mensaje que nos entregan nuestros abuelos en nuestros sueños.
Todos nosotros lloramos de la misma forma, a todos nos duele lo que están haciendo con nuestra madre y con nosotros sus hijos.
Así como los hombres con dinero no pueden apoderarse de nuestro espíritu ni nuestros sueños, ninguno de nosotros podemos apoderarnos de estas palabras que nos pertenecen a todos, a los que ya han partido hacia la otra tierra, nuestros miles de hermanos asesinados, a todas nuestras semillas que en un futuro nacerán y todos los que como hermanos, habitamos y amamos nuestra madre…
BIOGRAFÍA DE MANUEL MAÑKEPI
Este texto fue dado en una conferencia y es una carta abierta que expresa la sabiduría de nuestros mayores, la visión sobre la realidad que aprendemos los mapuche y es un testamento para los jóvenes mapuche que respetan y aman su cultura, historia y legado de nuestros padres.
Es destacable hacer notar que actualmente los jóvenes mapuche admiran su figura y se entristecen por su partida, pero agradecen a nuestro peñi su actuar tan generoso.
Nació en Malalche, su tuwün, a 12 kilómetros al oeste de Chol Chol. Fue criado en la educación mapuche más pura. Vivió con su laku y aprendió de él el kimün que más tarde entregó a las generaciones nuevas; recordemos que era descendiente de grandes wewpifes y que él era un hablante del mapuzugun, su lengua materna, y recién aprendió el castellano cuando entró a la escuela donde se prohibía hablar nuestra lengua.
Fue de la generación de niños que conoció a los líderes mapuche de la “Corporación Araucana” en su labor política en las décadas del 40 y 50 y que supo cuáles eran los desafíos de nuestro pueblo frente a leyes injustas que nos despojaban de nuestros derechos y frente al escenario social y político de las primeras décadas del siglo veinte. Escuchó los discursos de Cayupi, Coñoepan y otros en los grandes trawün y fue visto por esos dirigentes como uno de los que liderarían más tarde el actuar de su pueblo.
Don Manuel Mañkepi estudió en el Liceo de Hombres de Temuco, después hizo el servicio militar y posterior a eso estudió pedagogía en la Escuela Normal de Victoria.
Fue profesor en colegios y más tarde estudió inglés por lo que se dedicó a la enseñanza de ese idioma siendo profesor de inglés y mapuzugun en la Universidad Católica de Temuco. En sus últimos años se enfocó en nuestro mapuzugun al mismo tiempo que tradujo importantes textos. Fue integrante de la Academia de la Lengua Mapuche, Región de La Araucanía.
Podemos encontrarlo en un documental llamado “Kimche” donde habla en mapuzugun y está subtitulado al castellano.
Don Manuel fue un kimche y es parte de la historia de nuestro pueblo. Queda en nuestra memoria por su aporte a la transmisión del conocimiento y por su actuar con rectitud.
Este es un ülkatun que él escuchaba de su abuelo y es una metáfora del desarrollo de nuestro pueblo:
Los árboles de pellin han sido derribados
¡Cuánto sufre el corazón cuando se recuerda!
Los resistentes árboles han sido derribados
¡Que triste es recordar lo que se ha vivido!
No mucho tiempo ha que han sido derribados,
Como es parte de mi ser, me hace entristecer.
Pero, los árboles de pellin han dejado raíces de pellín
Que jamás se secarán, aunque hayan sido quemados.
Cuando transcurran los días y los meses
Las raíces de pellín renacerán,
Cuando transcurran los días y los meses
Crecerán los árboles y se apellinarán.
Ignacio Kalfükura
Fuente: www.mapuexpress.net
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