Caso de fuga de salmones en Llanquihue revive la discordia por el impacto ambiental de las salmoneras

El Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) realiza seguimiento para verificar el cumplimiento de las acciones de los planes de contingencia de los centros afectados de Caleta Bay Agua Dulce por la fuga de 60 mil salmones en el sector Totoral del Lago Llanquihue, región de Los Lagos.

El escape ocurrió el pasado 23 de febrero cuando la empresa productora de salmón denunció a través de un comunicado que fue víctima de un sabotaje de terceros al percatarse de “cortes en tres redes peceras”, lo que habría provocado el escape de los salmones desde sus centros de cultivos Philippi y Puerto Philippi.

“El hecho es consecuencia de un acto delictual atribuido a terceros, de acuerdo a lo que pudimos verificar en nuestros sistemas de seguridad, y fue notificado a las autoridades competentes, incluidas policía y fiscalía”, indicaron en su momento.

Entretanto, la Fiscalía de Puerto Varas formalizó una investigación para dar con el paradero de los responsables del atentado a la empresa salmonera, la que está a cargo personal de la Brigada Investigadora de Delitos Contra el Medioambiente de la PDI, reseña Cooperativa.

Los sucesos revivieron el debate sobre los procesos productivos de la industria salmonera y el impacto al medio ambiente de las operaciones que las compañías realizan en cuerpos de agua dulce, como lagos y ríos.

Las salmoneras son duramente cuestionadas por el uso intensivo de antibióticos y el impacto medioambiental de las jaulas de producción que contienen una gran cantidad de plástico que llegan a las costas luego de marejadas y eventos climáticos, afectando principalmente a las comunidades aledañas.

Además, el elevado uso de antibióticos (incluso 6.000% más que lo utilizado en países europeos) puede originar serias perturbaciones en todo el ecosistema, incluso afectar a cetáceos como los delfines, según Greenpeace.