El pasado viernes falleció el presidente de la Federación Mexicana de Caza, Mario Alberto Canales Najjar, mientras se encontraba cazando junto a tres amigos en Argentina.
200 kilómetros al norte de Buenos Aires, en la provincia de Entre Ríos, el abogado y cazador fue fue embestido por un búfalo de más de 1.000 kilos al que había disparado con un fusil.
Según informa el diario argentino UNO, Canales no logró derribar al enorme mamífero con su disparo, en consecuencia este se arrojó contra él y le clavó los cuernos. Acto seguido, el guía turístico que los acompañaba disparó varias veces contra el animal, que recibió un total de cinco tiros. El animal también perdió la vida.
Como se trata de una región sin señal móvil e inaccesible para ambulancias, el hombre fue subido a una camioneta particular y llevado al hospital, pero falleció en el camino con fracturas costales, en el esternón y hematomas retroperitoneales.
Investigación
La investigación judicial que lleva la Fiscalía de Entre Ríos intenta determinar si el establecimiento contaba con permiso para la caza de búfalos.
La muerte de Canales ha abierto el debate sobre una actividad relativamente desconocida para la sociedad argentina y demás: el negocio de la caza deportiva. Establecimientos como Punta Caballos crían animales silvestres como ciervos, antílopes, búfalos, muflones, entre otros, para que se convierten en presas de los clientes por 500 dólares al día.
El 2019, Entre Ríos fue el escenario de la muerte de otro cazador deportivo extranjero. El turista de EE.UU, Boyce Cooper Magli, de 76 años, murió en un campo cerca de Gauleguay.