La partida de Cecilia la Incomparable a los 79 años
En la madrugada de este martes 25 de julio se confirmó el fallecimiento de Cecilia Pantoja, conocida artísticamente como Cecilia, la incomparable, quien se encontraba internada desde el viernes 14 de julio con «diagnóstico reservado», debido a una enfermedad pulmonar que la aquejaba.
«Gracias por todo el amor enviado durante estos días. Nuestra tristeza es máxima. Ya daremos más información con respecto a su despedida», agregaron desde el perfil de Cecilia.
Con su partida, afloran una serie de recuerdos, incluyendo aquellos episodios de persecución por cantar a Violeta Parra y Víctor Jara.
Durante su más de 60 años de trayectoria, la cantante debió enfrentar diversos momentos de gran alegría, como la victoria en el Festival de Viña del Mar y los reiterados shows donde generó algarabía en la población. “Sin embargo, Cecilia debió enfrentar lo que, en sus propias palabras, fue «un golpe bajo en mi trayectoria»: haber estado en la cárcel”, señala un reportaje de 24 horas.
En una entrevista con el Buenos Días a Todos de TVN en 2022, la cantante dijo que estuvo 28 días privada de libertad debido a ser ligada al Partido Comunista.
«Estuve ahí sin hacer nada. Fue por haber grabado ‘Gracias a la vida’ (de Violeta Parra), dijeron que era comunista. Yo no soy de ningún partido político, (dijeron) que era una activista del partido MIR», narró. Asimismo, destacó que «lo pasé muy mal después de salir y empecé a buscar apoyo».
«La Incomparable» recordó en una de sus última entrevistas la relación y cercanía con la ran Violeta Parra, hasta «la desgracia» que le provocó la muerte en 1967.
Mira el cover de Violeta «Gracias a la Vida»
Cabe consignar, que Cecilia La incomparable, en su historia musical, también destacó con covers de Víctor Jara. Aquí uno de los temas: “Plegaria a un labrador”.
Cecilia la incomparable – Plegaria a un Labrador
Se prepara el lanzamiento de una serie de Cecilia (interpretada por Amaya Forch) y allí, la propia artista hizo un adelanto en junio de este año a través de su cuenta de Instagram:
“Amores míos, hoy les comparto la sorpresa que prometí. Una experiencia que marcó mi vida para siempre fue estar presa. Lo único que me salvó fue una jauría de mujeres, a las que les compuse este tema”, mencionó.
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La canción que nunca calla de Cecilia La Incomparable
La periodista chilena Camila González de Ruidosa hace un repaso por la historia de la ícono de la música popular chilena, quién remeció la escena, rompió esquemas y abrió camino.
La publicación fue realizada en LATFEM y compartimos a continuación:
La periodista chilena Camila González de Ruidosa hace un repaso por la historia de la ícono de la música popular chilena, quién remeció la escena, rompió esquemas y abrió camino.
Noche, playa, brisa, pena…
Las olas al chocar
Parecen murmurar
La canción que nunca calla
Mireya Cecilia Ramona Pantoja Levi, más conocida como Cecilia La Incomparable, irrumpió como un estruendo en la escena musical chilena con solo 19 años. Su voz tersa y cautivante, llena de emoción, la coronó como la gran estrella de la Nueva Ola y una de las artistas más escuchadas en la década del 60. Aunque su vida privada ha sido misterio por muchas décadas, la comunidad LGBTIQ+ la alzó como una ícono.
Cuando todas las mujeres usaban su pelo largo y reinaban las faldas, ella usaba el pelo corto y pantalones. Cuando se esperaba que las mujeres fueran silenciosas y sumisas, ella era rebelde y decía lo que pensaba. Cantaba sobre el amor, la tristeza, los celos y el deseo de acariciarte y hacerte estremecer, de comerte entera como un sabroso puré de papas. Y, más de cinco décadas después, sus canciones siguen siendo parte de la banda sonora de Chile.
Transgresora y rupturista para su época, Cecilia era una mezcla de melancolía y fortaleza, sensualidad y humor. Cuando todos cantaban en inglés canciones extranjeras, ella cantaba en español y construía un repertorio único, al combinar estilos latinos y europeos como el bolero, tango italiano, mambo, chachachá y su eterno amor, el rock & roll.
Nació a las 10 de la noche del 21 de octubre de 1943 en Tomé, ciudad del sur de Chile que se desarrolló al ritmo de la industria textil y del puerto. La primera vez que cantó en público lo hizo por una penitencia. Estaba en su quinto año de Humanidades, en un paseo, cuando todos sus compañeros la animaron a cantar y tocar guitarra. Desde ese momento, la música se volvió su eterna compañera.
En 1957, Cecilia formó parte del cuarteto melodico Los de Tomé, con los que comenzó a tocar en pequeñas fiestas y carnavales. Tras la grabación de un primer y único disco sencillo, publicado con el sello RCA a comienzos de la década de los 60, el grupo se disolvió. Luego, la cantante comenzó su carrera en solitario con el apoyo de Los Singers en sus primeras presentaciones en vivo. A finales de 1962, la contrató Radio Minería de Santiago para el concierto de navidad. Poco después, tuvo su primer encuentro con Rubén Nouzeilles, el director artístico del sello EMI Odeon, e iniciaría la etapa más popular y masiva de su carrera musical.
En 1963 grabó su primer disco simple como solista para el sello y, luego, en 1964 lanzó su primer LP con canciones que la elevaron al éxito como “Dilo calladito”, “Baño de mar a medianoche”, “Puré de papas” o “Amor, Mon Amour, My Love”. Tenía solo 19 años cuando cientos de hogares en todo Chile escucharon y reprodujeron sus canciones. Su disco alcanzó el número uno en la venta de discos y alcanzó un estrellato poco visto en su época.
Ese año dominó los rankings musicales, sonó en todas las radios y llenó cada teatro que visitó. De la noche a la mañana, se transformó en un referenta popular juvenil. “De ahí saltó a la fama y fueron noches y noches de aplausos para ella, que nunca imaginó su nombre en marquesina de ampolletas como primera figura de la naciente nueva ola chilena”, describió el escritor Pedro Lemebel en una crónica que le dedicó.
Me siento sola, sola, sola
Como una ola en un mar
De gente, indiferente…
En 1965 se presentó en el Festival de Viña, donde ganó el certamen con el tema “Como una ola”. Una especie de Elvis Presley, con pelo corto y un traje de una pieza, brillaba sobre el escenario. Allí se coronó como un símbolo de la emancipación femenina. Su despliegue escénico combinaba la inocencia y la provocación, y con ello conquistó nuestros corazones. A pesar de que le indicaron que no hiciera su famoso “beso de taquito” porque era considerado inapropiado para una mujer, entre los nervios, besó su mano y luego su tacón, imitando la técnica futbolística.
Solo a mi guitarra compañera
Que entre mis brazos se abandona
Le cuento yo toda mi pena…
Su vida fue la canción. Su pasión fue estar sobre un escenario con un público ferviente. Sin embargo, a medida que bajaba el telón, La Incomparable se iba quedando sola. Llegaron nuevos íconos juveniles, se fortaleció el movimiento musical de la Nueva Canción Chilena y su personalidad rebelde era vista como insolente para la población chilena más conservadora. Poco a poco, su visibilidad de unos años atrás comenzó a desaparecer.
En 1968 lanzó su último disco con el sello Odeón, “Estamos solas, guitarra”, pero no obtuvo las ventas esperadas. A pesar de eso, su sencillo se ha transformado en un himno y reflejó el sentimiento de la época. Luego, decidió cambiarse al sello CBS/Philips para darle un vuelco a su carrera. En 1970 lanzó su disco “Gracias a la vida” con versiones de la canción de Violeta Parra y “Plegaria a un labrador” de Víctor Jara (que es, además, uno de los mejores covers realizados en Chile). La balada “Compromiso”, que también forma parte del disco, fue versionada décadas después por Javiera & Los Imposibles.
El golpe militar de Augusto Pinochet en 1973 la encontró tocando en boîte Manhattan, en Arica. En la clandestinidad de la bohemia nacional, Cecilia se alzó como leyenda underground. A finales de la década del 90, el sello EMI editó dos compilaciones en CD, “La incomparable Cecilia” (1995) y “Un día te diré” (1997), volvió a aparecer en la televisión chilena e, incluso, reunió en el clásico Teatro Caupolicán a más de 4000 personas en su homenaje. Personas de todas las edades cantaron intensamente cada una de sus letras.
Aunque mucha de su discografía se ha perdido, en las últimas décadas Cecilia ha renacido como una figura de culto, ícono LGBTIQ+, referenta feminista y ha declarado públicamente su apoyo a la legalización del aborto libre en Chile. En 2016 fue reconocida por su trayectoria con el Premio a la Música Nacional Presidente de la República por su profunda influencia en la música popular chilena.
En el 8 de marzo en 2019 su canción “Baño en el mar a medianoche” fue cantada a todo pulmón en su versión feminista por mujeres, lesbianas, travestis y trans de distintas generaciones. Todas unidas al son de La Incomparable.