Recuerdo a mi padre hace algunos años contándome cómo los romanos en sus innumerables encuentros bélicos y misiones de conquista, al encontrarse con un adversario muy difícil o ya derechamente abandonando la campaña, quemaban los terrenos de siembra y sobre ellos rociaban toneladas de sal, de esta forma nada ahí crecería y de regreso, años después, esas tierras, ahora áridas, tendrían tribus disminuidas fáciles de conquistar.
No se puede negar que hemos recobrado los sembradíos de nuestro país después de los años de dictadura y de capitalismo predador, con el esfuerzo de 20 años, de millones de chilenas y chilenos, reconstruimos en parte a nuestro país del saqueo que sufrió, pagamos nuestra deuda externa, mejoramos la educación, aumentamos los niéveles en salud, reconocimos minorías y sectores vulnerables de la población, cimentábamos una democracia robusta e instalábamos, hasta hace un mes, el Sistema de Protección Social de manos de la Presidenta Michelle Bachelet. Pero eso ya pasó.
No puedo dejar de asemejar estos 30 días de Gobierno, al inicio de una conquista y a la retirada rauda de sus huestes, dejando tras de sí sólo la estela que deja la codicia y la búsqueda de beneficios para unos pocos.
Se habla de disminuir o detener el aumento de las patologías Auge, lo que veníamos haciendo en salud y significó tanto para los chilenos, pararlo; se habló de bajar los sueldos de trabajadores jóvenes de 18 a 25 años; se habló de privatizar Codelco o la empresa que la suministra de electricidad; se ha adjudicado a dedo, sin transparencia la reconstrucción de Chile a grandes empresas vinculadas al Gabinete de Ministros y mientras tanto, se critica a la Presidenta Bachelet por donar recursos a una ONG Cultural; se ha dicho, que la oposición ataca a Piñera por no tener Plan de Reconstrucción, diciendo que son nimiedades y que los hay, pero luego se escucha que sólo de regreso de su gira internacional traerá una plan para reconstruir Chile, ¿quién entiende y quiénes dicen algo?; groseramente, se nos invita a que aceptemos que la reconstrucción es una obra de caridad y el Ministro de Hacienda, delante de una pintura de Alberto Hurtado, nos plantea una estrategia mediante la cual los únicos que ganan son los grandes empresarios, “hay que dar hasta que duela” dijo el Santo, no descontar hasta que les duela.
Chile siempre ha sabido salir adelante, no es el primer gran terremoto, no será el último. Chile se reconstruirá, eso es indiscutible, el tema es cómo, a qué costo y quiénes lo pagarán. Todo hace presagiar que los Ministros de Piñera, antes lacayos en sus empresas o participantes de sus asociaciones, están ideando un plan para que los recursos, subvenciones, créditos de bajas tazas, subsidios, se canalicen a través de grandes empresas que contratarán a bajos sueldos.
Ecuación soñada del empresario, mucha pega, mucha plata, baja paga. Pareciera que todo estará permitido en este período de reconstrucción. Restarle recursos a las regiones y decir que no es recorte, que es reprogramación.
Bueno, me gustaría reprogramarle el sueldo al Presidente, sus Ministros, a la Intendenta y sus Seremis, pues lo que pasará hoy es que se recortarán los empleos en Aysén, perdón, se reprogramarán dramáticamente.
Ya no se trata de los gobernadores con prontuario, de los directores nacionales vinculados a delitos de derechos humanos y de lesa humanidad; no se trata de que el personal más idóneo no se nombró y que en esos nombramientos quizás se dejó fuera a los únicos que nos podían defender en la derecha; porque debo decirlo, me separa un abismo, pero extraño a Longueira así como extrañaré en su rara desaparición mediática a Allamand, porque eran los únicos con pantalones para frenar a Piñera y sus ansias.
No se trata de criticar por criticar, pero la venta parcial de Lan Chile o la posesión aún de Chilevisión por parte del Presidente, sólo puede obedecer a dos cosas, no quiere hacerlo o es negligente. Más explicaciones, son eufemismos, controlan los medios, controlan el mensaje y parecieran controlar a la gente. Pan y circo decía Calígula a los romanos, mientras les quitaba lo único que lo diferenciaba de los pueblos bárbaros y que hasta hoy es modelo, les arrebataba a punta de aplausos y risas, el Senado.
Mientras tanto, pareciera ser que el peor enemigo de lo que hemos avanzado se disfraza de solidaridad; ¡¡¡Mundial y Reconstrucción!!! será el grito de este Gobierno, mientras nos invitan a apoyar paquetes de medidas en el Parlamento para la reconstrucción, como una lotería, como una docena de huevos que no podemos mirar y que significará llevar a casa muchos hueros.
Y la gente inmutable, camina y recorre sus calles como gozando de una libertad sin igual, aplaudiendo y riendo con los Tusunami y Marepotos de Piñera, hablando del Día tranquilo del Joven combatiente, no entendiendo que tras el reloj plagiado del Presidente y su equipo de sonrisa Colgate, están quienes le aseguran a Chile años de terrenos salinos e infértiles, muy difíciles de sembrar.
Por Camilo Gutiérrez