En casi 4 mil millones de dólares, según datos del Banco Central, se calcula el monto de capitales asociados a empresas no financieras y familias que salieron del país en 2020. Así lo consigna el diario La Segunda.
Entre las razones esgrimidas y que gatillaron la decisión de las familias que representan las grandes fortunas del país, estarían la incertidumbre tras el “estallido social”, impulsado por la profundiza desigualdad del país que detonó en octubre de 2019, y la “incerteza jurídica” que preocupa al gran empresariado desde que inició el proceso constituyente que pretende crear una nueva Carta Magna para el país. De este modo, grandes empresario del país han decidido sacar capitales y refugiarse en otros mercados.
Si bien el monto es menor al del 2019, que en el ultimo trimestre de ese año se disparó a poco de iniciado el “estallido social” y a la fluctuación del precio del dólar, la constante salida de capitales del país se mantuvo en 2020.
Y si bien el discurso público en foros empresariales como Icare y la Enade es de «levantar el país» junto a sentidas palabras sobre «hacer patria», lo cierto es que la posibilidad de reformas profundas al sistema tributario, o cambios en las reglas del juego para aminorar la desigualdad social y aumentar derechos sociales, ha provocado que los empresarios refugien parte de su capital en el extranjero.
En la nota referida del mismo medio, se señala que el grupo Luksic dio pasos concretos para colocar una posición corporativa en el extranjero, que entre mediados y fines del 2020 trasladó la matriz de Enex (matriz de Shell en Chile), a Londres, manteniendo filiales en Chile y Paraguay. Paralelamente, ya Andrónico Luksic, ya venían desarrollado inversiones en el exterior (a través de sociedades de inversión como Alaska, Alabéame y Blue Lagoon).
Otros empresarios chilenos, como Bernardo Matte (del grupo Matte), y Carlos Heller (del grupo Bethia), han tomado decisiones similares. Por ejemplo, Bernardo Matte, a fines del año pasado, inyectó 75 millones de dólares a una sociedad personal en el extranjero (creada en 2018 junto a su señora Isabel Izquierdo y sus tres hijos) llamada “Ecoterra Internacional” la capitalizó un capital de 278 millones de dólares.
Heller por su parte, que ha venido liquidando varios activos el último tiempo, en gran parte para pagar pasivos, una parte importante ha ido a parar a inversiones extranjeras en Perú y Estados Unidos.
Es el caso también del empresario Jorge Yarur Rey, quien a mediados del año pasado creó “Inversiones Araucarias Internacional”, destinada exclusivamente para obtener rentas en dólares, con un capital de 24,3 millones de dólares.
También -según señala el mismo medio- la empresaria Carolina Del Río (del grupo Dercorp), creó en 2019 las sociedades Eolo y Portobelo, para inversiones en el exterior, con un capital inicial de 1 millón de dólares.
De este modo, y a pesar del constante discurso de identidad nacional, y el «esfuerzo patrio» que exigen a sus trabajadores y trabajadoras para «hacer patria» y «ponerse la camiseta», corre de forma paralela a las acciones de sacar dinero del país, so pretexto de diversificar inversiones, pero que en la práctica, buscan refugiar su patrimonio, obtenido en ventajosas condiciones permitidas por una Constitución que hoy es cuestionada por la mayoría del país, con el objetivo de asegurar sus patrimonios, en desmedro de las eventuales recaudaciones del fisco que beneficiarían a la gran mayoría del país.