El día de hoy la Comisión de Derechos Fundamentales de la Convención aprobó por amplia mayoría la iniciativa que consagra los derechos sexuales y reproductivos, en la cual se explicita el derecho a abortar. De esta manera se estableció que el Estado deberá garantizar el acceso a la información, educación, salud y prestaciones para asegurar “a todas las mujeres y personas con capacidad de gestar, las condiciones para un embarazo, una interrupción voluntaria del mismo, parto y maternidad voluntarios y protegidos”.
La norma ampliamente respaldada por organizaciones feministas recibió 24 votos a favor, 8 en contra y una abstención. El debate no estuvo exento de discusiones, una de ellas protagonizada por la convencional Valentina Miranda (PC) y por la convencional Katerine Montealegre (UDI).
Miranda manifestó: “Chiquillas, ustedes no son próvida, son pro parto. Lo único que les interesa es que la mujer tenga la guagua”, y después agregó “sus grandes próceres ideológicos en la dictadura mataban con la DINA y creo súper hipócrita venir a hablar de próvida si la vida no se cuida en todos los ámbitos.
Por su parte, la convencional de derecha contestó: “Yo no tengo ningún prócer que afecte y viole los derechos humanos (…). Usted es comunista y además tiene a su cargo, por ser parte del PC, más de 100 millones de muertos en el mundo. Por algo les dicen come guaguas”.
Durante la misma jornada fue también aprobada con 25 votos a favor, 7 en contra y una abstención, la iniciativa que garantiza la educación sexual integral.
«Todas las personas tienen derecho a recibir una Educación Sexual Integral, que promueva el disfrute pleno y libre de la sexualidad, enfocada en el placer; la responsabilidad sexo-afectiva; la autonomía, el autocuidado y el consentimiento; el reconocimiento de las diversas identidades y expresiones de género y la sexualidad; que erradique los estereotipos de género y prevenga la violencia de género y sexual”, señala el texto.
Así, ambas propuestas -entre otras- irán a su discusión en el pleno donde requerirán dos tercios de los votos para consagrarse en la nueva carta magna.