La sequía y la contaminación de ríos y lagos tiene en jaque a decenas de comunidades del departamento de Oruro, donde hasta hace poco desarrollaban actividades pesqueras y ganaderas. Exigen a las autoridades tomar decisiones para conservar sus medios de vida.
Agosto, el mes de la Pachamama, llega a su fin. Y según la cosmovisión andina, se acaban las chances de agradecer a esta madre dadora de vida. Quienes no hayan realizado la correspondiente ofrenda, comenzarán a sufrir calamidades a partir de septiembre. Todos están avisados.
En la ciudad de Oruro, la Coordinadora en Defensa del río Desaguadero y los lagos Uru Uru y Poopó (Coridup) realizó en la céntrica plaza 10 de Febrero una ofrenda —llamada Wajt’a en idioma aymara— en honor de la Pachamama.
«Durante agosto, los pueblos andinos acostumbran agradecer a la Madre Tierra. Después de analizarlo con autoridades originarias, hemos determinado que en lugar de pedirle a la Madre Tierra, este año nos disculpemos por todas las actividades negativas que realizamos contra el medio ambiente», dijo Clemente Paco, asesor legal del Centro de Ecología y Pueblos Andinos (CEPA), de Oruro.
«Estamos sumamente preocupados. Por ello, las autoridades originarias de las cuatro subcuencas que desembocan en el lago Poopó vinieron para ofrecer esta Wajt’a, pidiendo que quienes son autoridades atiendan los problemas ambientales de Oruro», dijo Paco.
El integrante de CEPA aclaró que el problema de contaminación de estas cuencas es de competencia binacional, porque es un sistema fluvial conectado al lago Titicaca, compartido por Perú y Bolivia.
Paco contó que organizaciones de la sociedad civil locales intentan «que las instancias de los ministerios de Medio Ambiente y las cancillerías de los dos Gobiernos se reúnan para evaluar la situación del lago Poopó».En las últimas semanas, el lago Poopó —o la ausencia de él— volvió a mencionarse en medios de todo el mundo: ya no queda ni una gota donde solía estar el segundo lago más grande de Bolivia, luego del Titicaca.
«Nos olvidamos de que el lago Poopó es un sitio Ramsar», mencionó Paco. Se llama «sitio Ramsar» a los humedales considerados de importancia mundial, según la Convención de Humedales realizada en la ciudad de Ramsar, Irán, en 1971.
El técnico de CEPA agregó que el Poopó «es un humedal importante para el mundo. Por lo tanto, el Estado boliviano tiene la responsabilidad de salvaguardar este espacio natural. Sabemos que el lago es un termorregulador en todo el Altiplano de América Latina», por lo cual influye en los ecosistemas de los altiplanos chileno, argentino y peruano.
«Todo este ecosistema se está dañando sin que haya una autoridad boliviana que encare este problema. Entonces pues acá estamos para seguir exigiendo que se cumpla la normativa ambiental que tenemos en el país», afirmó Paco.
Aguas servidas de la ciudad al campo
Lourdes Cáceres es Kuraj Mama (máxima autoridad) de la Marka El Choro, del departamento de Oruro. Su comunidad, como decenas más, está seriamente afectada por la contaminación en el lago Uru Uru.
«Estamos agradeciendo a nuestra Pachamama, pidiéndole perdón también. Porque nosotros mismos contaminamos a nuestra Madre Tierra. No estamos educados, deberíamos educarnos muy bien y concientizarnos», dijo la autoridad.
«Le pedimos perdón, porque nuestra Pachamama nos da todo. Nos da bendición para la producción, nos da agua», enumeró mama Lourdes.
«La afectación es grande en nuestra comunidad. Nos llega mediante el lago Uru Uru. Nuestro ganado toma de esa agua contaminada y ya los ganaditos salen con imperfecciones. Además no hay pastizal, porque el agua misma está contaminada», comentó la señora.
El lago Uru Uru, que está junto a la ciudad de Oruro, es destino de las aguas servidas urbanas. De allí sigue su curso hasta la comunidad de mama Lourdes, entre muchas otras.»Antes, en los lagos Uru Uru y Poopó había harto pescado, que generaba empleos. Había cooperativas pesqueras, pero todo eso ha ido desapareciendo. No hay ya pescado», evidenció la autoridad originaria.
«Esta sequía nos afecta harto. Ya no podemos tener ganado, porque no hay agua. Entonces tenemos que regalarlo, o venderlo a precio bajo», se lamentó. Tiempo atrás, ella vendía quesos y carne en mercados de Oruro, Cochabamba y Santa Cruz.
«Ahora estamos sobreviviendo», graficó la señora Cáceres. «Nos llevamos agua de aquí [la ciudad] para consumo de nosotros. Los que podemos nos llevamos agua de Oruro en cisternas, para los animales», agregó.
«Hoy día he venido aquí a este acto con mi bidoncito. Ya he agarrado agua para llevarme a mi comunidad», contó.»Cómo quisiéramos agua para el municipio de El Choro, agua para el ganado. También pedimos que hagan una ley para que no contaminemos ya a nuestra Madre Tierra. Decimos que no debemos contaminar, pero nosotros mismos botamos una botella plástica. Y ya estamos contaminando con eso», reflexionó mama Lourdes.
«Todo lo han quemado»
Constantina Callapa de Quispe vive en la comunidad Tolapampa, de la provincia Poopó. Llegó a su ayllu (comunidad) a los 18 años, cuando se casó con un comunario. En ese momento «había totora linda. Había pescado, patos, huevos… Era un buen lugar pues», recordó.
En esos años «ya había la empresa minera Huanuni. Pero no contaminaba bien todavía. En estos últimos años ¿qué cosa utilizarían pues, que todo lo han quemado? Hasta al lago Poopó. Por eso no hay agua. Y si hay agua está contaminada, peor todavía», describió.
Donde estaba el lago, «en todo ese lugar seco no sirve la tierra. Es todo blanco, salinas, salitres, nada para sembrar», relató la señora Constantina.
La poca agua que consiguen haciendo pozos «no sirve. Es picante, es salada pues. Está totalmente contaminada. El animal mismo no puede tomar. No hay ni para su comida, porque no hay agua para los pastizales. Así nomás estamos», expresó Callapa de Quispe.
El panorama es desolador. Pero ¿hay alguna esperanza? ¿Aún se puede esperar que se llenen los lagos y vuelvan los peces?
Una de las causas de la sequía del lago está en que fueron desviados varios ríos que lo alimentaban, para destinarlos al riego de cultivos: «Se puede generar mucho más afluente del río Desaguadero y se puede salvar todavía el lago», evaluó el técnico Paco.
«Pero si esperamos que eso se haga por obra y gracia del Espíritu Santo, nunca lo vamos a lograr. Se requiere una acción efectiva para salvar al lago», opinó.
Y enfatizó: «Del lago viven pueblos originarios milenarios, como son los Urus. Imagínese que desaparezca el lago y también los hermanos Urus, que representan el orgullo étnico de los orureños».
Para Paco, el dilema es sencillo: «Estamos frente a la historia. Si hoy nos gana este nomeimportismo, este dejarnos estar, con seguridad mañana lamentaremos que culturalmente nuestros pueblos desaparezcan».
Cortesía de Sebastián Ochoa
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