Los movimientos y colectivos sociales, políticos, populares, sindicales, feministas y ecologistas latinoamericanos, caribeños y europeos que concurrieron a la Cumbre de los Pueblos celebrada en Bruselas los días 17 y 18 de julio, han acordado, entre otras cuestiones, condenar los intentos imperialistas de «dividir al mundo en bloques de Estados», avanzar hacia la paz e impulsar la integración popular, más allá de las estructuras multilaterales.
«Esta Cumbre de los Pueblos entendió que el encuentro entre la Celac y la UE es una oportunidad para avanzar en la creación de un mundo multipolar, con relaciones multilaterales que permita progresar en paz a la humanidad, en armonía con la Madre Tierra», se lee en el comunicado oficial.
Sin embargo, también se lamentan «los intentos de la UE de imponer formatos y métodos unilaterales, poco transparentes, contrarios al espíritu de respeto, diálogo y cooperación que debe imperar en las relaciones birregionales».
En este sentido, en el texto se recalca que el fortalecimiento de las relaciones entre América Latina y el Caribe con la Unión Europea debe basarse en «el respeto mutuo» y debe poner «en el centro de las políticas públicas al ser humano».
Los firmantes también condenan las «injerencias externas» y rechazaron «categóricamente cualquier acción política, o militar que pretenda interferir en el normal desenvolvimiento de las instituciones y normas constitucionales de cualquiera de los Estados participantes en la Cumbre», al tiempo que se condenaron «las campañas mediáticas encaminadas a desestabilizar gobiernos democráticamente elegidos por sus pueblos en América Latina y el Caribe».
Europa sigue en el Medioevo
Antes de la lectura de la resolución final, el canciller venezolano, Yván Gil, declaró que al secundar las sanciones, Europa somete a Venezuela a una práctica «medieval».
«Las sanciones son una aplicación, diría yo, medieval. Desde el Medioevo existen las sanciones. Cuando una comunidad o un feudo competía con otro feudo, simplemente le restringía su posibilidad de comercio, le eliminaba su posibilidad de alimentación, lo asediaba. Eso es lo mismo que aplica Europa, la UE, que tanto defiende los derechos humanos, sobre Venezuela«, sostuvo el diplomático.
Gil aprovechó su intervención para recalcar el doble rasero de Bruselas, al pretender desmarcarse de la política de coerciones estadounidense, cuando, en realidad, la acompaña y refrenda a través de otros mecanismos.
«Europa siempre trata de escurrir el bulto, presentándose como una entidad justa, que evalúa, que somete a la consideración de un cuerpo colegiado sus decisiones, cuando, realmente, es una sociedad gobernada por los medios de comunicación, por la economía y la estructura financiera privada», señaló.
Defensa de la soberanía
Para las organizaciones firmantes, resulta indispensable promover «la unidad y la integración regional solidaria» e impulsar con más fuerza tanto la Celac, como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), en el interés por defender la soberanía y atender algunos de los desafíos regionales más importantes, como la represión en Perú, la crisis humanitaria en Haití y las amenazas, bloqueos y sanciones contra los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela.
A este respecto, se indica explícitamente el repudio a «la utilización de mecanismos judiciales y de falsas noticias para expulsar de sus cargos a lideres progresistas de América Latina elegidos democráticamente por sus pueblos y rechaza la política ilegal de sanciones y de medidas coercitivas unilaterales impuestas por Estados Unidos» contra las mencionadas naciones, al tiempo que insta a Washington a derogar estas medidas que «afectan el pleno disfrute de los derechos humanos de los pueblos».
En concordancia con esta postura, exhortan a la Celac y a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) «a asumir una clara y activa solidaridad con la lucha contra el colonialismo«, con particular énfasis en la defensa de los pueblos saharaui y palestino, embarcados en una larga lucha para constituirse en Estados independientes.
Resolución pacífica de los conflictos
Los participantes reivindican «la defensa de la cultura de la paz como fundamento de la civilización» y hacen «un firme llamado» para que todos los conflictos en curso «sean superados por medios pacíficos y mediante negociaciones diplomáticas».
En particular, se respaldaron las gestiones de paz que promueven los presidentes Lula da Silva y Andrés Manuel López Obrador, el Gobierno de China y varias delegaciones africanas para poner fin a las hostilidades en Ucrania, y también se aplaudieron los esfuerzos del presidente Gustavo Petro para alcanzar la paz en Colombia con la cooperación de los Gobiernos de Cuba, Venezuela y México.
Adicionalmente, se invitó a todas las organizaciones participantes de la cita a las movilizaciones convocadas para el próximo 21 de de septiembre, «en defensa de la paz y la solidaridad», «contra la espiral belicista» y en favor de «la disolución de los bloques militares», con el objetivo de que el Atlántico y el Mediterráneo sean zonas de paz, libres de bases militares.
Inclusión y protección de grupos vulnerables
Del mismo modo, se reconocen las políticas de inclusión adelantadas por los Gobiernos de Colombia, Bolivia y Brasil, al tiempo que se defiende la libre circulación de personas por los territorios, como medida de protección de los derechos humanos de los migrantes, hoy más que nunca expuestos a redes de tráfico de seres humanos y de explotación sexual.
En un contexto donde siguen prevaleciendo la desigualdad, la xenofobia, la aporofobia, los movimientos sociales observan que estas formas de intolerancia continúan impactando «negativamente el goce de todos los derechos humanos de las personas afrodescendientes, en particular las mujeres y menores que son objeto de discriminación interseccional y multisectorial».
A este respecto, se insta a los Gobiernos de las dos regiones a «adoptar leyes e implementar políticas y programas que garanticen la protección efectiva de las personas africanas y afrodescendientes sujetas a discriminación racial».
Fuente RT
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