La Justicia argentina confirmó que dos de los cinco bebés que fallecieron en extrañas circunstancias en un hospital público murieron porque les inyectaron potasio a propósito, lo que ha profundizado la conmoción por este caso.
Hasta ahora, una enfermera es la principal sospechosa de un crimen que podría haber provocado la muerte de hasta 13 bebés sanos, sin patologías previas de ellos ni de las madres y sin ningún tipo de complicación. La mujer se encuentra detenida.
La tragedia ocurrió en el Hospital Materno Neonatal de la provincia de Córdoba, ubicada a 647 kilómetros al norte de Buenos Aires.
En medio del escándalo, el fiscal Raúl Garzón solicitó la realización de autopsias a dos de los bebés para esclarecer los motivos y, sobre todo, dar respuestas a las familias afectadas.
De acuerdo con los resultados forenses, en los recién nacidos «se detectaron sustancias tóxicas incompatibles con la vida», ya que sufrieron «hiperpotasemia por exceso de potasio» que les fue suministrada de manera intencional y sin ninguna justificación médica.
Una de las principales pistas para avanzar en la investigación fue que los bebés tenían cuatro marcas de inyecciones, cuando solo deben tener tres para cumplir con las vacunas que son obligatorias.
Ese cuarto pinchazo fue el del potasio que presuntamente les suministró la enfermera Brenda Aguero, de 27 años, quien ya está imputada por «homicidio calificado reiterado por procedimiento insidioso».
La justicia ahora investiga las razones del crimen y si tuvo cómplices. Por otro lado, se realizarán más autopsias a otros 11 bebés que murieron en las mismas circunstancias entre marzo y julio de este año.
Fuente: RT.