En un contexto dominado por la pandemia del coronavirus, la ecología es una de las pocas fuentes de buenas noticias. En 2020 las restricciones de desplazamientos, impuestas por las autoridades, y la difusión del teletrabajo redujeron significativamente las emisiones: en un país altamente industrializado como Italia las emisiones de gases de efecto invernadero cayeron en casi un 10% respecto al año anterior.
Sin embargo, en este caso se trata de una mejora «involuntaria», debida a las circunstancias extraordinarias creadas por la pandemia. Es obvio que tienen más valor los cambios positivos determinados por una acción consciente y constante de la sociedad.Desde este punto de vista, Italia tiene buenos motivos para sentirse orgullosa: ya la definen como una «superpotencia de la economía circular» por los logros que alcanzó en la materia de reciclaje.
Economía circular: un objetivo aún lejano para la UE…
El Parlamento Europeo define la economía circular como «un modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido».
Es un concepto que se hace cada vez más importante para la humanidad, si se tiene en cuenta que, de seguir explotando los recursos así como lo hacemos ahora, para 2050 necesitaremos el triple de los recursos que el planeta es capaz de suministrarnos.
Los países de la UE producen cada año unos 2.500 millones de toneladas de residuo, de las cuales se recicla tan solo el 38%. En el último decenio la situación permaneció casi invariable: la tasa de reciclaje creció en 1%.
…Y ya cercano para Italia
Para incentivar a los países de la UE a reducir su impacto en el medioambiente, en febrero de 2021 el Parlamento Europeo aprobó el Plan de acción sobre la economía circular. Y es aquí donde Italia puede dar un buen ejemplo a los demás países europeos.La Unión Europea pide a sus miembros que lleguen a reciclar el 65% de los residuos para 2025.
Sin embargo, según el informe «La economía circular italiana para el plan Next Generation de la UE», publicado el pasado 20 de marzo por la Fundación Symbola, el país mediterráneo ya alcanza el 79%, dejando muy por detrás a los pilares de la economía europea, Francia y Alemania, que están en el 56 y el 43% respectivamente.
La tasa de reciclaje en Italia no paró de crecer en los últimos años. Como consecuencia, ahora Italia, a diferencia de otras grandes economías europeas, es un importador neto de materias secundarias y exporta relativamente poco plástico y papel, materiales de embalaje que generan una gran cantidad de residuos.
No solo medioambiente
El país alpino no es particularmente rico en materias primas, lo que lo obliga a recurrir al reciclaje como fuente de recursos. De los datos recogidos por la Fundación Symbola emerge que el 80% del plomo, el 90 del acero y el 100 del aluminio que utiliza la industria italiana deriva del reciclaje.
Un aspecto notable del reciclaje consiste en que también permite ahorrar la energía: en 2018, al utilizar materias secundarias, la economía italiana consumió 23 millones de toneladas equivalentes de petróleo menos que si hubiera recurrido a fuentes de materia prima.En términos de emisiones de carbono de dióxido, el principal gas de efecto invernadero, eso equivale a 63 millones de toneladas. A modo de comparación, en 2020 toda la producción de la electricidad en Italia generó 74,5 millones de toneladas de CO2.
Lo bueno de la economía circular es que no sólo tiene una influencia positiva en el medioambiente, sino que también produce un efecto económico nada despreciable. En Italia el sector de reciclaje da trabajo a 213.000 personas, genera un volumen de negocios de más de 70.000 millones de euros (más del 3% del PIB nacional) y crea un valor añadido de 14.200 millones.
Obviamente en Italia, como en otros países europeos, queda mucho por hacer para proteger el medioambiente, pero los resultados que alcanzó en el sector de reciclaje dan motivos para ser optimistas.
El Gobierno italiano planea destinar una buena parte de los subsidios y préstamos que recibirá del Fondo para la recuperación de la economía europea en la transición ecológica y las tecnologías verdes. Esto, junto a la política de reciclaje, crea una buena probabilidad de que el país mediterráneo cumpla con otro objetivo importante fijado por la UE: el de alcanzar la neutralidad del carbono para 2050.
Cortesía de Sputnik
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