En 1991 el colectivo Alas de Xue abriría uno de los debates más novedosos en el seno del CAM (Certamen Anarquista Mundial), al presentar tres ponencias donde se recogían el sentir de una corriente de pensamiento construida y practicada en el corazón de Nuestra América.
Tomasa Condemaita nos hablaba del sentido libertario de los pueblos indios, Amadeo Clavijo reflexionaba sobre el «Pensamiento Anárquico» en las tierras de Nuestra América, y Lucho nos comentaba la esencia revolucionaria del mito como forma de resistencia. Muchos de los asistentes llegaron a afirmar que esos planteamientos eran nuevas formas de nacionalismo y chovinismo, que la revolución social era solo una, y el Anarquismo es igual en todos sitios, sin embargo si examinamos detenidamente la historia vemos cómo el Anarquismo ha dialogado siempre con el indianismo y otras formas del pensamiento indígena, en las tierras del Sol y la anaconda.
En 1861 el emigrante griego Plotino Rhodakanaty se asombraba al llegar a México y descubrir en la práctica «mutualista» de los «Calpul» los principios del anarquismo, llegando a la misma conclusión que Kropotkin: «todos los Pueblos del mundo comparten un origen comunalista y acrata», los hermanos Flores Magón, por cuyas venas corría orgullosa la sangre india, darían cuerpo a estas afirmaciones en su ideario revolucionario, donde intentaron llevar a la práctica bajo el grito de «Tierra y Libertad», al ver los «Calpul» como verdaderas comunas que, federadas, no se subordinarían a ningún Estado o poder central.
Bolivia cuenta con una gran tradición libertaria en su historia milenaria, desde los tiempos del Tawa-inti-suyo, la sociedad Inca se ha regido por principios de solidaridad y comunitarismo, este sentimiento se ha mantenido vivo hasta nuestros días, las heroicas gestas de José Gabriel Condorcanqui, Tupac Amaru, hicieron tambalear la sociedad esclavista del imperio español. Este sentimiento se unió a las recién llegadas ideas ácratas, tomando verdaderos visos insurreccionales entre los mineros. Por todas partes se editan periódicos anarcosindicalistas; Potosi, Cochabamba y Santa Cruz. Fueron los mineros indígenas anarcosindicalistas de Huanuni quienes primero conquistaron la jornada de ocho horas en 1919. También fueron los mineros-indígenas de Uncia-Llallagua quienes sufrieron la primera de varias masacres ocasionada por el ejército boliviano. Fue la FOL, Federacion Obrera Local, compuesta de 38 de los más importantes sindicatos, uno de los principales impulsores de la ACAT, Asociación Continental Americana de Trabajadores, secretariado regional de la AIT.
González Prada en el Perú, denunciará permanentemente la nefasta influencia de la Iglesia católica en la comunidades autóctonas «destruyendo en ellas la solidaridad comunitaria» y «esclavizándolos para su propio beneficio». Los pueblos autóctonos tienen la semilla del socialismo, su fuerza está en la capacidad de resistir a la Iglesia y la corona; González Prada cree que la forma de vida indígena tiene mucho que enseñar a los socialistas de Europa y del mundo.
En 1903, Panamá recién segregada de Colombia, palpitaba de fervor anarco sindicalista, los obreros inmigrados sembraban la semilla de la revolución a los «nativos», así lo denunció varias veces el gobernador yanqui de la zona del canal, general George W. Davis. Fue tal la influencia de las proclamas libertarias que en 1904 se expidió una ley sobre inmigración donde se prohibía el ingreso de anarquistas al país.
En 1875 se funda la Federación Regional de la R.O. del Uruguay, afiliada a la I Internacional; su posición de fuerte denuncia frente a los expropiadores de las tierras indígenas los llevó a lanzar campañas de solidaridad por las disminuidas y casi arrasadas comunidades indias. En 1930 el golpe fascista de Uriburu llevaría casi al exterminio a estas poblaciones, arrebatándoles la tierra que aún les quedaba para entregarla a los militares y terratenientes adeptos al régimen; frente a esto varios de los grupos de acción sindical y anarcosindical levantaron su puño en defensa de sus hermanos.
La Fora (Federacion Obrera Regional Argentina), el primer movimiento popular de Argentina, por el influjo de la gran inmigración de obreros europeos y de una incipiente industrialización, se proclamó anarco-comunista y adoptó una ideología esencialmente kropotkiniana; su obra el «Apoyo Mutuo» influyó de manera decisiva el accionar solidario de la Fora hacia las poblaciones indígenas a quienes consideraban » el testimonio vivo de que sí es posible una sociedad anarco-comunista»; muchos de los/as militantes de la Fora convivieron con comunidades indígenas llegando a proyectar muchas de sus acciones al interior de la organización, especialmente la propiedad colectiva de la tierra y el apoyo mutuo.
Colombia a comienzos de siglo se vio sorprendida por una serie de rebeliones indígenas; su lucha contra el «terraje», institución colonial, de régimen semi-feudal donde el indígena trabajaba gratis en las tierras del señor a cambio de poder cultivar una pequeña parcela para sobrevivir él y su familia. La voz libertaria del indígena Nasa Manuel Quintin Lame siempre estuvo apoyada por diferentes grupos anarquistas y anarcosindicalistas, quienes en más de una ocasión realizaron mitines de protesta frente a los sitios donde era recluido.
Esta alianza anarco-india, se vio nuevamente reforzada en 1992, ante la pretensión del Poder y el Capital de celebrar los 500 años de la primera invasión a tierras de Nuestra América; de todo el mundo la voz anarquista y anarcosindicalista se hizo escuchar; grupos, colectivos, secciones sindicales e individuos del entorno anarquista protagonizaron cientos de acciones de protesta; se llamaba a «desenmascarar el genocidio», » autodescubrir la identidad invadida», «Insumisión total frente al quinto centenario», » boicot a la celebración triunfalista de un crimen», etc.
En fin, las relaciones solidarias entre indígenas y grupos anarquistas y anarcosindicalistas no son nuevas, no es de extrañar pues, que actualmente desde la AIT y todas sus secciones en el mundo se realicen campañas de solidaridad con varios grupos indigenas; Los Wiwa y los U´wa en Colombia, los Mapuche en Chile, los indígenas de Chiapas en Mexico, los Ashaninka en Perú, los Yanomami en Brasil, los Aymara en Bolivia, Perú y Ecuador… etc.
El nuevo impulso de la alianza anarco-india debe ser incorporada como un elemento dinámico en las luchas contra el poder y el capital. Los territorios indígenas son el último objetivo de la voracidad de las multinacionales, que no solamente saquean sus recursos minerales, sino también su saber y medicina milenaria, las siniestras patentes sobre la biodiversidad, es decir la propiedad privada de los procesos y productos de la Madre Tierra, son el último invento del neoliberalismo. La «aldea global» es eso, aniquilar los últimos espacios de libertad.
Los fenómenos de la Globalización, tienen un amplio espectro, las perspectivas económicas, sociales, culturales nos llevan a pensar que es un fenómeno complejo, que hay que analizar desde diferentes corrientes de pensamiento. El anarquismo y el anarcosindicalismo son dos de ellas. La globalización como bien lo explica el profesor Franz J. Hinkelammert, es un fenómeno donde la uniformidad es requisito fundamental, la homogeneización implica que se asume una sola postura frente a la vida, a la producción, el comercio, se unifican valores y se arrasa con la diferencia, en este sentido, reivindicar la diferencia es iniciar un espacio de lucha frente a las consecuencias de la Globalización.
En Nuestra América, según las últimas estimaciones presentadas por el profesor Rodolfo Stavenhagen, existen más de 400 grupos indígenas identificables con una población alrededor de cuarenta millones de hombres y mujeres. Estos grupos indígenas, unidos con un gran numero de comunidades afroamericanas ha enriquecido con sus luchas y reivindicaciones el pasado y el presente de Nuestra América, reclamando su lugar en la historia. México tiene la población indígena más numerosa de este continente, cerca de diez millones, que representan entre el 12% y el 15% de su población total, en Perú y Ecuador casi llegan a la mitad, en Brasil solo representan el 0,5%, pero al igual que en Colombia, donde solo son un 2,7%, han jugado un papel preponderante en los últimos acontecimientos sociales y políticos de sus respectivos países y de los intentos de integración regional de los pueblos indígenas.
La riqueza y diversidad étnica y cultural son características que permiten establecer relaciones de solidaridad entre los grupos indígenas y secciones anarquistas y anarco-sindicalistas, la defensa del principio de la ‘Unidad en la Diversidad’, es compartido especialmente por las organizaciones indígenas.
Los fracasados intentos de la imposición de los Estados nacionales como parte del principio de una cultura nacional, se basaron en la exclusión política y cultural por razones étnicas, lo que se trasladó a la configuración de la ciudadanía. El ser miembro de la nación depende de su pertenencia a la etnia hegemónica, es decir, en el caso de Nuestra América al grupo de los peninsulares y sus descendientes. La división de clases se convierte también en una división étnica, la nacionalidad estatal se funda en una hegemonía étnico-clasista.
El Estado en su dimensión represiva, configura un tipo de violencia que se torna estructural al reprimir y negar la participación y la diferencia de los pueblos indígenas. La sociedad civil no se funde en la diferencia sino en una aparente homogeneidad étnica, así parece afirmarlo Marcos Roitman: «el enfrentamiento pasado y futuro evidencia el sentido evolucionista de las clases dominantes para quienes los pueblos indígenas deben desaparecer, ya que no tienen cabida en la modernidad. El social-darwinismo es la fuente de los valores que justifican la violencia y el aniquilamiento cultural de las naciones indias». Este es un factor compartido por los diferentes corrientes libertarias; la lucha contra el Estado, por ser fuente de autoritarismo e injusticia.
El multiculturalismo en Nuestra América adquiere formas dramáticas de muerte, miseria, hambre y opresión, consecuencia de un acumulado histórico de exclusión pero también es un espacio de lucha y resistencia. Los pueblos indígenas y las comunidades afroamericanas han ido construyendo en su acción política y reivindicativa formas de resistencia combinando su saber milenario con las nuevas tácticas usadas por otros actores sociales, lo que los convierte en parte de la llamada irrupción de los nuevos movimientos populares. Rodolfo Stavenhagen afirma «… han surgido como nuevos actores políticos y sociales en América Latina en años recientes, o más bien como dirían algunos, como sujetos históricos. Se transforman en sujetos activos en vez de continuar siendo objetos pasivos del cambio historico». Valdría la pena aclarar que sujetos históricos siempre han sido, pero su historia ha sido negada, ocultada, silenciada, bajo la represión y la muerte, esa nueva historia que se levanta poco a poco y que exige hoy a grandes gritos la recuperación de su dignidad arrebatada. En este sentido las coincidencias de objetivos de las organizaciones indias y los grupos libertarios son evidentes, estos plantean actualmente la consolidación de múltiples estrategias; ecológicas, antimilitaristas, de insumisión, antipatriarcales, feministas, antiautoritarias, antifascistas, etc. Las diversas reflexiones de las organizaciones indígenas tocan aspectos de estos debates libertarios. Por ejemplo, al negarse a realizar el servicio militar obligatorio, los indígenas comparten los principios antimilitaristas de los colectivos ácratas. La defensa irrenunciable del medio ambiente y de la Madre Tierra, la lucha contra las multinacionales petroleras y de otros recursos, son otras de las coincidencias.
La lucha por el reconocimiento multiétnico ha tenido como uno de sus escenarios, las reivindicaciones en el plano constitucional, exigiendo una jurisdicción indígena y defendiendo su derecho consuetudinario, lo que no deslegitima su práctica interna de los mecanismos tradicionales de democracia directa. El reconocimiento por parte de algunos países de esta pluralidad cultural ha sido el fruto de procesos de movilización y lucha que pasan incluso por la vía armada, como es el caso de los grupos Tupac Katari en Bolivia, Tupac Amaru en Perú, el Alfaro Vive en Ecuador, el Comando Quintin Lame en Colombia y más recientemente el Ejército Zapatista de Liberación Nacional EZLN en Mexico, quienes han dado vida política a esa forma de democracia tantas veces frustrada en Nuestra América: ‘Mandar Obedeciendo’, sinónimo de la democracia directa, añorada por los libertarios de todos los tiempos.
CARACTERÍSTICAS DE LA ALIANZA ANARCO-INDIA
Esta propuesta surge de las elaboraciones teóricas y manifestaciones prácticas de pensadores indios que se han ido generando a partir de los años setenta, una corriente de pensamiento muy fértil en la defensa radical de la diferencia como punto de partida a una posibilidad libertaria con perspectivas emancipadoras, esta postura se puede consignar en la frase de Virgilio Roel «el indio con su liberación liberará a toda la humanidad «.
Con la caída de los socialismos autoritarios, las posibilidades de construcción del Socialismo Libertario toman una fuerza inusitada. Las sociedades libres y multiculturales sólo podrán ser posibles teniendo en cuenta los aportes libertarios de todos los pueblos.
Occidente con su arrogancia ha acallado violentamente las voces de la diversidad. Se hace por tanto urgente recuperar las raíces de lo diverso para encontrar salidas múltiples y distintas a las fórmulas de exclusión planteadas por el pensamiento occidental. El indio Kheswa Kollasuyu Wankar afirma «ninguna copia libera» ese es un principio, un llamado a la autenticidad que parte de las propias raíces, de las raíces históricas para lograr la emancipación. Esta enseñanza de que nadie puede liberarse si es copia de otro tiene una profundidad filosófica que es difícil abordar en esta memoria pero de la cual intentaremos evidenciar sus rasgos más característicos. Por fortuna podemos decir que luego de más de medio milenio caminando con dificultad por Occidente, Nuestra América no hace parte totalmente de Occidente.
Intentaré, a partir de los documentos presentados por Tomasa Condemaita, Amadeo Clavijo y Lucho al CAM, caracterizar este movimiento.
1.- El mito es el motor de las irrenunciables luchas por la libertad, el mito como elemento de resistencia ha desafiado todos los intentos de aniquilamiento de los pueblos indios, por parte de los tiranos de ayer y de hoy. El mito es dinámico, se recrea en los nuevos espacios y bajo condiciones cambiantes. Los mitos son fuente de libertad, de justicia, de apoyo mutuo y de vida. Todos los pueblos indios y comunidades afroamericanas mantienen un caudal de principios solidarios, algunos han sido obligados a renunciar a ellos, pero el mito los protege hasta la llegada de nuevos tiempos cuando irrumpirán con más fuerza. El mito es el lenguaje libertario de los pueblos indios.
2.- La mayoría de los pueblos indígenas no tiene vocación estatal dentro de sus proyectos colectivos de vida, y el Estado, sea cual fuere, siempre aparece como algo ajeno. En esa perspectiva sus reivindicaciones quedan atrapadas en los estrechos marcos jurídicos de los Estados, en donde consiguientemente es imposible la existencia de pueblos sin Estado. No debemos confundir en ningún momento estas perspectivas del pensamiento libertario o anarquista con las propuestas recientemente elaboradas por Nozick, Friedman, y toda la corriente del pensamiento que yo prefiero llamar «libertaristas» cuyo fin último es la desaparición o reducción al mínimo del Estado para que las sociedades queden bajo la tutela de la iniciativa individual y el libre mercado.
3.- Los postulados básicos de esta concepción multicultural se deben encontrar en los postulados: «el cosmos se encuentra en continuo cambio debido a la dialéctica que es la ley general que lo rige», «la esencia del pensamiento y sabiduría del hombre se funda en el materialismo armónico», «el modelo de organización es el orden cósmico».
4.- Organización. Los pueblos indios siempre que han podido se han mantenido al margen de las organizaciones y partidos políticos, porque los discursos manejados por estos, no entienden los problemas étnicos y culturales. Partiendo de su cosmovisión propia los pueblos indios plantean un tipo de organización horizontal que respete las diversidades, donde haya una permanente participación de todos sus miembros, es decir, el ejercicio de la democracia directa.
5.- Autogestión y autonomía. Se ha convertido a través de los tiempos en una de las demandas más sentidas de los pueblos indios. A pesar de las múltiples interferencias que han recibido, el centro de la autogestión y autonomía no ha sido destruido, sus tradicionales formas de administración y autogobierno se han convertido en trincheras de resistencia y defensa. En este sentido, están empeñados en profundizar un desarrollo autocentrado que rompa con los lazos de la dependencia y la colonización.
6.- Comunitarismo y colectivismo. Estas dos características son fundamentales en la convivencia de los pueblos indios, de ellas nacen, la reciprocidad y la complementariedad, de esta manera organizan cuidadosamente el trabajo social a base del apoyo mutuo. Cabe anotar que no existe ninguna relevante división social del trabajo como acontece en Occidente. Todos trabajan en la producción de todo. En este sentido se oponen tanto al individualismo capitalista como a los comunismos autoritarios. Con el colectivismo indio se garantiza un modelo de equidad y diversidad, la diversidad es la que garantiza la oposición a vías únicas, hegemónicas y excluyentes.
7.- Unidad en la diversidad. Para los pueblos indios es claro que la diversidad es el pasaporte seguro al futuro. La verdadera unidad se gesta y se consolida no desde la homogeneización o uniformación, sino desde la construcción de espacios amplios y plurales. En ese sentido, la búsqueda de lo que los pueblos tienen en común no anula las particularidades de cada uno de ellos.
El porvenir que se está labrando por los pueblos indios, parte del hecho de una verdadera democracia de pueblos y culturas. El etnocentrismo y la pretensión de Occidente de ser el único sendero para el futuro es una salida de no-futuro. Para los pueblos indios el pluralismo está en el origen de la historia y de las sociedades humanas. Los pueblos altamente diferenciados son anteriores y posteriores al advenimiento de las clases sociales, la propiedad privada y el Estado. De ahí que las salidas únicas y autoritarias, que busquen la superioridad de una opción sobre otra, estén en contradicción al pensamiento de la indianidad. Los pueblos Indios, en su sabiduría, saben que no es posible que un solo pueblo, una sola cultura, un solo pensamiento pueda dar respuesta a los múltiples problemas que se le presentan a la humanidad.
8.- Federalismo. Ante las pretensiones centralistas y verticales, los pueblos indios plantan la unidad desde las alianzas menores a las alianzas mayores. A partir de la familia como célula de organización se puede explicar la primera alianza menor. Luego esta alianza de familia nuclear se une a otras similares formando el principio de alianzas menores. Estas a su vez se unen entre si para desempeñar el papel de las alianzas mayores en varias escalas de dimensiones sociales, para confluir hacia algunos modelos de comunidad, hacia la nación y hacia la confederación de naciones. Esta interpelacion social se da de lo particular a lo general y viceversa, permitiendo un dinamismo que posibilita gran elasticidad de las relaciones. La práctica de esta forma de organización tiende al respeto de la especificidad de toda unidad menor, que guardando su integridad, acuerda realizar alianzas con otras unidades menores diferentes, para conformar unidades mayores que resolverán aspectos relacionados al mutuo interés.
La lucha contra el poder y el capital nos debe llevar a estrechar vínculos de solidaridad con las organizaciones indias porque en ellas también se haya la semilla de la revolución social, su resistencia cinco veces centenaria es una prueba de su amor por la utopía.
Salud y alegría
Colectivo Alas de Xue – AIT
Colombia, 1997
Año 505 de la Resistencia
Publicado en info.nodo50.org
Fotografía: Manifestación a los pies del cerro Welen (Santiago de Chile). 12 octubre 2011. Por Cristian Sotomayor Demuth
***
Texto -de origen externo- incorporado a este medio por (no es el autor):