Un equipo de investigadores del Hospital Monte Sinaí, EE. UU., ha creado una calculadora en línea que estima la carga o exposición acumulada a miles de productos químicos sintéticos conocidos como sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS, por sus siglas en inglés), que encontramos en la vida cotidiana. La sofisticada herramienta podría ayudar a la medición rutinaria de los niveles de exposición a esta clase de sustancias químicas, que se han asociado con colesterol alto, daño hepático, enfermedad de la tiroides y trastornos hormonales, comunicaron este miércoles.
Más de 5.000 productos químicos, cuyo enlace flúor-carbono les da la capacidad de repeler el aceite y el agua, conforman la familia de las PFAS. Esa característica les ha asegurado un sinnúmero de aplicaciones industriales y productos de consumo en las últimas décadas. Desde repelentes de agua y manchas, hasta sartenes antiadherentes de teflón, pinturas, limpiadores y envases de alimentos.
Sin embargo, se han desarrollado pocos métodos para cuantificar la carga de exposición total de las personas a estas sustancias, explicó Shelley Liu, profesora en la Escuela de Medicina Icahn de Monte Sinaí. Los investigadores del centro médico han sido los primeros en usar la ‘teoría de respuesta al ítem’ (una herramienta del ámbito educativo) en epidemiología ambiental. Con ella desarrollaron una puntuación de ‘carga de exposición’ utilizando datos nacionales de biomonitoreo, en adultos y niños, de concentraciones en sangre de ocho químicos PFAS comunes.
Al combinar las concentraciones de biomarcadores centrales de un participante con su ‘patrón de exposición’ mucho más amplio, los investigadores pudieron estimar una carga de exposición de PFAS acumulada. Los resultados de este estudio se presentaron en un artículo publicado en Environmental Health Perspectives este miércoles. Otros investigadores y epidemiólogos pueden acceder a esta metodología estadística simplemente ingresando sus conjuntos de datos en la calculadora de carga de PFAS, que está disponible en línea.
Esta sólida herramienta podría ser extremadamente útil para el biomonitoreo por parte de las agencias reguladoras y la evaluación de enfermedades y riesgos para la salud. Otras aplicaciones podrían incluir, por ejemplo, la observación de la población para determinar si hay diferencias en la carga de exposición entre estratos raciales y étnicos o socioeconómicos, o si las cargas de exposición son las mismas entre personas de diferentes países.
También podría servir para mirar a través de sistemas fisiológicos y resultados de salud, como cardiometabólicos, hormonales e inmunológicos. Así se podría determinar cuáles se ven más perturbados por la exposición a los productos químicos PFAS. «Esta gama de aplicaciones nos lleva mucho más allá de todo lo disponible actualmente en el campo de la salud de la población», subrayó Liu.
Fuente: RT.