Crisis en el Partido Republicano: Renuncias, divisiones y acusaciones de «secta» sacuden a la colectividad de José Antonio Kast

No han sido días fáciles para el Partido Republicano. Tras la contundente victoria del Rechazo en el plebiscito de salida del pasado domingo, la colectividad de ultraderecha lo tenía todo a favor para capitalizar la derrota del proyecto constitucional. Sin embargo, la tienda fundada por José Antonio Kast ha atravesado una serie de tensiones internas que los ha relegado a una segunda fila en la discusión política justo en el momento en que los partidos negocian los términos del nuevo proceso de redacción de la Carta Magna.

Esta tarde, desde el Congreso Nacional, el senador Rojo Edwards anunció su renuncia a la presidencia del Partido Republicano. Las declaraciones de Edwards sorprendieron a quienes, desde fuera, ven a la colectividad de ultraderecha como un frente homogéneo sin divisiones internas. Pero la realidad es que dentro del partido conviven visiones bastante disímiles cuyas grietas se han profundizado a raíz del plebiscito constitucional.

«Estamos convencidos de que hoy, como republicanos, iniciamos una nueva etapa. Un proceso en el que los nuevos liderazgos deben tomar protagonismos para continuar con la defensa de las ideas de la libertad (…) hemos, en conjunto, decidido cambiar mi rol en el partido«.

Así justificó Edwards su salida de la dirección de Republicanos. No obstante, fuentes del interior del partido señalan que su liderazgo venía siendo cuestionado hace varios meses debido a su tendencia a actuar en solitario y a su cercanía con los sectores tradicionales de la derecha.

Un ejemplo de esto se dio el 4 de mayo de este año, cuando el senador promovió una reforma constitucional que habilitaría una segunda papeleta en el plebiscito de salida, esto para consultar a la ciudadanía el mecanismo mediante el cual se continuaría el proceso constituyente en caso de ganar el Rechazo. La bancada del partido no tardó en quitarle el piso, asegurando que el Rechazo significaba el fin del proceso iniciado el 2019.

Semanas después, Edwards volvía a tensionar a su colectividad al abstenerse en el proyecto que bajaba el quórum de las reformas constitucionales de 2/3 a 4/7, lo que facilitaría un nuevo proceso constituyente en caso de ganar el Rechazo. El resto de la bancada republicana votó en bloque en contra.

Los diputados salen a cobrar cuentas

Junto con la renuncia de Edwards a la presidencia del partido, el diputado Cristóbal Urruticoechea aprovechaba de anunciar su dimisión como jefe de la bancada republicana.

«El proceso que viene tienen que asumirlo nuevas voces», señaló el diputado, quien además invitó a Chile Vamos «a entender la situación que está viviendo el país, a tener un gesto tan importante como el que ha tenido el presidente de nuestro partido«.

De esta forma, Urruticoechea intentaba pasar su renuncia y la de Edwards como una decisión voluntaria que apuntaba a buscar nuevos liderazgos dentro del partido.

Sin embargo, un tweet de Gonzalo de La Carrera, borrado a los pocos minutos, revelaba lo que los militantes de la colectividad ya sabían: «Le pidieron la renuncia, me lo adelantó Cristián Valenzuela«, escribió de La Carrera.

Esa misma tarde, la diputada Gloria Naveillán aparecía en distintos medios de comunicación anunciando su renuncia al Partido Republicano. Naveillán, que desde ayer forma parte de la bancada del Partido de La Gente, denunciaba las actitudes sectarias de la colectividad y apuntaba al asesor de José Antonio Kast, Cristian Valenzuela, como el verdadero líder en las sombras del partido.

«Este partido desgraciadamente funciona más como una secta y yo no estoy en política para pertenecer a una secta», acusó la diputada en entrevista con La Tercera.

Naveillán aseguraba que, tras su desmarque en la votación del quinto retiro, los diputados republicanos la habían excluido virtualmente de la bancada.

«No puedo ir a almorzar con ellos, no puedo participar en los puntos de prensa con ellos, me quitan la posibilidad de tener tiempos para hablar cuando lo de termina la bancada… no permitirme usar los recursos de comité que fue lo último: no podía usar fotógrafos, nada», añadió.

Naveillán abordó también la renuncia de Rojo Edwards a la presidencia, asegurando que la decisión venía desde las altas esferas del partido. La diputada señaló que lo más probable era que la nueva directiva ya ha sido elegida por los verdaderos líderes de la colectividad y las elecciones internas serán solo una parafernalia para dotar de legitimidad esta decisión.

«El presidente del partido en el papel todo este tiempo era el Rojo Edwards, pero en la práctica quien maneja el partido y todas las organizaciones que dependen del partido es José Antonio Kast y Cristián Valenzuela. Valenzuela es la persona que manda las pautas, pero no solo las pautas, sino que además le dice a lo diputados cómo deben votar, los proyectos y todo», señaló la diputada.

«Es como una especie de embrujo que tiene el señor Valenzuela principalmente sobre la gente. No sé cómo ejerce su poder. Pero finalmente yo sé que a pesar de la incomodidad, a pesar de no estar de acuerdo muchas veces con planteamientos para votos o cosas así, al final del día todos acatan«, añadió.

De esta manera, ya son tres los diputados republicanos que han renunciado al partido en poco menos de siete meses desde su llegada al Congreso. Con la salida de Edwards de la directiva, los republicanos dan un giro hacia una postura incluso más dura ad portas de las negociaciones para iniciar el nuevo proceso constituyente. El cargo lo ocupará de manera interina Arturo Squella, quien fue parte del círculo de hierro de José Antonio Kast durante su campaña presidencial. Chiara Barchiesi, por su parte, asumirá como jefa de bancada de los diputados.