La presentación de Quilapayún en la Quinta Vergara no fue transmitida por Televisión Nacional por orden de Gonzalo Bertrán, Director de la transmisión televisiva, pero el país pudo escucharlo por las ondas de Radio Minería.
Según funcionarios del festival, cuando Quilapayún tocaba su segundo tema, Bertrán ordenó que se borraran las cintas y se dejara de grabar el resto del espectáculo.
Quilapayún 1973 – Las ollitas (Festival de Viña) [AUDIO EN VIVO]
Quilapayún – Festival de Viña del Mar 1973 (TV o no TV)
La XIV versión del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, en febrero de 1973, fue uno de los más álgidos de su historia según diversos relatos, en medio de un proceso golpista que ya se había iniciado por parte de sectores políticos empresariales y con un escenario que tenía a grupos como los Huasos Quincheros, favoritos de la derecha y por el otro lado, a un símbolo revolucionario, partidarios de la Unidad Popular: Quilapayún.
Compartimos a continuación, un artículo antiguo sobre el evento, elaborado por el músico Roberto Caleaga y transcrito por Quilapayún.
EL QUILAPAYUNAZO DE VIÑA
No era una noche normal para el Festival de Viña del Mar. La Quinta Vergara se encontraba repleta de un público tenso, que esperaba la aparición en el escenario de un conjunto particular. Porque era la primera vez en la historia del Festival de la Canción que un conjunto comprometido con el pueblo y la revolución cantaría allí.
Cuando César Antonio Santis anunció al “Quilapayún” la tensión acumulada se desató. En algunos lugares de la Quinta se encendieron antorchas. Una gran cantidad de público estalló en aplausos y otro sector comenzó a pifiar.
La primera canción interpretada fue “Nuestro Cobre”, dedicada a la nacionalización de nuestra principal riqueza básica. Los aplausos se hicieron cada vez más numerosos que las protestas. Las voces del Quila prácticamente no se escuchaban. A gritos el público pidió que cantaran “La Batea”. Y la cantaron. Y grupos de personas salieron a los pasillos y bailaron. Los aplausos y las rechiflas luchaban por imponerse unos a otras.
Después vino el golpe mortal; el Quilapayún interpretó “Las Ollitas”, canción que denuncia las maniobras derechistas el acaparamiento y la especulación.
Finalizada la actuación, los integrantes del conjunto abandonaron el escenario. César Antonio Santis anunció a Tato Cifuentes, para continuar el espectáculo. Fueron 20 largos minutos en que la experiencia profesional del excelente cómico chileno fue puesta a prueba. Con su personaje Tatín, Cifuentes trataba de ganarse al público. Pero el público gritaba: ¡El Quila!, ¡El Quila!.
-Bueno -dijo Cifuentes-, yo voy a buscar al Quilapayún.
Y fue. Pero cuando bajaba a camarines uno de los organizadores le dijo que el conjunto ya se habia ido. El Quilapayún estaba en el camarín de la Quinta. César Antonio Santis también salió en busca de los Quila. Otro de los organizadores le exigió que volviera a su puesto y que continuara el espectáculo.
Pero volvamos un momento atrás. Mientras cantaba el Quilapayún, varios de los personeros que tiene que ver con la organización del Festival gritaban al director de orquesta estable, Horacio Saavedra, que interrumpiera al conjunta con una cortina musical. Saavedra no hizo caso.
PROVOCACIÓN MONTADA
Rodolfo Parada, integrante del conjunto, contó así lo ocurrido:
-Mientras esperábamos que nos tocara actuar, estábamos atentos a las reacciones del público. Cuando se anuncio la canción de Pablo Neruda los aplausos fueron más que las pifias. Los Fortineros, sus intérpretes, salieron del escenario y nos abrazaron. Era la primera vez que la mayoría los aplaudía. Antes no los habían dejado cantar, prácticamente.
Cuando salimos nosotros, un grupo intentó impedir que cantáramos. Era un intento por impedir que representantes del pueblo se expresaran en la Quinta Vergara. Y ese Festival es un Festival de todos los chilenos, financiado con el aporte de todos los chilenos. Por tanto, una mayoría, como la que allí asistía, generalmente, porque antes el pueblo no tenía acceso, no puede pretender monopolizarlo. Era el fascismo el que se había adueñado del Festival de viña del Mar. Y no podían permitir que artistas comprometidos se expresaran. Montaron provocaciones desde el primer día. Pifiaron a Pablo Neruda, a la Charo Cofré, a Los Fortineros, y también intentaron silenciarnos.
Pero Quilapayún dono el dinero que ganaría por su participación para que 150 obreros y 150 estudiantes compraran entradas para la Quinta Vergara. Espontáneamente gente que nunca había tenido oportunidad de asistir al Festival “porque eso era pa’ ricos o pa’ lolos jai”, fueron a aplaudir al Quilapayún. Un conjunto que los representa. Porque ese festival no puede seguir siendo monopolio de pijes disfrazados de huasos, de cantorcitos extranjeros de mala muerte y de lolos marihuaneros. Chile no es eso. Y así lo entendió el pueblo de Viña y Valparaíso, y fue a la Quinta Vergara. Por eso el Quila fue aplaudido por la mayoría del público y por eso que los fascistas estaban tan indignados. Porque que los acusen de acaparadores o de delincuentes del mercado negro no les importa. Pero que les quiten un Festival que ellos creían suyo. ¡ Eso jamás! Por que allí estaba “la onda”, y la onda es sin el pueblo.
«MÁS MEJOR SE SUSPENDE… ¿CACHAI?
Los diarios reaccionarios chillaron hasta mas no poder: “Que la UP había hundido el Festival”. Como si los festivales o cualquier cosa se hundiera porque participa el pueblo. ¡ Las patitas!.
La Radio Agricultura de Valparaíso hizo llamados todo el día lunes para que “los democráticos” fueran a “protestar en contra de ese conjunto marxista llevando cacerolas para golpearlas”. Conspicuos personeros de la CODE compraron (y a lo mejor más de algún candidato momio) de a mil, de a quinientas entradas cada uno para repartir entre sus adherentes.
Prometían dejar la escoba si “los rotos del Quila” cantaban de nuevo. Un regidor de Viña, momio por su puesto, decía que si el Festival continuaba, el gobierno sería responsable de lo que sucediera. Amenazaban hasta con la Guerra Civil en las galerías de la Quinta Vergara. Sin pensarlo dos veces, la mayoría momia de la Municipalidad acordó suspender el Festival por falta de garantías (¿?). Por cierto, no había ninguna garantía de que el Quilapayún no cantara “Las Ollitas” o el “Onofre por supuesto Sifrei”.
De seguro que andan todos los lolos marihuaneros de Viña con la cara larga porque “el Festival se les llenó de rotos”.
POR LA TELE NO SALDRÁ NADA
Después de saber de este gran triunfo del Quila en la Quinta Vergara, todos esperábamos ver la cara de indignación de los momios por la tele. Pero nos vamos a quedar con las ganas. Porque Helvio Soto, hojalatero del cine, que este último tiempo está de lo más dedicado a hacer películas contra el Gobierno, con platas del Gobierno que extrae de Canal Nacional, de donde es Jefe de Programación, viajó especialmente a Viña para impedir que se grabara la actuación de Quilapayún. Eso es lo que ha dicho Gonzalo Bertrán, director de programas, a cargo de la transmisión del Festival y freísta de lejos y momio de cerca. Soto desmiente a Bertrán y Bertrán desmiente a Soto. Lo concreto es que es necesario que alguno de los dos sea hombrecito para sus cosas y diga la firme.
Lo mejor de todo es que la desesperación momia es tan grande que se les nota. Decían que el pueblo no estaba con el Gobierno Popular; el Estadio Nacional se hizo chico el Lunes 5. Decían que el Gobierno tenía la culpa del Mercado Negro y en cada acaparamiento que se descubre hay metido hasta el cogote algún capo del PN (Partido Nacional) o del PDC (Partido Demócrata Cristiano). Decían que el Festival de Viña era de ellos y se les demostró que tampoco era de ellos. Es como para desesperarse.
Por Roberto Careaga