*Artículo original publicado en Prensa Latina*
Un artículo publicado en el semanario estadounidense The Nation advirtió que en Washington todo el mundo sabe hoy que Cuba no es un estado patrocinador del terrorismo.
Al argumentar sobre la necesidad de eliminar al país caribeño de esa lista unilateral de la Casa Blanca afirmó que tal inclusión solo «añade otro tramo de sanciones draconianas» al bloqueo económico, comercial y financiero en vigor hace décadas contra la isla.
«Baste decir que Cuba no pudo acceder a jeringuillas para las vacunas antiCovid-19 y tuvo dificultades para importar medicinas, alimentos y materias primas esenciales durante la pandemia» como consecuencia del endurecimiento de ese cerco unilateral, apuntó el material periodístico.
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El mes pasado –recordó-, La Habana fue la sede de las primeras conversaciones de alto nivel entre Cuba y Estados Unidos desde 2018, en este caso sobre temas migratorios.
A juicio del articulista eso “alimentó las especulaciones» de que la administración de Joe Biden podría estar «contemplando retirar a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo (SST) del Departamento de Estado, un primer paso fácil que no requeriría la aprobación del Congreso”.
«En Washington, todo el mundo sabe que Cuba no es un Estado patrocinador del terrorismo. Así lo entendió el presidente (Barack) Obama cuando, en abril de 2015, retiró a la isla de la lista SST» a la que volvería en enero de 2021 por decisión del entonces mandatario republicano Donald Trump.
Según comentó el autor del trabajo, Obama creía que era de interés nacional para Estados Unidos apartarse de su antigua política hacia Cuba.
También es significativo –añadió- que Cuba haya vuelto a la lista por la más deshonesta de las razones: La complacencia de Trump con el lobby extremista anticubano.
Si los motivos de Trump eran deshonestos, el proceso por el que Cuba fue incluida de nuevo en la lista fue aún más engañoso.
“Trump encontró la brecha no en el apoyo cubano a la guerra o al terror, sino en el apoyo de Cuba a la paz: concretamente, a la paz de Colombia”, subrayó.
Insistió que eliminar a la nación antillana de la lista de países terroristas debería ir seguido de otros pasos, incluida la revocación de todas las medidas ejecutivas de Trump.
Biden también podría renunciar al Título III de la Ley Helms-Burton, que permite a los ciudadanos estadounidenses demandar a cualquier persona o entidad que haga negocios con propiedades confiscadas por la Revolución cubana, agregó.
Esa disposición fue suspendida desde la administración de William Clinton (1993-2001), hasta que Trump la reactivó en 2019.
En cuanto a Florida, perdida para los demócratas en un futuro previsible, no debería ser el motor de las relaciones entre Estados Unidos y América Latina, concluyó.