El Presidente de Bolivia, Evo Morales, ha convocada para abril del 2010 a la Conferencia alternativa para el cambio climático a desarrollarse en Cochabamba. El siguiente artículo es la convocatoria hecha por Morales para el evento llamado “Conferencia Mundial sobre el Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra”. Voy a comentar de manera breve los principales contenidos de la convocatoria con el fin de conocer no sólo la postura de Bolivia en relación a la problemática del cambio climático, sino también entender las principales polémicas y tensiones que existen hoy al interior de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el cambio climático y que hoy frenan un acuerdo global y vinculante.
Al analizar esta convocatoria podemos observar que los principales planteamientos son los mismos que realizó Evo Morales en la COP15. Es más, están muy en sintonía con las propuestas del grupo Alba que lidera Venezuela.
Lo primero que se destaca es que el calentamiento global y sus efectos sociales, políticos y económicos representan “una amenaza real para la existencia de la humanidad”. Sin embargo, serán los “pobres del mundo” los más afectados por el cambio climático. Resulta paradojal y contradictorio que los mayores contaminantes tengan un impacto menor que los que ni siquiera han logrado niveles básicos de industrialización. En efecto, “el 75% de las emisiones históricas de gases de efecto invernadero” son originados por los países capitalista desarrollados del norte.
Ellos, por tanto, son los principales responsables de la situación climática actual; “el cambio climático es un producto del sistema capitalista” vuelve a insistir Morales. La consecuencia, de esta situación de desarrollo desigual es la “deuda climática” que los países ricos tienen con los pobres, los desarrollados con los subdesarrollados. No obstante, no sólo se trata de una deuda para las generaciones actuales y futuras, sino también con la “madre tierra”.
Este punto me parece importante, por el hecho de que detrás de esta compleja situación hay una forma de relacionarse con la naturaleza. De hecho, cualquier solución al calentamiento global no sólo pasa por medidas de mitigación (como metas de reducción, ayuda financiera o cambio en la matriz energética), sino también por un cambio de mentalidad de mediano y largo plazo que configure una nueva relación entre el hombre y la naturaleza, entre el hombre y el medio ambiente o entre el hombre y la biodiversidad que habita. Este aspecto es fundamental para cualquier desarrollo sustentable. Los derechos no sólo son del hombre y para el hombre, sino también para la tierra; la “madre tierra” también tiene derechos.
Independientemente del fracaso de Copenhague -y de su acuerdo ilegítimo realizado entre cuatro paredes y de espalda a los participantes-, para todos está muy claro y cada día es más evidente que hay que buscar soluciones rápidas, viables, legítimas y duraderas. En esa misma dirección, otro consenso importante tiene que ver con el hecho de que la temperatura del planeta no puede aumentar más de dos grados de aquí al 2050.
Por tanto, como una forma de avanzar y presionar al mundo desarrollado en pos de una acuerdo global, vinculante y responsable se hace la convocatoria a una cumbre alternativa. No se trata de disputar con la cumbre oficial de la Naciones Unidas, sino de seguir discutiendo un tema que requiere acuerdos y soluciones rápidas y, al mismo tiempo, lograr acuerdos en bloque que contribuyan a fortalecer las posturas de los países no industrializados, emergentes o en desarrollo en miras a la COP16 a realizarse a fines de año en México.
En esa perspectiva, seis son los objetivos que se propone la convocatoria. En primer lugar, está analizar las causas “estructurales y sistémicas” que generan el calentamiento global. Es evidente, que en este punto hay una crítica política e ideológica al capitalismo como forma dominante de producción y consumo. A mi entender, estoy de acuerdo en que las raíces del problema ambiental se encuentran en la acumulación capitalista y en sus formas de generación y distribución energética. No obstante, para lograr acuerdos globales no hay que seguir insistiendo en este punto. Centrar el debate en este aspecto sólo contribuye a distanciar al norte del sur, a los ricos de los pobres, a los desarrollados de lo no desarrollados, en definitiva, a seguir prolongando la agonía climática. Hay, por tanto, que poner más atención en los aspectos técnicos y en profundizar el Protocolo de Kioto.
En segundo lugar, está la intención de redactar la “Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra”. A mi entender, este punto sigue la lectura ideológica del problema. No obstante, es más relevante poner atención y buscar acuerdos para una nueva relación entre el hombre y la naturaleza. Entiendo, esa “Declaración Universal” en esa perspectiva.
Como tercer objetivo está el hecho de “ponerse de acuerdo sobre las propuestas de nuevos compromisos con el Protocolo de Kyoto y los proyectos de decisión de la Conferencia de las Partes que guiará las acciones futuras en los países que están comprometidos con la vida durante las negociaciones de cambio climático y en todos los escenarios de las Naciones Unidas, relacionados con cuestiones como: la deuda climático, los migrantes, los refugiados del cambio climático, la reducción de emisiones; la transferencia de adaptación de la tecnología, las finanzas, los bosques y el cambio climático, la visión compartida, y los pueblos indígenas”. Este, me parece el objetivo más importante de la cumbre alternativa; sobre todo, si se logra definir y consolidar un bloque político de negociación que adquiera fuerza y legitimidad al interior de la Conferencia de las Partes. No sólo hay que insistir en las pruebas científicas del cambio climático y en los compromisos de Kioto, sino también en propuestas viables que contribuyan a un acuerdo global y vinculante que mitiguen el calentamiento global y sus efectos. La problemática del cambio climático y la urgente necesidad de ponerle freno no puede convertirse en una bandera de lucha anticapitalista. De hecho, ningún país desarrollado y rico (entre ellos, Brasil) está en condiciones ni dispuesto a frenar su desarrollo y crecimiento en pos de reducir el impacto del cambio climático. Para un acuerdo global, todos deben postergar en alguna medida sus intereses y sueños.
En cuarto lugar surge la intención de “trabajar en la organización del referéndum de los pueblos del mundo sobre el cambio climático”. Ya lo dijo Morales en la COP 15. Si los líderes del mundo no se ponen de acuerdo, que sean los ciudadanos los que por medio de un “referéndum climático” definen las acciones futuras para mitigar y responder al desafío del calentamiento global. De hecho, en la COP15 Morales planteó algunas posibles preguntas. A mi entender, es muy complejo avanzar en esta dirección por el hecho de que las democracias son locales y no globales; sin duda, es un problema jurídico y constitucional en el que cada Estado tiene su propia lógica de acción. Evo Morales, se tendrá que conformar con encuestas de Opinión Pública; por lo menos, a corto plazo.
Como quinto objetivo está el hecho de “analizar y desarrollar un plan de acción para avanzar en el establecimiento de un Tribunal de Justicia Climática”. Me parece que es más difícil lograr este acuerdo que insistir y profundizar Kioto. ¿Cuáles son los objetivos y atribuciones de este Tribunal Climático? A mi entender, en lo que hay que avanzar es en un mecanismo que fiscalice no sólo las metas de reducción de emisiones que cada país define, sino también el uso de los recursos destinados. Es uno de los temas en los que no se logra acuerdo.
Finalmente, surge el objetivo de generar acciones “para defender la vida desde el cambio climático… y los derechos de la Madre Tierra”. Es un objetivo muy vinculado con el número dos (Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra).
Por Alejandro González Llaguno