Crisis climática, impactos ambientales, pérdida de biodiversidad y recursos marinos, contaminación, son parte de los problemas que detectan desde territorios del sur de Chile ante la sobreproducción salmonera, que se ha hecho una práctica habitual en algunas empresas.
Varias son las empresas que han sido denunciadas y que se han sometido a procedimientos de infracción por casos de sobreproducción, incluso con escándalo público, persisten bajo la permisividad estatal y de sus organismos competentes.
Sobreproducción salmonera genera gran preocupación y malestar
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El escándalo y conflicto entre inversionistas chinos de la transnacional Joyvioy(Lenovo) con el empresario chileno Isidoro Quiroga por la empresa Australis Seafoods, desnudaron prácticas salmoneras en la sobreproducción y favoritismos con permisividades desde gobiernos anteriores que se está extendiendo hasta el presente. Sin embargo, este hecho no es aislado.
Además de Australis Seafoods, sólo en este último tiempo se han abierto procedimientos sancionatorios a empresas transnacionales como NovaAustral, MultiExport, Camanchaca, entre otros y que además han sido parte de episodios graves de contaminación en mares del sur de Chile.
Los permisos ambientales por el Servicio de Evaluación Ambiental otorgados a los proyectos de engorda de salmones establecen límites máximos de producción, asociados a la carga ambiental que puede recibir ese sector efectivamente evaluado. Cuando estos límites se superan hay un riesgo potencial de generación de condiciones anaeróbicas, que es falta de oxígeno en esa columna de agua, como también de dificultades para absorber, dispersar o consumir los residuos que se generan en ese proceso de engorda por el alimento no consumido por los salmones. Esto es de especial cuidado en las áreas protegidas, en que los equilibrios ecosistémicos deben mantenerse, versión reconocida desde la institucionalidad ambiental, tal cual lo explicó La Superintendenta del Medio Ambiente, Marie Claude Plumer, al iniciarse un procedimiento de investigación por sobreproducción en dos centros de cultivo de Nova Austral, ubicados dentro del Parque Nacional Alberto de Agostini de Magallanes; y un tercer centro de Multiexport, ubicado dentro de la Reserva Nacional Las Guaitecas.
Voces desde los territorios manifiestan nuevamente su malestar y desconsuelo por la permisividad ante estas prácticas. Haydeé Águila de las comunidades Kawésqar en la Patagonia Austral, Región de Magallanes, señala: “Ante sobre producción, lamentablemente aquí en Magallanes hacen oídos sordos y venda en los ojo”.
También, Yohana Coñoecar Llancapani, representante de la comunidad Mapu Calafquen de Isla Llanchid, en Hualaihue, indica: “Vemos disminuidos los recursos marinos, la biodiversidad (…) y lamentablemente el Estado te abandona como ciudadanía cuando no se están escuchando”
Álvaro Montaña del Movimiento Defendamos Chiloé, resalta: “La sobreproducción es un modus operandi en la industria salmonera nacional, violar la ley ambiental es gratis para los salmoneros, no respetar las leyes ambientales es uno de los factores que hace al negocio salmonero rentable”.
El llamado desde los territorios del sur
A continuación, compartimos en extenso el sentir desde los territorios del sur de Chile, desde expresiones que defienden los mares, sus ecosistemas y biodiversidad.
Álvaro Montaña, geógrafo, integrante del Movimiento Defendamos Chiloé, señaló: “La sobreproducción de salmones y la alta densidad de peces por metro cúbico de agua favorecen la propagación de enfermedades virales, parasitarias y bacterianas, lo que obliga a un abuso brutal de fármacos que tienen graves consecuencias en la biodiversidad y probablemente también en la salud humana”.
El profesional también señaló: “La sobreproducción es un modus operandi en la industria salmonera nacional, violar la ley ambiental es gratis para los salmoneros, no respetar las leyes ambientales es uno de los factores que hace al negocio salmonero rentable, el problema es que los impactos de ese rentable negocio privado se socializan a todos quienes vivimos en el litoral de la Patagonia”.
Yohana Coñoecar Llancapani, representante de la comunidad Mapu Calafquen de Isla Llanchid, en Hualaihue, declaró al respecto: “La implicancia que tiene para los mares la actividad salmonera o las actividades acuícolas en general, que también aportan a generar contaminación, pero la actividad salmonera es una constante de críticas, observaciones, de denuncias, de acusaciones, porque desde hace muchos años está instalada en el sur de Chile y esta no ha tenido mayores cambios significativos de acuerdo a la normativa que pueda sancionar delitos ambientales que dañan severamente los ecosistemas marinos del sur”.
Agrega: “Desde los territorios vemos con preocupación que no exista un control mayor en estos tiempos en los que estamos. Hoy estamos en un proceso de cambio climático evidente y aun así las políticas de estado para regular el tema salmonero no han estado a la par de estos tiempos y eso nos preocupa”
Sobre los perdonazos que se promueven a favor de empresas, la dirigente señaló: “Hemos visto en algunos territorios el blindaje que está haciendo la clase política precisamente a las empresas salmoneras para proteger sus intereses y no proteger los intereses de la ciudadanía que los eligió para estar en los cargos de poder hoy día”.
Sobre las consecuencias a quienes defienden los espacios costeros marinos, indica: “Vemos también esta fuerza que tiene la industria salmonera respecto a poner casi el pie encima hacia quienes defendemos la naturaleza y a quienes defendemos los ecosistemas sobre todo a quienes defendemos el mar, como casi terroristas ambientales, eso también nos llama hoy día a cuestionar este tipo de industrias porque no solamente se ve aquí las consecuencias de la contaminación y sobre producciones, sino también, vemos las consecuencias sociales que esto también provoca, porque finalmente los empresarios llegan al nivel de hacer un amedrentamiento a quienes nos dedicamos a la defensa del mar y mayormente cuando son pueblos originarios los que salen en defensa de sus territorios”.
También señala Coñoecar sobre la división en la ciudadanía a causa de estas industrias: “Hay un mayor cuestionamiento y una mayor acción negativa en contra de actores que protegen los territorios lo que promueve que sectores de la ciudadanía se vayan encima de defensores y defensoras del mar”.
“Claramente eso hoy día nos preocupa porque hay varios escenarios que estamos viviendo como humanidad, entre esos el cambio climático y entre esos también, los cambios sociales que en Chile se están disputando, entonces cuando vemos que existen este tipo de situaciones donde no se considera a la naturaleza como sujeto de derecho y no se consideran los mares del sur como por ejemplo la gran fuente de alimentos locales, cuestión que no está siendo discutida ni siendo de interés entre quienes están hoy en estos cargos de poder, lo que hace preguntarnos ¿en qué estamos entonces como sociedad? Y mientras tanto, vemos disminuidos los recursos marinos, la biodiversidad (…) y lamentablemente el Estado te abandona como ciudadanía cuando no se están escuchando las demandas, las quejas, las propuestas, relacionadas a que hay pérdida de biodiversidad y que se nos está perdiendo el alimento para las comunidades costeras, para las comunidades indígenas”, denuncia Coñoecar.
Finalmente, Yohanna Coñoecar afirma: “Y así es, te abandona el estado, te deja hablando sola y no escucha la voz de quienes sufren las consecuencias de la industrialización del mar (…) si este tipo de industrias tuviese una regulación rigurosa, cuando cometen malas prácticas y graves daños, se les quita la concesión, se caduca, estoy segura que allí las empresa obrarían mejor, pero estamos frente a una legislación muy débil y entre comillas se supone que ha ido mejorando, pero esas mejoras en la práctica no las ve mucho. Por eso, todo lo que está pasando en el sur es un llamado de atención para las autoridades para que pongan cuidado de que hay que hacer las cosas bien y parte por escuchar a las comunidades, a los actores locales, que estamos preocupados de lo que está pasando en nuestro mar”.
Desde el extremo sur, Haydeé Águila, quien pertenece a una de las comunidades Kawésqar en la Patagonia Austral, Región de Magallanes, señala: “Ante la sobre producción, lamentablemente aquí en Magallanes hacen oídos sordos y venda en los ojos, porque el actual gobierno que está aquí en la región sabe todo esto y no hace absolutamente nada. Medio Ambiente o Sernapesca es exactamente lo mismo, o sea, no se está haciendo absolutamente nada. Cuando uno habla con los referentes marítimos, también, entonces es como gritar en el vacío pidiendo por favor de que se normalice eso y en realidad, el gobierno actual, simplemente hace nada.”
Frente a la actual polémica que se vive en los territorios y el interés de las empresas por la vida de los mares, la dirigente es categórica: “Las salmoneras se basan en los puestos de trabajo, en el apoyo sobre la dependencia laboral y le interesa cero que el mar se muera”.
Sobre el rol del gobierno, Haydeé Águila , señala: “El presidente Boric debería cumplir lo que dijo, que tengamos un país armónico en medio ambiente, armónico en todo el sentido de la palabra, y que salgan las salmoneras en el estado en que están y que no sea Magallanes zona de sacrificio y no solo a causa de las salmoneras, sino todas las empresas industriales que se han instalado, entonces el presidente debería obrar para que ya no sigan mutilando el territorio y a los pueblos originarios, porque estamos siendo mutilados y violados todos los días y la mar, la están matando”.