Declaración de Unidad-MPT: sobre la vergüenza y el socialismo en Chile

“Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen… ni con la fuerza


Autor: Wari

“Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen… ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos…”

(Discurso Salvador Allende en Radio Magallanes horas antes de su muerte.)

Unidad-MPT es una organización agrupada en el Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores de Chile, cuyos objetivos cardinales son la unidad política de los asalariados y pueblos en el país para conquistar un gobierno de las grandes mayorías, la emancipación social y la felicidad humana, sobre los pilares del socialismo anticapitalista de los pueblos y los trabajadores. Frente a la nueva ofensiva norteamericana en pos de restablecer su hegemonía dañada en “su patio trasero”, en solidaridad con el pueblo de Cuba y su gobierno, declaramos en conciencia y en acto:

1. Ante la nueva escalada imperialista, tanto del gobierno norteamericano, como de algunos europeos, contra el pueblo de Cuba y sus dirigentes, empleando esta vez política y mediáticamente la muerte en huelga de hambre de un delincuente común transfigurado en disidente político, no es extraño que en Chile la derecha tradicional y sectores de la Concertación se hagan parte del coro hipócrita bajo la supuesta demanda de la defensa de los derechos humanos en La Mayor de las Antillas.

2. Por mucho, este no es el primer, ni será el último intento de los enemigos de la soberanía y autodeterminación del pueblo cubano por emporcar un territorio humano que ha debido y sabido hacer frente desde hace medio siglo a las pretenciones  anexionistas del imperio más poderoso, depredador, belicoso y antisocial de la historia de la Humanidad. La independencia política de Cuba ha costado enormes sacrificios a sus hijos.

3. Lo particular, en esta repetida embestida imperial, corresponde a que la bancada parlamentaria del Partido Socialista de Chile, la tienda del Presidente Salvador Allende -amigo insobornable del pueblo de Cuba y quien fuera en vida un defensor incansable de la solidaridad de los pueblos y los trabajadores del mundo entero-, saliera junto a los habituales enemigos del pueblo cubano exigiendo, con arrogancia y descaro ya habitual, «la libertad de los presos políticos» en ese país.

4.  No es necesario hablar aquí de las innumerables formas ni cuántos medios ha empleado históricamente el imperalismo para doblegar la voluntad autónoma del pueblo de Cuba. No se detallará aquí la infamia del bloqueo económico, los incontables atentados pagados, la ruindad criminal y la naturaleza inhumana que exuda odio desde el Pentágono desde hace décadas contra un pueblo que ha practicado contra todas las leyes del egoísmo y la indolencia del orden capitalista, la solidaridad internacional, la cooperación permanente, y ha concentrado en su derrotero la esperanza de gran parte del Continente y el mundo.

5.  Aquí no es necesario repetir datos sobre la estatura educacional y sanitaria en beneficio del conjunto del pueblo cubano y de otros pueblos del planeta, desarrollado en medio del acoso norteamericano y sus inagotables medidas y recursos gastados con el fin de exterminar la decisión ética y política de millones de cubanos por decidir su destino colectivo, de acuerdo a sus modos, según su propia historia.

6. Estas líneas, en verdad, tienen que ver con la verguenza. La arrogancia y la falta de decoro justamente de los que han cerrado su conciencia frente a la existencia de los presos políticos en Chile y que no han tenido el valor de presentarse en la embajada yanqui para exigir la libertad de los cinco cubanos antiterroristas presos en EEUU, o para reclamar el fin del bloqueo económico contra la Isla que otrora acogiera y protegiera, derrochando solidaridad, a tantos militantes socialistas y no socialistas, perseguidos tras el golpe militar de 1973.

7.  Con modestia, pero con firmeza, exigimos solicitar disculpas al pueblo cubano y a su gobierno por las declaraciones de los parlamentarios del que fuera, hace mucho, el Partido de Salvador Allende. Es cierto que esa tienda política hace años dejó de ser socialista y popular, y con el tiempo hipotecó uno a uno sus principios y su estrategia, hasta hacerse parte  de los pocos que mandan en Chile contra los intereses de las grandes mayorías. El mismo puñado que de manera estratégicamente antipopular y deshonrosa ha privatizado en nuestro país los recursos naturales, destruido los derechos sociales, pulverizado la soberanía nacional, y convertido a Chile en una de las naciones más injustas y desiguales del planeta en todos los planos.

8. A diferencia de Cuba, la democracia en Chile se reduce a votar cada cuatro años por los administradores que imponen las corporaciones y la clase minoritaria, propietaria y rentista, excluyente y enemiga de los valores y derechos elementales de las personas, trabajadores, mapuche, mujeres y jóvenes. En Chile la economía, las relaciones sociales y la política expresan al desnudo la concentración privada del trabajo colectivo de las grandes mayorías. En Chile la ideología dominante es el fundamentalismo de los aspectos formales de una democracia tutelada, colonialmente heredados de la revolución francesa. Ello, junto a la adoración de los ídolos del mercado –“mano invisible” que ha demostrado una vez más su incapacidad de resolver los problemas de Chile y los chilenos- y que se niega a comprender que la democracia real, basada en la soberanía de los pueblos y los trabajadores, es la solución necesaria y posible frente a los desafíos que el siglo actual reclama para avanzar hacia nuestra segunda y definitiva independencia.

9. El calor que ha puesto la bancada socialista del parlamento chileno contra Cuba, es el reverso de su fría y miserable conducta respecto de los presos políticos  mapuche, la criminalización de la pobreza y las demandas sociales, la profundización de las inequidades y la consolidación de un tipo de sociedad, inaugurada por el pinochetismo, cuyo continuismo no ha hecho más que consolidar los dolores sociales, la acumulación por despojo de la especulación financiera y los grandes capitales transnacionales, el beneficio  siempre de los menos ante la explotación  e  infelicidad de los más.

10. Nuestra vergüenza –compañera de nuestras más firmes convicciones- esta vez, tiene que ver con que Cuba no sólo albergó a miles de chilenos perseguidos durante los años más oscuros de la dictadura militar en Chile. No sólo tiene que ver con su solidaridad extraordinaria y sin cuentas mezquinas a la hora de cobijar chilenas y chilenos, compartir su pan y su techo, su amistad invaluable, incluso en esta hora dura de terremotos a través de servicios médicos y preocupación sincera y concreta.

11. Nuestra verguenza también tiene que ver con que muchos de los que hoy acusan con cinismo y mano ajena al pueblo cubano y a sus dirigentes fueron beneficiarios directos de esa solidaridad sin cálculo ni medida. Al respecto, la bancada parlamentaria del PS, ofrece muestras ingratas de oportunismo, indecoro y descomposición ética. Son ellos los que renuncian a los principios declarados en el papel, aunque por la gravedad de sus actos la renuncia a los principios socialistas es francamente menor y colateral. Suficiente es la falta de humanidad y la subordinación a las estrategias de dominación del imperialismo norteamericano.

12. Pero no importa, en esta hora, la actitud de quienes han transformado la política en una corporación que arroja beneficios como cualquier empresa privada. De nuestra propia verguenza, del más profundo humanismo que conmueve a los actuales luchadores sociales chilenos y chilenas sacamos luz y sentido para continuar la pelea larga por una Latinoamérica  de libres e iguales, donde Cuba, con sus aciertos, dificultades y desafíos, continúa resumiendo la dignidad insobornable de todo un pueblo.

UNIDAD – MPT

Marzo de 2010

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