Martin Pandy, presidente del patronato de la comunidad garífuna hondureña de Corozal, fue una de las tres personas asesinadas, en lo que presuntamente constituyó un acto de sicariato, denunció un destacado miembro de ese colectivo.
«El Narcoestado está exterminando a mi pueblo garífuna. Que dolor y que impotencia, acaban de asesinar a nuestro gran hermano Martin Pandy, presidente del patronato de la comunidad garífuna de Corozal (norteño departamento de Atlántida) y dos hermanos más y varios heridos», escribió en su perfil de la red social Facebook el defensor de esa etnia Luther Castillo Harry, médico graduado de la Escuela Latinoamericana de Medicina, en Cuba.
El diario La Prensa que se edita en la ciudad de San Pedro Sula (norte), capital industrial de Honduras, reseñó que un grupo de hombres armados llegó al centro comunal de Corozal, donde estaban reunidas varias personas.»Mi [casi destruido] pueblo Corozal, nuevamente es víctima de la delincuencia organizada, que se ha instalado a la vista permisiva de las entidades de seguridad en el área. Que de forma cínica, facilitan la criminalidad que asesina a nuestra gente, extorsiona a nuestros emprendedores y saquea nuestros recursos», añadió el doctor Castillo.
Pandy era un emprendedor que trataba de sacar adelante a su familia con el trabajo en una pulpería (bodega de abarrotes).»Presidente del patronato y uno de los líderes más accesibles de la comunidad, que integró esfuerzos con jóvenes líderes, con los rastas, con otros emprendedores, con profesionales, con líderes garífunas en el extranjero, para atender las demandas de todos los habitantes», lo describió Castillo Harry.
El crimen contra Martin Pandy ocurrió un día después de cumplirse cinco años del asesinato de la lideresa del pueblo lenca y renombrada ambientalista hondureña Berta Cáceres.
En recientes declaraciones la diputada Olivia Zúñiga (Partido Libertad y Refundación, izquierda) e hija de Cáceres, recordó entre muchos crímenes de los últimos 10 años en Honduras el asesinato de más de 100 campesinos en el Bajo Aguán (norteño departamento de Colón) y la desaparición forzada (el 18 de julio de 2020) de cuatro garífunas en la zona norte de Honduras, «de quienes hasta hoy no tenemos información sobre su paradero».
Cortesía de Sputnik
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