La diversificación de la matriz energética y la promoción de las energías renovables es la estrategia que parte importante de los países del mundo está promoviendo para enfrentar el aumento de la demanda de energía, controlar las emisiones de gases de efecto invernadero y diversificar su matriz de abastecimiento energético.
Chile ha dado sus primeros pasos hacia una mayor participación de las energías renovables no convencionales, especialmente a la energía eólica. Lo que aún falta por entender es cuáles serán los efectos más relevantes de su incorporación al sistema eléctrico. Para comenzar, lo primero que debemos entender es que este tipo de generación eléctrica tiene las siguientes cualidades intrínsecas:
1- Independiza al país del abastecimiento y volatilidad de precio de los combustibles fósiles. El solo hecho que más del 90% de nuestro combustible primario provenga del extranjero, muchas veces de países políticamente inestables, nos pone en una posición tremendamente débil.
2- Tienen todos sus costos internos y externos incorporados. Los mismos estudios que comparan el costo de generación eólica vs combustibles fósiles no indican los costos externos generados por éstos últimos. En este punto, el Estado es el único que puede incorporar esos costos gravando a quien genera la externalidad. Ejemplos se pueden encontrar en los impuestos a los cigarros o el alcohol, por los que se paga el daño que generan a la sociedad.
3- Reducen la exposición de nuestras exportaciones a barreras arancelarias. Dada nuestra realidad de país exportador, es necesario asumir que nuestra futura competitividad internacional estará dada en parte importante por la huella de carbono de nuestros productos, donde claramente no vamos por un buen camino, tal como lo ha señalado en reiteradas oportunidades Ricardo Lagos, actual enviado especial de la ONU para el cambio climático.
Ahora bien, en el caso de la energía eólica, es fundamental derribar algunos mitos:
Mito1: Es una energía alternativa
En el año 2008, Europa y Estados Unidos instalaron energía eólica por sobre cualquier otra tecnología, dejando de ser hace muchos años una tecnología alternativa o de menor relevancia.
Mito 2: Es muy cara
Frente a esto, hay que hacer algunas preguntas: ¿cara comparada a qué y en cuál horizonte de tiempo? ¿cara considerando todas las externalidades de las tecnologías en comparación? ¿cara considerando que tendremos un precio asegurado por más de 50 años y que el viento, es gratuito y disponible en todo el país y además sin sequías como la lluvia? Aquí hace falta un análisis financiero bastante más profundo que sólo el costo por megavatio instalado o el costo marginal. Una participación superior de las energías renovables no convencionales disminuye el riesgo de la matriz y si le ponemos un precio al riesgo el costo de la energía en su total también disminuye.
Mito 3: Las variaciones en el viento obligan a contar con centrales de respaldo
Si bien el viento es variable, es altamente predecible durante el año. El operador del sistema puede perfectamente balancear la demanda entre todas las tecnologías disponibles. A suficiente capacidad eólica instalada a lo largo de todo el país, el efecto del menor factor de planta disminuye ostensiblemente, dado que tenemos diversos regímenes de viento que se complementan unos con otros.
El gran valor de la energía eólica es que permite enfrentar los problemas ambientales, sociales y económicos que generan alternativas como las centrales termoeléctricas o las grandes centrales hidroeléctricas de embalse. No es coincidencia que exista hoy en día una enorme presión por detener el avance de ambas tecnologías, siguiendo la tendencia del resto del mundo desarrollado o en vías de desarrollo.
Es necesario un debate serio sobre la matriz energética, pero es clave que en él se representen claramente todos los aspectos de cada tipo de generación y no que todo sea analizado desde un perfil tradicional basado exclusivamente en las grandes represas y las centrales a carbón. Para ser estable, eficiente y sustentable, nuestro sistema eléctrico requiere que todas las fuentes actúen de forma complementaria e integrada.