México – Hoy, 6 de febrero, se ha cerrado un capítulo doloroso en la historia de la minería mexicana. Tras 918 días de angustiosa espera, los restos del décimo y último minero atrapado en la mina «El Pinabete», en Coahuila, han sido rescatados.
Este hallazgo, realizado por el Comando Unificado integrado por la CNPC, CFE, Sedena y FGE de Coahuila, pone fin a la búsqueda y permite a las familias iniciar el proceso de duelo.
Un recuerdo amargo de la precariedad laboral
La tragedia del Pinabete, ocurrida el 3 de agosto de 2022, cuando una inundación atrapó a 10 mineros, evidenció la precariedad laboral y la falta de supervisión en la minería mexicana.
Durante meses, las labores de rescate se vieron obstaculizadas por las difíciles condiciones de la mina, poniendo de manifiesto la falta de inversión en seguridad y la negligencia de las empresas mineras.
Un rescate que no calla la exigencia de justicia
Si bien el rescate de los cuerpos es un paso importante, no es suficiente para reparar el daño causado a las familias y a la sociedad.
La lucha por la justicia y la exigencia de condiciones laborales dignas y seguras en las minas deben continuar.
Es necesario investigar a fondo las causas del derrumbe, identificar a los responsables y garantizar que se tomen medidas para evitar que tragedias como esta se repitan.
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El gobierno de México, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum, ha expresado su compromiso con las familias de los mineros atrapados en «El Pinabete».
Sin embargo, es fundamental que este compromiso se traduzca en acciones concretas, como la implementación de protocolos de seguridad más estrictos, la supervisión rigurosa de las minas y la sanción de las empresas que pongan en riesgo la vida de sus trabajadores.
Fotografía: Redes
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