Día Mundial de la Alimentación: 40% de la humanidad no puede acceder a una dieta saludable

La ONU alerta que la crisis climática puede traer un hambre sin precedentes en el planeta.

Día Mundial de la Alimentación: 40% de la humanidad no puede acceder a una dieta saludable

Autor: Félix Eduardo Gutiérrez

Cerca del 40 % de la humanidad, unos 3.000 millones de personas, no pueden permitirse una dieta saludable. El hambre, la subalimentación y la obesidad van en aumento, alertó António Guterres, Srecretario General de la ONU, al celebrarse este 16 de octubre el Día Mundial de la Alimentación.

Explicó Guterres que esta situación ha empeorado con la aparición de la pandemia del coronavirus, dejando a otros 140 millones de personas sin acceso a los alimentos que necesitan.

Dijo el alto funcionario que, además, la forma de producir, consumir y desperdiciar la comida “supone una pesada carga para el planeta” y produce “una presión histórica sobre nuestros recursos naturales, nuestro clima y nuestro medio natural”.

“Como deja claro el tema de este año -Nuestras acciones son nuestro futuro-la facultad de cambiar está en nuestras manos”, recordó el Secretario General.

Cambio climático otra amenaza

Un nuevo análisis conducido por el Programa Mundial de Alimentos destaca que, si la temperatura mundial acaba registrando un aumento medio de 2ºc respecto a los niveles preindustriales, unos 189 millones de personas adicionales terminarán sufriendo hambre.

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El hambre en el planeta va en aumento. Foto: WEB.

El hallazgo se hizo público un día antes de la celebración del Día Mundial de la Alimentación que se conmemora cada 16 de octubre.

El encargado de esbozar este complejo escenario fue David Beasley, director ejecutivo del Programa, al afirmar que «grandes extensiones del planeta, desde Madagascar hasta Honduras y Bangladesh, están sumidas en una crisis climática que es ya una realidad cotidiana para millones de personas. La crisis climática está fomentando una crisis alimentaria».

A modo de ejemplo, el Programa destaca que decenas de miles de vidas están en peligro en el sur de Madagascar, uno de los muchos lugares del mundo en los que el cambio climático ha favorecido las condiciones de hambruna.

El país africano ha sufrido una serie consecutiva de sequías que han conducido a casi 1,1 millones de personas a una situación de hambre severa. Casi 14.000 de ellas se encuentran en una situación similar a la hambruna y se espera que esta cifra se duplique para finales de año.

El 63% de los habitantes del sur de Madagascar son agricultores de subsistencia que han presenciado el derrumbe de sus medios de vida y la extinción de su única fuente de alimentos debido a la sequía.

Un tercio de los afganos pasa hambre

Pero los problemas para algunas de estas naciones no se detienen con las crisis climáticas y hay que sumarles un devastador elemento adicional: la aparición de conflictos. La combinación de ambos elementos agrava las vulnerabilidades existentes y magnifican los daños, la destrucción y la desesperación. 

Los fenómenos climáticos extremos en las zonas afectadas por el conflicto destruyen los ya escasos recursos de que disponen las familias e incluso obstaculizan los esfuerzos humanitarios que llegan a las comunidades.

En Afganistán, la grave sequía ligada al conflicto y a las dificultades económicas ha dejado a un tercio de la población pasando hambre.

«Si esta es la nueva situación de normalidad, no podemos seguir tambaleándonos de desastre en desastre. Tenemos que ir más allá de limitarnos a recoger los pedazos tras las crisis, y en su lugar gestionar los riesgos climáticos para que ya no tengan el poder de destruir la seguridad alimentaria de las comunidades vulnerables. Aquí es donde aparece la experiencia exclusiva del Programa Mundial de Alimentos», añadió Beasley.

Falta inversión

 La agencia de la ONU ha movilizado casi 300 millones de dólares para la acción climática en la última década. En 2020, puso en marcha estrategias para la gestión de riesgos climáticos en 28 naciones de las que se beneficiaron más de seis millones de personas.

En Bangladesh, el Programa apoya a las comunidades afectadas por los fuertes monzones y las inundaciones con ayuda en efectivo antes de las catástrofes para que puedan comprar alimentos y medicinas, proteger los bienes críticos y transportar el ganado y las familias a lugares seguros.

Además, ha protegido de las sequías con un seguro de riesgo climático a 1,5 millones de personas en Malí, Mauritania, Burkina Faso, Zimbabue y Gambia.

«Necesitamos invertir urgentemente en sistemas de alerta temprana y en programas de adaptación y resiliencia climática para evitar este desastre humanitario que se avecina», finalizó Beasley.

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