«Hay un aroma de Dubai en China.» De este modo califica la burbuja inmobiliaria que se ha inflado en China el editor para ese país del Financial Times, en un artículo del 7 de enero del 2010.
Relata como en Tianjin, a dos horas de Beijing, se está construyendo un vasto complejo de villas de lujo, construidas en grupos con nombres de continentes, que conforman un mapa del mundo, incluyendo el segundo hotel de siete estrellas del mundo, junto al de Dubai, también con una cancha de esquí adentro. Al menos, escribe el editor de China del FT, la temperatura en Tianjin era de -11ºC el día que escribió el artículo, comparada con los 23ºC de Dubai el mismo día.
Según el artículo, en los doce meses a noviembre del 2009, los precios promedio de las viviendas nuevas subieron un 68 por ciento en Shanghai, 66 por ciento en Beijing y 51 por ciento en Shenzhen. El diario China Daily ha reportado que como proporción de ingresos, China es ahora el país más caro del mundo.
Un artículo del Wall Street Journal publicado por El Mercurio del 22 de enero del 2010, incluye el gráfico que se adjunta, que muestra que los chinos deben destinar hasta casi veinte años de sus ingresos a para comprar un departamento de 100 metros cuadrados en Beijing. Según este artículo, las inauguraciones de obras han experimentado un salto de 75 por ciento respecto del mismo período del año precedente.
Claro, dice el editor de China del FT, la urbanización tiene un ritmo tan rápido allí que se espera que más de 400 millones de personas se muevan las ciudades en los próximas dos décadas, lo que equivale a 322 Dubai. Sin embargo, agrega, hay un hecho que hace dudar incluso a los más entusiastas desarrolladores inmobiliarios: las cuadras y cuadras de departamentos de lujo vacíos en muchas ciudades chinas.
La causa de la explosión del boom inmobiliario chino durante el último año se encuentra en el verdadero chorro de crédito que ha abierto el gobierno, para sostener la economía frente al derrumbe de sus exportaciones. El año pasado los bancos estatales inyectaron créditos por casi el 30 por ciento del PIB y en las primeras dos semanas de enero del 2010 sumaron más de 160.000 millones de dólares, según informa el Financial Times del 21 de enero del 2010.
Preocupados por todo el asunto, las autoridades chinas puesto algo de freno al asunto, incluso un banco sencillamente apagó los sistemas computacionales de otorgamiento de créditos, según informa este último artículo.
Manuel Riesco
Economista CENDA