Ecuador se ha convertido en el mayor traficante de fauna silvestre de Latinoamérica

La mayoría de los animales son traficados y comercializados en Guayaquil y sus alrededores, pero la realidad impacta a escala nacional

Ecuador se ha convertido en el mayor traficante de fauna silvestre de Latinoamérica

Autor: Sofia Belandria

Ecuador se ha convertido en el primer país de la región andino-amazónica en reportar la mayor cantidad de noticias relacionadas al tráfico ilegal de fauna silvestre, según indica un estudio realizado por por la organización Wildlife Conservation Society (WCS) a la que tuvo acceso El Universo.

De acuerdo a ese reporte, entre enero y junio de 2021, se reportaron en Ecuador 162 noticias sobre la caza furtiva, tráfico y comercio de animales silvestres, una cifra que triplica los registros Bolivia y Colombia. Los datos de Bolivia —en ese mismo periodo— contabilizaron 68 noticias; mientras que en Colombia se produjeron 65.

Los otros dos países que completan los cinco más perjudicados son: Perú, con 34 casos; y Brasil con 22. Recientemente, un oso perezoso fue asesinado por un hombre en Ecuador, que registró el hecho en video para después vender la carne del animal. Ante esto, el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica de Ecuador informó que había efectuado una denuncia ante Fiscalía para judicializar al presunto responsable.

El jefe de la Unidad Nacional de Policía de Protección del Medioambiente, William Reyes, aseguró a ese mismo medio que para luchar contra el tráfico de animales han decidido aumentar los patrullajes hacia el Oriente del país, porque es la región donde hay más caza furtiva y se extraen más especies. «Además, hacemos operativos en puertos, aeropuertos, carreteras y sectores fronterizos porque (los traficantes) buscan sacar a estos animales del país», explica.

La caza furtiva es considerada por la WCS como una de las cinco actividades que más dinero recauda para el crimen organizado en el planeta, razón por la que el combate al tráfico de fauna silvestre requiere una red de operadores de justicia que pueda frenar este delito.

«La lucha frente a los delitos contra la vida silvestre requiere de una coordinación y cooperación sin precedentes entre los actores de la sociedad civil, los organismos encargados de la aplicación de la ley y el sector privado», agrega la WCS, y señala que el tráfico de animales es una amenaza contra las poblaciones de diversas especies del mundo, porque también existe una alta demanda internacional de especímenes vivos.

Métodos para la extracción ilegal

El jefe policial de la unidad de Medioambiente dice que la zona más problemática es la Amazonía ecuatoriana, ya que la biodiversidad de la región y su gran extensión permite a los traficantes entrar y salir, e incluso recurrir a métodos para sacar a los animales como, por ejemplo, pegarlos con cinta a sus cuerpos para evadir los controles.

«Luego del tráfico de drogas, personas y armas, está el de animales. Debido al volumen de dinero que se maneja, los criminales buscarán un millón de formas para seguir con el delito», indica Reyes, quien señala que constantemente capacitan a los funcionarios sobre las leyes y procedimientos para frenar estos delitos.

Entre los animales más afectados por el tráfico ilegal están el oso perezoso, la boa constrictor, los monos, búhos, ocelotes, guacamayos, tortugas, entre otras especies.

«Sin compradores, no habrá traficantes»

En Ecuador, desde 2018, hay una fundación llamada Proyecto Sacha que está dedicada al rescate de animales que son extraídos de sus lugares de origen para ser comercializados.

La fundación recibe y da tratamientos a las distintas especies que llegan a sus centros veterinarios asociados. La mayoría de estos animales son traficados y comercializados en Guayaquil y sus alrededores, pero la realidad impacta a escala nacional.

La fundación resalta que aunque ayudan a salvar las vidas de los animales, en la gran mayoría de ellos hay secuelas irreversibles que no les permitirán poder movilizarse, cazar correctamente o volver a la vida animal.

Por esa razón, sostienen, la lucha que debe darse se tiene que enfocar en «acabar con el comercio y tráfico de fauna silvestre», por que «si no hay comprador, no hay vendedor», una frase que comparte el jefe de la policía William Reyes, al afirmar que «sin compradores, no habrá traficantes».

Cortesía de RT

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