En medio de la situación de emergencia que se vive en Chile debido a los voraces incendios forestales registrados en los últimos días, las únicas beneficiarias son las grandes empresas madereras, que resultan con ganancias económicas.
Así lo consideró el analista internacional Eduardo Artés, quien explicó que con este tipo de negocio “no hay ningún valor agregado, más aun el cuidado de los bosques ya plantados requiere de muy poca mano de obra, por lo tanto, no genera trabajo, no genera riqueza para el país, porque la riqueza queda en estas familias dueñas de plantaciones, que además tienen seguros y tienen una subvención estatal por las mismas plantaciones, es decir, un negocio redondo”
Durante su participación en el programa BTV Internacional que transmite Bolivia TV, el también excandidato presidencial aseguró que la problemática “es un tema del modelo, del modelo productivo que fue colocado a sangre y fuego a partir de la dictadura militar fascista de Augusto Pinochet, y que los sucesivos gobiernos neoliberales han llevado adelante”
“Estamos frente a una situación conocida, repetitiva, ya que el Estado no toma medidas de antelación, no funciona la prevención, pero, más aun, hay que problemas que son muchos más de fondo. Siempre existe alguna justificación para explicar el origen de los incendios forestales ya sea echarle la culpa a la lucha del pueblo – nación mapuche y quemada de bosques por parte de ellos o simplemente a una crisis ambiental de carácter mundial”, consideró.
En este sentido, señaló que “la verdad es que estamos frente a la introducción del monocultivo de árboles madereros para la exportación de grandes dimensiones, de muchas hectáreas, prácticamente de todos los terrenos que pertenecieron en su momento al pueblo – nación mapuche. Esto está en manos de muy pocas familias, las cuales exportan en bruto la madera”.
Asimismo, advirtió que hay casos en los que ha sido demostrado que parte de los incendios son de carácter intencional debido a la mala calidad del producto y de alguna manera los seguros se hacen cargo.
“El pueblo, los campesinos, los pueblos originarios, los pobladores de las pequeñas localidades son los que sufren, los que ven sus viviendas consumidas por el fuego año tras año y los que involucran los muertos. Las ganancias, como siempre, se las llevan las grandes empresas madereras”, finalizó Artés.