Una investigación publicada por el ‘New York Times’ reveló que los costosos planes para deshacerse de estos residuos de la época de la Guerra Fría han fracasado rotundamente, abriendo el riesgo de una crisis de salud pública mayor.
En el artículo, titulado «Un legado venenoso de la Guerra Fría sin solución», el diario norteamericano asegura que «es posible» que no vaya a funcionar el plan de 528.000 millones de dólares del Gobierno de EEUU para limpiar 54 millones de galones de desechos radiactivos por fabricación de bombas.
Según explica la nota, este residuo proviene de la producción del Departamento de Energía de EEUU, entre los años 1950 y 1990, de cuatro bombas nucleares por día. De acuerdo a la investigación, los responsables extraían los dispositivos de fábricas construidas apresuradamente y «con pocos resguardos ambientales, que dejaron un vasto legado de desechos radiactivos tóxicos».
«En ninguna parte fueron mayores los problemas que en una planta de la ciudad Hanford, en el estado de Washington, donde los ingenieros enviados para limpiar el desorden después de la Guerra Fría descubrieron 54 millones de galones de lodo altamente radiactivo que quedaron de la producción del plutonio en las bombas atómicas de Estados Unidos, incluida la lanzada sobre la ciudad japonesa de Nagasaki en 1945», señala la nota.
El New York Times afirma que los tanques subterráneos de la planta estaban filtrando desechos venenosos hacia el río Columbia, a solo nueve kilómetros de distancia, por lo que las autoridades del Departamento de Energía durante la Administración del presidente Bill Clinton decidieron estabilizarlos para su eliminación permanente, lo que presentó un problema químico de alta complejidad.
«Los ingenieros pensaron que lo habían resuelto hace años con un plan elaborado para bombear el lodo, incrustarlo en vidrio y depositarlo en lo profundo de las montañas del desierto de Nevada. Pero la construcción de una planta de tratamiento químico de cinco pisos y 137.000 pies cuadrados (41.75 km²) para la tarea se detuvo en 2012, después de un gasto de 4.000 millones de dólares, cuando se descubrió que estaba plagada de defectos de seguridad», observa.
«La superestructura de la planta se ha mantenido sin usar durante 11 años, un potente símbolo del fracaso de la nación, casi 80 años después de la Segunda Guerra Mundial, para hacer frente de manera decisiva al legado más mortífero de la era atómica», añade.
¿Qué pasará con el desecho radioactivo?
En la nota se informa que el Departamento de Energía ha estado negociando con funcionarios estatales y la Agencia de Protección Ambiental de EEUU para volver a poner en marcha el plan de limpieza y eliminación de los residuos de la planta.
Sin embargo, el diario afirma que hay dudas entre exfuncionarios y especialistas sobre los posibles compromisos que se acordarán para reiniciar el proceso, eligiendo velocidad por encima de la calidad de la limpieza.
Y no se trata solamente de decidir qué hacer con la planta de Hanford. El medio estadounidense señala que hay plantas en Carolina del Sur, Washington, Ohio e Idaho que ayudaron a producir más de 60.000 bombas atómicas. Todas ellas contienen toneladas de desechos que seguirán siendo radiactivos durante miles de años.
«A diferencia de las plantas de energía nuclear, cuyos desechos consisten en gránulos de uranio seco encerrados en tubos de metal, las fábricas de armas manejan millones de galones de un lodo similar a la mantequilla de maní almacenado en tanques subterráneos envejecidos. Dos millones de libras de mercurio permanecen en los suelos y aguas del este de Tennessee. Las columnas radiactivas están contaminando el acuífero del Gran Miami cerca de Cincinnati», alertan.
La solución se reduce a elegir, sintetiza el diario, entre una limpieza costosa que dure décadas o una acción más rápida que deje una gran cantidad de desechos en su lugar. La búsqueda de una solución se ha prolongado tanto, añaden, que existe presión para producir algún resultado que justifique el gasto masivo, incluso si no cumple con las expectativas de lo que se había anunciado.
Esta necesidad de algún tipo de resolución rápida, advierte el NYT, «podría marcar un retroceso dramático de las promesas de larga data a los residentes cercanos, que experimentaron tumores de tiroides, reproductivos y del sistema nervioso vinculados (…) a la exposición durante la era de la producción de plutonio, de que el Gobierno se adherirá a los estándares de limpieza más altos posibles».
Con respecto a la planta de Hanford, el New York Times señala que la necesidad de una solución es urgente, dado el riesgo de que los desechos radioactivos contaminen el río Columbia, un sustento vital para las ciudades, las granjas, las tribus y la vida silvestre en dos estados.
Sin embargo, no todos creen que las autoridades retomarán el plan de limpieza. El especialista Gary Brunson, exdirector de ingeniería del Departamento de Energía en la planta de tratamiento de desechos, le dijo al diario que la limpieza en Hanford había sido un fracaso. «Han construido una de las ratoneras más complejas del mundo», dijo. «Nunca funcionará».
La realidad, agregó, es que lo más probable es que nunca se eliminen los 54 millones de galones de lodo (204 millones de litros) El exfuncionario cree que será cementado y dejado en su lugar para que lo enfrenten las generaciones futuras.
Fuente Sputnik
Seguir leyendo