Eduardo Giesen, de Chile, es coordinador para Latinoamérica de Campaña Global para Exigir Justicia Climática, quien es una de las orgánicas convocantes.
«La COP27 ha demostrado ser, como sus antecesoras, una gran cumbre de negocios, y no hay luces de que vaya a cambiar. Más de 600 lobbystas de la industria de los combustibles fósiles no han perdido su tiempo ni sus recursos gastados en venir hasta acá y demostrar que este espacio está altamente capturado por intereses corporativos, de este y otros sectores extractivos también»
La 27ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27), se desarrolla en Egipto y de acuerdo a su organización, se basa en los resultados de la COP26 para adoptar medidas en ciertas cuestiones esenciales para hacer frente a la emergencia climática, que incluyen desde la reducción urgente de las emisiones de gases de efecto invernadero, el fortalecimiento de la resiliencia y la adaptación a las consecuencias inevitables del cambio climático, hasta el cumplimiento de los compromisos de financiación de la acción climática en los países en vías de desarrollo.
“Ante la creciente crisis energética, las concentraciones récord de gases de efecto invernadero y el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos, la COP27 busca conseguir que se renueve la solidaridad entre los países para cumplir el histórico Acuerdo de París, que se adoptó en beneficio de las personas y del planeta”, señalan desde Naciones Unidas.
Por su parte, desde el martes 15 de noviembre, decenas de activistas y representantes latinoamericanos y del caribe se congregaron en la COP27 para hacerle frente crítico.
Ver a continuación, nota de Radio Juan Gómez Millas.
Asamblea de Latinoamérica y el Caribe resiste en Egipto: «La cop27 ha demostrado ser una gran cumbre de negocios»
Más de 40 activistas y representantes de América Latina y el Caribe presentes en la COP27 se reunieron este 15 de noviembre en el Centro de la Sociedad Civil por la Justicia Climática, en Shaarm El-Sheik, para compartir sus percepciones sobre el proceso de negociaciones. Ello en relación a las demandas de nuestros pueblos y organizaciones, y sobre el panorama político y social y las proyecciones en la región.
«Las y los asistentes compartieron su mala evaluación del desarrollo de la COP27, caracterizada por la captura corporativa, la escasa voluntad de avanzar en la reducción de emisiones y el pago de la deuda climática, así como por la creciente promoción de mecanismos de mercado y falsas soluciones tecnológicas», señalan las organizaciones a través de un comunicado. Las orgánicas convocantes fueron la Campaña Global para Exigir Justicia Climática, Climate Action Network-América Latina y la Circunscripción de Mujeres&Género.
Ante este desolador escenario, las y los presentes manifestaron su esperanza en que los gobiernos de América Latina junto con sus pueblos organizados avancen progresivamente en la unidad basada en el impulso del cambio paradigmático imprescindible para superar la crisis climática.
En este contexto, desde Shaarm El-Sheik, el coordinador para Latinoamérica y el Caribe de la Campaña Global para Exigir Justicia Climática e integrante del Colectivo Vientosur, Eduardo Giesen, declara su perspectiva al respecto. «La COP27 ha demostrado ser, como sus antecesoras, una gran cumbre de negocios, y no hay luces de que vaya a cambiar. Más de 600 lobbystas de la industria de los combustibles fósiles no han perdido su tiempo ni sus recursos gastados en venir hasta acá y demostrar que este espacio está altamente capturado por intereses corporativos, de este y otros sectores extractivos también», señala.
Eduardo Giesen.
«No hay voluntad política de parte de los gobiernos, menos de las grandes potencias de ir en el sentido real de lo que nosotros denominamos como «justicia climática», ni siquiera en la jerga más convencional de «acción climática», reporta desde la COP27.
«Nuestros países del tercer mundo y en particular de América Latina, están impulsando el discurso ya no sólo del financiamiento climático para la mitigación y la adaptación sino que también para el pago por las pérdidas y los daños. Ahí estamos hablando en la jerga de la justicia climática de la «deuda climática», pero la moneda de cambio para lograr introducir estos nuevos vocablos de pérdidas y daños en el texto oficial siempre es sobre la base del impulso de los mercados de carbono, la desregulación de estos mercados que ya en el marco de las Naciones Unidas son altamente especulativos», puntualiza Giesen.