De pequeño fui muy patriota. En 1812 ya existía una definición de ser patriota, 67 años antes a la definición que mi infancia originalmente adoptó. No es que yo haya nacido en 1879, más bien me refiero a que mi sentido patriótico chileno se basó completamente en lo que mi conciencia percibió de acuerdo a lo que leí y escuché de la Guerra del Pacífico. Rodeando a ese evento, los hitos históricos permanentes en mi conciencia fueron la Independencia de Chile y el Mundial del 62.
Por alguna aburrida razón, Historia era el ramo que menos me gustaba. Tener que aprenderme tantas fechas y nombres de personas no era precisamente algo que me motivara a aprender sobre el pasado del país donde nací. Sin embargo, me encantaba leer las historias de la Guerra del Pacífico y cómo el chileno corajudo logró defenderse de los malvados peruanos y bolivianos, sobre todo aquella heroica batalla ocurrida el 21 de Mayo de 1879.
Ya más adulto y con Internet a mi disposición, decidí buscar textos en inglés que me contaran esas heroicas batallas, pero con otro ojos, que fueran «otros» los que me dijeran que Chile era glorioso, indestructible.
Lo que encontré no fue precisamente lo que mi chileno corazón esperaba. No habían historias de hombres dando la vida por la patria, no fueron historias de malvados peruanos y bolivianos. Fueron relatos de personas asesinando a otras, de las más crueles maneras.
Pero no todo podía ser malo. Aún me quedaba la Independencia de Chile, aquel histórico evento donde nuestro Padre de la Patria Bernardo O’Higgins luchó contra los españoles para expulsarlos y darnos las libertad, sin embargo…
Nos han ocultado la historia. ¿Por qué? ¿De qué hablo? Pensemos un momento. La historia de un país que se supone que cumple 200 años no pueden ser tres o cuatro eventos, protagonizados por personas que ocupan los más altos cargos. ¿Qué hay del resto? ¿Qué hay de la demografía en crecimiento? ¿Qué hay de mineros, campesinos, pescadores?
¿Y los mapuche? ¿No son acaso ellos parte de la historia chilena? No debatiré eso por ahora.
Algo o alguien(es), por alguna razón, han tratado de bajarle el perfil a la historia cotidiana de Chile. ¿Fue la independencia de Chile un sentimiento total de la sociedad por ser una nación auto suficiente? Acabo de ver el documental Ciudad de Papel y me pregunto si el evento que allí se presenta será parte de nuestra historia. Donde ciudadanos se enfrentan entre sí, ciudadanos iguales, chilenos, y por qué no ¿patriotas? ¿Acaso cuando ocurrió la Independencia no habrían diferencias? ¿Por qué no?
Así pues, me he nutrido de nueva información sobre mi pasado como chileno, pero a medida que me informo mi conciencia patriótica se desnutre. Luego, leo el concepto de patriota de 1812 que dice: «…la Patria no es el suelo que pisan, ni son los cerros, ni los ríos, ni los arboles, ni las casas : que es otra cosa más digna ; la más excelente que salió de las manos del Autor Universal ; los hombres reunidos baxo un gobierno y unas leyes que á todos favorecen igualmente…». La Guerra del Pacífico fue por soberanía, ¿no? Fue por tener las salitreras, ¿no? Nosotros atacamos, no fue que nos defendimos, ¿no? ¿Acaso no fue una subida de impuestos que una nación impuso a un extranjero lo que gatilló la guerra? ¿El royalty minero que se discute en el Congreso no es lo mismo? ¿Nos atacarán?
¿Dónde está ese Chile de 1812? ¿No se supone que O’Higgins quería nuestra libertad? Pero según Ricardo de Titto, O’Higgins y San Martín dan instrucciones a un diputado (José Antonio de Irisarri) que viaja a Londres, entre las cuales dicen: «en las sesiones o entrevistas que tuviese con los miembros de Inglaterra y con los embajadores de las potencias europeas, dejara traslucir que en las miras ulteriores del gobierno de Chile entra a uniformar al país el sistema continental de la Europa y que no estaría distante de adoptar una monarquía moderada o constitucional, cuya forma de gobierno, más que otra, es análoga y coincide con la legislaciones, costumbres, preocupaciones, jerarquías, método de poblaciones, y aun en la topografía del Estado chileno; pero no existiendo en su seno un principia cuya dirección se encargue del país, está pronto a recibir bajo la constitución que se prepare, a un príncipe de cualquiera de las potencias neutrales que bajo la sombra de la dinastía a que pertenece, y con el influjo de sus relaciones en los gabinetes europeos, fije su imperio en Chile para conservar su independencia de Fernando VII y sus sucesores, metropoli, y todo otro poder extranjero» (Ricardo de Titto, 252-253).
Casi 100 años después (1907), un número entre 195 y 3.000 personas mueren en Iquique en una de las peores matanzas de la historia. «Una de las peores», porque han habido varias. ¿No incluyeron estos eventos en los libros de historia, que me hicieron leer y evaluaron, porque eran realidades muy crudas? ¿O porque no era conveniente que lo supiera? O’Higgins mató españoles para conseguir la Independencia, y aún así se aconseja no dejar ver, a los menores de edad, películas con violencia. Nuestra historia está llena de violencia.
Pero luego, supongamos tan sólo que podemos entender que la violencia fue un accidente. Algo inevitable y que por mucho que se trató de no llegar a ella, ésta vino y nos envolvió. ¿Por qué vino ella a nosotros?
Esfuerzo, coraje, «hijos del rigor», tenacidad, ingenio son cualidades del chileno, dicen. Pero pillaje, aprovechamiento, hacer trampa, «el cuento del tío» no, eso es del lumpen dicen «ellos» también. ¿Por qué el lumpen es así, por qué el chileno es así? ¿Son nuestras autoridades políticas corajudos, ingeniosos, «hijos del rigor»? ¿Acaso los 33 mineros en Copiapó buscaron quedar atrapados por ser esforzados, corajudos, ingeniosos, pillos o aprovechadores? No, claro, no debo mezclar las cosas. No son corajudos por quedar atrapados, son corajudos por resistir a la adversidad, sobrevivir.
Pero entonces, ¿qué los llevó a tener que ser corajudos para sobrevivir? La mina maldita que se los tragó, dirán «ellos». ¿Qué las llevó a ser «hijos del rigor» a todas esas personas que fueron asesinadas en Iquique por un sargento patriótico chileno? Un patriota mató a otros patriotas. ¿Esa fue la libertad que buscaba O’Higgins? ¿Habrá sido esa libertad la que nos hubiese ofrecido algún príncipe de alguna corona europea?
Creo entonces, que el chileno es, mayoritariamente, lumpen primero que todo. Y es todo lo demás debido a que ha tenido que sobrevivir a la adversidad impuesta, no por una malvada mina, un maldito tsunami o un marxismo comunismo intolerable. Ha sido impuesta por «ellos», esos que se dicen chilenos patriotas, pero que por dinero serían capaces de seguir siendo patriotas de otra bandera. Porque «ellos» saben, lo que el lumpen no sabe, y es que ese Chile de hitos históricos, victorias bélicas y cualidades heroicas no existe. Fue inventado por conveniencia. Los hechos están, tal vez hasta sean innegables, pero la interpretación de ellos pueden ser negados, porque no todos los hechos han sido dados a conocer.
No se puede aspirar a un «Chile más igual o mejor», porque no todos quieren eso. Y actualmente, los que mejor viven no compartirán lo ganado, a costa de los que sobreviven y que nacieron, sin haberlo elegido, en el territorio nacional.
Fotografía: Lorenzo Moscia