El golpe de Estado
El periodista, Hugo Guzmán, señala en El Siglo, que, específicamente la mañana del 5 de septiembre de 1970, comenzó todo. “Establecido el día anterior el triunfo del doctor Salvador Allende, candidato presidencial de la Unidad Popular, el 5/9 se produjeron reuniones en las sedes de los partidos Nacional y Demócrata Cristiano (DC), en oficinas de la embajada de Estados Unidos (EU) en calle Merced, en la residencia del dueño de El Mercurio, Agustín Edwards, y en las casas de altos oficiales castrenses y empresarios, de manera reservada”.
Agrega: “Fue el preludio de la planificación meticulosa, conspirativa y financiera para, primero, evitar que Allende se sentara en el sillón principal de La Moneda y, luego, apuntar a su derrocamiento”.
El secretario general del Partido Comunista, Lautaro Carmona, hizo ver que “el objetivo de derrocar a Allende se comenzó a orquestar antes de que él asumiera y de ello da cuenta el asesinato del general René Schneider materializado por grupos de ultraderecha y la CIA”.
“El agregado militar de EU en Chile, Paul Wimert, el jefe de la CIA en Santiago, Henry Hecksher, los generales Roberto Viaux y Camilo Valenzuela y un grupo de ultraderechistas, por órdenes impartidas desde la Casa Blanca acorde con el proyecto “Fubelt”, organizan y ejecutan el ataque contra Schneider. Wimert confesó que les entregaron a los terroristas chilenos 50 mil dólares, ocho metralletas, pistolas y gases lacrimógenos”, recueda Hugo Guzmán.
Otro hecho destacado por Gumán en El Siglo: “El suceso más grave ocurrió a primera hora del 27 de julio de 1973, cuando miembros de Patria y Libertad, del Comando Rolando Matus y conspiradores ligados a la Armada y la CIA, efectuaron una provocación en torno de la residencia del Edecán Naval del Presidente, Capitán Arturo Araya, haciéndose pasar por un grupo de ultraizquierda. Cuando Araya salió al balcón de su casa para repeler la agresión, recibió un disparo y a las pocas horas murió (…) Si hubo altos oficiales del Ejército ligados al crimen del general Schneider, en el caso del Capitán Araya los hubo vinculados a la Armada”.
El viernes 29 de junio de 1973, en el afán de derrocar al Presidente Salvador Allende, un grupo de oficiales del Ejército, al mando del coronel Roberto Souper, y dirigentes de Patria y Libertad, coordinados por Pablo Rodríguez, movilizaron tanques y tropa del Regimiento Blindado Nº2, Tacna, rodearon La Moneda y efectuaron disparos. Murieron 22 personas.
la marcha de las cacerolas vacías, la huelga de los mineros del cobre y la Ley de Control de Armas, la decisión de boicotear el plebiscito, ante el temor de que la ciudadanía respaldara a Salvador Allende, son también parte de los hitos que destaca Guzmán en el ambiente previo al golpde de Estado.
El combate de La Moneda: El relato de El Siglo
El Presidente Salvador Allende se mantuvo al frente de la defensa de la Casa de Gobierno, junto a escoltas del GAP, leales miembros de la Policía de Investigaciones, sus hijas Beatriz e Isabel, la encargada de la Secretaría Privada, Mira Contreras, su amigo y colaborador Augusto Olivares y otros asesores, ministros y funcionarios.
Se calcula que hubo 70 personas en la defensa de palacio.Alrededor de las 12:00 comenzó el bombardeo aéreo y un par de horas el jefe de Estado yacía muerto, cumpliendo su palabra de defender el mandato que el pueblo le había otorgado.
Con ese preludio, parte el relato de el periódico El Siglo sobre el golpe de Estado en la Moneda. Sus detalles se comparten a continuación:
“El Siglo”. A 50 años del golpe / A eso de las 07:45 horas del martes 11 de septiembre de 1973, el Presidente Salvador Allende ya estaba en La Moneda. Llegó acompañado de leales escoltas del GAP (Grupo de Amigos del Presidente), quienes esa jornada combatirían protegiendo al mandatario y posiciones de palacio. Jaime Sotelo fue el jefe de la batalla y combatieron Juan José Montiglio, Enrique Huerta, Antonio Aguirre, Óscar Avilés, Manuel Castro, José Freire, Daniel Gutiérrez, Óscar Lagos, Julio Moreno, Renato González, Jorge Orrego, Oscar Marambio, William Ramírez, Oscar Ramírez, Osvaldo Ramos, Juan Vargas, Luis Rodríguez, Julio Tapia, Héctor Urrutia, Óscar Valladares, Juan Osses, Hugo García, Luis González y Pablo Zepeda.
A las 9:00 estaban en la casa de Gobierno la jefa de la Secretaría Privada, Miria Contreras -“Payita”- y Beatriz “Tati” Allende, hija del mandatario. Patricia Espejo, integrante de ese equipo, fue impedida por carabineros de ingresar. Domingo Blanco, “Bruno”, jefe del GAP, junto a Enrique Ropert (hijo de “Payita”) y otros GAP, fueron arrestados en la Intendencia y luego asesinados. Dos periodistas, leales colaboradores de Allende durante años, estuvieron esa mañana junto al jefe de Estado: Augusto “Perro” Olivares y Carlos “Negro” Jorquera. Un momento que causó profundo dolor al Presidente, ocurrió cuando Olivares se suicidó en una oficina de palacio. También llegaron a La Moneda los médicos Danilo Bartulín, Enrique París, Óscar Soto, Arturo Jirón, Patricio Guijón, Hernán Ruíz, Patricio Arroyo, Alejandro Cuevas, Víctor Oñate, José Quiroga y Jorge Klein, junto a unas enfermeras.
Desde las 8:00 hubo ministros en palacio, algunos de los cuales efectuaron gestiones ante los militares y varios permanecieron en el edificio hasta el desalojo. Entre ellos, José Toha, Orlando Letelier, Carlos Briones, Edgardo Enríquez, Aníbal Palma, Clodomiro Almeyda, Jaime Tohá, Fernando Flores y el subsecretario Daniel Vergara. También estuvieron en palacio los colaboradores de Allende, Eduardo “Coco” Paredes, Joan Garcés, Osvaldo Puccio (junto a su hijo), Claudio Jimeno, Enrique Huerta, Arsenio Poupin y Jaime Barrios.
Hay cálculos de que hubo unas 70 personas en La Moneda, entre ellas Isabel Allende, hija del mandatario, el médico y Mayor de Ejército, Jaime Puccio, el periodista Sergio Contreras, el fotógrafo Adolfo Silva y la periodista Verónica Ahumada.
A mitad de la mañana, la Guardia de Palacio de Carabineros se retiró. Al igual que los edecanes militares. Por orden de Allende, dejaron su armamento y municiones. El general director de Carabineros, José María Sepúlveda, estuvo junto al Presidente, pero debió dejar el palacio al constatar que oficiales sediciosos lo habían destituido. El contingente de la Policía de Investigaciones destinado a la protección del Presidente de la República permaneció leal a su deber: Juan Seoane, Fernando del Pino, Carlos Espinoza, Quintín Romero, David Garrido, Eduardo Ellis, Pedro Valverde, Erasmo Torrealba, Douglas Gallegos, Carlos San Martín, José Sotomayor, Juan Romero, Luis Henríquez, Reinaldo Hernández, Héctor Acosta, Gustavo Basaure y Juan Collio.
Entre las 08:00 y las 11:00 se produjeron alocuciones de Allende por la radio. El mandatario fue conminado por oficiales militares a rendirse y se le ofreció un avión para abandonar al país, lo cual él rechazó, enrostrándole a los uniformados su traición.
El ataque a La Moneda comenzó alrededor de las 10:00 con artillería, tanques y fusiles, efectuado por elementos de Fuerzas Especiales del Ejército, Regimiento Tacna, Escuela de Infantería de San Bernardo, Escuela de Suboficiales del Ejército y Carabineros. El mando lo tuvo el general Javier Palacios.
Desde la mañana integrantes del GAP establecieron posiciones de combate en todas las alas de La Moneda, portando pistolas Browning, fusiles AK-47, subametralladoras UZI y Walter, y lanza cohetes RPG-7. El Presidente Allende se colocó un casco de guerra y empuñó el fusil AK-47 que le había obsequiado Fidel Castro. Recorrió las instalaciones, dio instrucciones y en algunos momentos combatió desde balcones de palacio. Ninguno dejó su puesto de combate en el momento del bombardeo, cerca de las 12:00.
El bombardeo al palacio fue realizado por aviones de guerra Hawker Hunter, tripulados, de acuerdo a informes no oficiales, por los oficiales de la Fuerza Aérea (Fach), Ernesto González, Fernando Rojas, Eitel Von Mühlenbrock y Gustavo Leigh Yañez, coordinados por el comandante Enrique Fernández.
La batalla más encarnizada duró unas cuatro horas. Balaceras intensas, explosiones, un incendio de proporciones, gran cantidad de humo, lanzamiento de gases lacrimógenos; todo fue estremecedor. El bombardeo se produjo ante la incapacidad de fuerzas golpistas terrestres de tomar La Moneda por la resistencia de los combatientes.
A eso de las 13:00, consumado el ataque aéreo, penetraron soldados al edificio. El Presidente Allende dio la última orden de salida a sus colaboradores y se quedó sólo en uno de los salones (…) De acuerdo con testimonios, gritó “Allende no se rinde, milicos de mierda”. Después de entrar al salón donde yacía el Presidente, el general Palacios reportó: “Misión cumplida. Moneda tomada, presidente muerto”.